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El Estado Islámico anunció el día 6 nuevas acciones en Europa
Expertos consultados por LA RAZÓN creen que Barcelona fue elegida por su atractivo turístico y la inestabilidad política
Expertos consultados por LA RAZÓN creen que Barcelona fue elegida por su atractivo turístico y la inestabilidad política.
El Estado Islámico anunciaba, en un documento difundido el pasado día 6, que «los soldados del Califato» van a cometer atentados en cualquier lugar. En especial hacían referencia a Occidente y, más en concreto, a Europa. Las polémicas sobre la masificación del turismo en la ciudad de Barcelona y la particular situación política por la que atraviesa Cataluña desde hace un par de años habrían contribuido, desgraciadamente, a elegir esta zona para cometer la acción criminal.
«Ya hemos demostrado en distintas partes del mundo que no hay fronteras para la yihad. La determinación de vivir bajo la Sharía (interpretación más rigorista de la religión musulmana) de proclamar su palabra no es algo que esté restringido a ciertas partes del mundo», decían. «La bandera del Estado Islámico va a ondear en todas partes del mundo, con el permiso de Alá aunque los enemigos de los creyentes odian eso», enfatizaban en ese documento los terroristas del grupo.
El atentado terrorista de ayer en Barcelona hay que enmarcarlo, según expertos consultados por LA RAZÓN, en esta estrategia. Cataluña es la comunidad de España en la que hay más musulmanes y desde distintas servicios de información se había advertido de la posibilidad de un atentado. Expertos españoles en la materia contemplaban esta hipótesis de trabajo, dada la importancia turística de la zona y la crispación política por la que atraviesa. No hay que olvidar que Cataluña es el destino preferido de los millones de turistas que visitan España en los últimos años. En los seis primeros meses del año, Cataluña ha recibido a más de 8,64 millones de visitantes, el 24% de los 36,37 millones que han elegido España como destino para pasar sus días de descanso.
Aprovechar la tensión
Los yihadistas, como ocurrió con el 11-M en varias estaciones de cercanías de Madrid, tratan de cometer atentados terroristas para provocar la mayor tensión posible y contradicciones entre los ciudadanos, los partidos políticos y las autoridades. Puede que la actual situación que se vive en Cataluña haya sido el caldo de cultivo para perpetrar la masacre de ayer.
La voluntad de atentar en Europa, el continente que más ha sufrido en sus ciudades la barbarie del Estado Islámico, ya fue objeto de alerta por parte de Interpol que, recientemente, difundió una lista de 173 sospechosos que podrían perpetrar acciones criminales en cualquier país del Viejo Continente. Estos individuos se habrían formado en los últimos meses para actuar en Occidente –principalmente en suelo europeo– en represalia por las derrotas militares que el Estado Islámico ha sufrido en sus bastiones de Siria e Irak. El problema que conllevan los terroristas de origen magrebí (algunos figuran en dicha lista), en especial los de Marruecos, es que algunos de ellos hablan perfectamente nuestro idioma o el de otros países europeos como Francia, Reino Unido o Alemania y conocen casi perfectamente sus costumbres.
El atentado con furgoneta forma parte de la estrategia de la banda yihadista, que recomendaba en el número 3 de la revista «Rumiyah» («Roma») utilizar camiones de gran tonelaje (o furgonetas), como hicieron el 14 de julio del año pasado en Niza y posteriormente en Berlín.
«A diferencia de las armas blancas, que pueden ser motivo de sospecha si las encuentran en nuestro poder. Los vehículos no representan ese problema debido a su utilización generalizada en todo el mundo».
«El uso de un camión es uno de los métodos más completos de ataque, ya que presenta la oportunidad del terror justo (sic) para cualquier persona que posea la habilidad de conducir un vehículo», agregan. «Es una de las más seguras y fáciles armas que se pueden emplear contra los infieles, uno de los métodos de ataque más letales y de mayor ‘éxito en la recolección’ de gran número de infieles». «El tipo de vehículo más apropiado para la operación –concluyen– es el de gran tonelaje, para lograr miseria y destrucción a los enemigos de Alá, demostrando una lección inolvidable para todos los obstinados empeñados en participar en la guerra contra el Estado Islámico».
A modo de lección
Como pasó ayer en Barcelona, y antes en Niza y Berlín, a los «infieles hay que castigarlos severamente y masacrarlos violentamente para que otros enemigos de los árabes y no árabes estén aterrorizados; y los castigados y masacrados se conviertan en una lección para los demás enemigos y en adelante tengan cuidado».
Incluían su propia «teorización» del crimen: «cuando se trata de iniciar un ataque, es importante definir el objetivo. El ataque de uno puede ser la cosecha de un gran número de muertos. Puede estar dirigido a perturbar la estabilidad financiera de una nación específica. Puede servir simplemente para aterrorizar a los enemigos de Alá y privarlos de un sueño tranquilo. En consecuencia, como el objetivo del ataque varía, el mujahidin debe elegir el método que mejor se adapte a la operación de que se trate». La elección de Barcelona parece clara por las razones antes citadas.
Los autores del manual de utilización del camión como arma terrorista parecen recrearse con el resultado final de este tipo de acciones criminales, al imaginar a decenas o cientos de «infieles bajo las ruedas del vehículo y el chasis; y dejando atrás un rastro de carnicería, aplastando sus cabezas, torsos y extremidades».
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