Política

Andalucía

Ferraz dice tener el aval de los barones para garantizar la estabilidad interna

Rubalcaba, ayer en el Congreso de los Diputados. A la derecha, Griñán recibe el aplauso de los suyos en el Parlamento andaluz
Rubalcaba, ayer en el Congreso de los Diputados. A la derecha, Griñán recibe el aplauso de los suyos en el Parlamento andaluzlarazon

En su ánimo nunca estuvo, ya lo hemos dicho, perturbar las aguas del PSOE federal, ni acelerar el calendario orgánico diseñado por Rubalcaba. Si lo hubiera pretendido, un amotinamiento en el próximo Comité Federal del 13 de julio de la federación andaluza hubiera dado al traste con los planes de la dirección federal. Pero, como decían ayer en Ferraz, «no vale lo que es, sino lo que parece». Y la decisión de José Antonio Griñán de no volverse a presentar a las elecciones y facilitar el relevo, a ojos de muchos, parece que pretendía no sólo poner contra las cuerdas el ya de por sí debilitado liderazgo de Rubalcaba, sino enseñar al secretario general la puerta de salida. Diga lo que diga y haga lo que haga el barón más influyente del PSOE ésta será la lectura que quedará grabada a fuego en la mente de propios y extraños. De ahí el malestar de la dirección federal con el andaluz, pese a que él sigue empeñado en desvincular su decisión de cualquier estrategia federal. «Ni es mi propósito ni es lo que he hecho», ha asegurado a todo el que le ha querido oír en las últimas 48 horas. José Antonio Griñán renuncia desde el Gobierno para facilitar un proyecto que va de la mano de una mayoría y además es de los que cree que el tiempo cuando se gobierna es de uno mismo mientras que cuando, como Rubalcaba, se está en la oposición hay que hacer todo lo posible por retrasar la aparición del que vaya a ser el candidato a las próximas elecciones. Su opinión es que «un candidato nuevo en la oposición se quemará pronto y más si no estuviera sentado en el Congreso». Esto es lo que el andaluz ha defendido hasta ahora y mantendrá en los órganos federales de partido. Tanto él como su vicesecretario general, Mario Jiménez, y la más que posible próxima candidata andaluza, Susana Díaz, se han comprometido con la dirección federal a ello. Por tanto quienes pretendan ahora hacer de Andalucía un aliado para alterar el calendario orgánico y la fecha de las primarias pinchan, de momento, en hueso. Se agitará el debate unos días y cuando pase el Comité Federal «la historia habrá acabado», pronostica un miembro del máximo órgano del PSOE entre congresos. Más allá de la perturbación generada, desde la dirección federal comparten el anterior análisis, y ponen en valor la reacción medida de todos los barones tras conocerse la decisión de Griñán. «Ni uno de ellos ha salido públicamente a pedir que Rubalcaba siga la senda de Griñán. Todo lo contrario, hay unanimidad en circunscribir el anuncio a la clave andaluza y no federal», defendía ayer en declaraciones a este diario la número dos del PSOE, Elena Valenciano, que por la mañana en los pasillos del Congreso decía que Rubalcaba «se siente muy joven» para seguir al frente de la organización y que el calendario de las primarias se mantiene. Y esgrimía para justificar esto último dos razones: una porque el proceso de Andalucía no tiene repercusión directa en Ferraz y, dos, porque el calendario es el acordado por el conjunto del PSOE. |

Valenciano, que no da puntada sin hilo, quiso además contraponer el modelo de primarias abiertas a militantes y simpatizantes que aplicará el PSOE federal con el de Andalucía, en el que solamente podrán votar los afiliados. La alusión tiene que ver con la lectura de quienes acusan a Griñán de querer controlar la renovación en Andalucía e imponer a Susana Díaz con unas primarias «exprés» en las que no haya tiempo de articular una alternativa. Él lo verbaliza de un modo bien distinto echando mano de un símil futbolístico: «Hay que ser audaz y jugar el partido como Xavi, estar dentro pero ver el campo como si estuvieras fuera».