Presidencia del Gobierno

¿Hay vida después de Moncloa?

«No tengo ni idea» dicen los ministros cesantes sobre su futuro, pero la mayoría optará por mantener su escaño o saltar para las elecciones autonómicas, municipales y europeas

¿Hay vida después de Moncloa?
¿Hay vida después de Moncloa?larazon

«No tengo ni idea» dicen los ministros cesantes sobre su futuro, pero la mayoría optará por mantener su escaño o saltar para las elecciones autonómicas, municipales y europeas.

Mariano no se merecía este final. Era la frase que inundaba los pasillos del Congreso en boca de todos los ministros cesantes y diputados del PP, en estado de «shock» tras la moción de censura de Pedro Sánchez. Pero había pasado, era una realidad y la mudanza es inminente. Asumido que Mariano Rajoy no tirará la toalla y dirigirá una transición tranquila, todas las incógnitas se ciernen sobre cuál será su destino: si se quedará como presidente del grupo parlamentario y jefe de una oposición dura contra el gobierno de Sánchez, dado su carácter de brillante parlamentario, o prefiere recluirse en la planta séptima de Génova trece para embridar un partido en horas muy bajas. La mayoría de los dirigentes con peso opinan que Rajoy seguirá en el Cámara Baja y que impulsará un nuevo brío al Grupo Popular, tal como lo dirigió en su etapa opositora hacia José Luis Rodríguez Zapatero con una mujer, Soraya Sáenz de Santamaría de portavoz, y un destacado equipo entre los que figuraban Cristóbal Montoro, Fátima Báñez o Álvaro Nadal.

Mantenida en su puesto la presidenta del Congreso, Ana Pastor, dado que la Legislatura no se interrumpe y el cambio de gobierno se produce por vez primera en la historia tras el triunfo de una moción de censura, la principal pregunta es el destino de las dos mujeres más poderosas del PP, eternas rivales y sin embargo estrechas colaboradoras de Rajoy. Las dos han dado la cara en estos momentos tan duros, más incluso que el propio Mariano Rajoy atrincherado en un restaurante la tarde del debate. La vicepresidenta en funciones aguantó en su escaño como una jabata, con la imagen un tanto «freudiana» de su bolso en el sillón azul del presidente censurado. Dio la talla como pocas y hasta una lección de elegancia democrática frente a un impresentable Juan Carlos Monedero, invitado de piedra en el Congreso con una lamentable conducta. Por su parte, María Dolores de Cospedal, presente en el larguísimo almuerzo de marras, fue la encargada de anunciar que Rajoy no pensaba dimitir.

El futuro de las dos primeras damas del PP es una pieza clave en este nuevo periodo que abre el partido. Mientras Soraya dejará su despacho de Moncloa con la incógnita de otro nuevo, Cospedal mantiene el suyo en la planta noble de Génova en su calidad de Secretaria General. Aunque todavía se desconocen los planes de Rajoy, todas las fuentes consultadas coinciden en que Sáenz de Santamaría volverá a tener un papel predominante en el grupo parlamentario, tal como lo hizo en su día al sustituir a Eduardo Zaplana. Su brillante oratoria y experiencia en todas las sesiones de control al Ejecutivo la han curtido para ello. En los años de oposición Soraya forjó un equipo muy potente en el que se integraban Montoro, Báñez, Nadal y varios diputados de peso, algo que puede repetirse. Queda por ver el papel del actual portavoz, Rafael Hernando, con quien Rajoy está satisfecho, pero todo parece indicar que habrá cambios en la estructura de un grupo que mantiene la mayoría de la Cámara. Sus ciento treinta y siete escaños son claves frente a los ochenta y cuatro del PSOE, además con una presidenta del PP, Ana Pastor, y también con mayoría en la Mesa de la Cámara. La aritmética parlamentaria ha cambiado el gobierno, pero no los órganos directivos del Congreso ya que la Legislatura sigue vigente al no haber habido disolución y convocatoria electoral. La situación se avecina muy complicada para los socialistas.

Las elecciones municipales y autonómicas del mes de mayo del próximo año son un factor determinante en el futuro de los ministros cesantes. Y aquí vuelven a aflorar los nombres de Soraya y Cospedal, eternas aspirantes al poder sucesorio del propio Rajoy. La ex vicepresidenta ha sido siempre la mejor valorada del gobierno en todas las encuestas y su nombre circula como candidata en Madrid, bien en la Comunidad o el Ayuntamiento. Todos coinciden en que el PP necesita candidatos de mucho peso en una circunscripción que, ironías del destino, mantiene ahora el gobierno regional en manos de un hombre en quien nadie nunca pensó, Ángel Garrido. La necesidad de recuperar el Ayuntamiento de la capital obliga a un cambio de cromos muy fuerte, y la figura de Soraya Sáenz de Santamaría cobra auge tras su salida del gobierno. Su perfil técnico, buena valoración en los sondeos y su total ausencia en casos de corrupción la colocan en esta diana electoral.

Es el mismo caso de María Dolores de Cospedal en Castilla La-Mancha, dónde ya fue presidenta y ganó las últimas elecciones, aunque no pudo gobernar por el pacto del socialista Emiliano García-Page con Podemos. En su entorno aseguran que se muestra reacia a repetir y prefiere una candidatura al Parlamento Europeo, cuyos comicios también están previstos para el año próximo y dónde puede haber «un baile» de ministros salientes. Entre ellos, el de Educación, ex portavoz y actual diputado por Palencia, Íñigo Fernández de Vigo, un hombre con mucha experiencia europea en Bruselas, dónde trabajó durante años. Igual sucede con la cesante en Agricultura, Isabel García Tejerina, diputada por Madrid, si bien es natural de Valladolid. El desplazamiento de «cuneros» ha sido constante, como en el caso de Cristóbal Montoro, nacido en Jaén pero también en la lista madrileña.

«El poder ha vuelto a Génova». Así lo aseguran en el entorno de la secretaria general, sin dudar que su papel será ahora mucho más activo frente al coordinador Fernando Martínez Maillo. El inesperado desalojo del gobierno trastoca los papeles, si bien todos esperan las decisiones finales de Mariano Rajoy que, sin dudarlo, potenciarán el grupo parlamentario, el partido y las candidaturas regionales y europeas. La mayoría de los ministros cesantes se escudan en un «No tengo ni idea» para definir su futuro inmediato, pero la mayoría optará de momento por mantener su escaño en el Congreso. Es el caso de Juan Ignacio Zoido por Sevilla, Fátima Báñez en Huelva, o Rafael Catalá por Cuenca. De igual modo, la cesante en Sanidad, Dolors Montserrat, diputada por Barcelona, se perfila claramente como candidata en Cataluña y relevo de Xavier García-Albiol. No hay que olvidar que también están pendientes varios Congreso regionales y que Rajoy puede diseñar nuevos equipos en un intento de renovación del PP a todas luces muy necesario.

Todos los ex ministros son diputados a excepción de Iñigo de la Serna, Román Escolano y Alfonso Dastis. El primero ya fue Alcalde de Santander y puede volver como candidato en Cantabria. Escolano y Dastis podrían retornar a su actividad privada, dados sus perfiles de técnico economista el primero, y diplomático de carrera el segundo. A ninguno se les ve en una carrera electoral, lo mismo que podrían decidir otros como Méndez de Vigo, un aristócrata muy bien relacionado, barón de Claret, a quien de no meterle en un puesto al Parlamento Europeo el cuerpo le pide la esfera privada. Una opción que, con el tiempo, pueden escoger algunos ministros, si bien la inminencia de unas elecciones les retiene en sus escaños. Como dice uno de ellos parafraseando a San Ignacio de Loyola: «En tiempo de tribulaciones, poca mudanza».