Disturbios
«Heidi», la anarquista que se encerró en la caja fuerte
Cuando los Mossos abrieron la puerta acorazada durante el desalojo del «banco expropiado» de Gracia encontraron a una vieja conocida del movimiento antisistema
Cuando los Mossos abrieron la puerta acorazada durante el desalojo del «banco expropiado» de Gracia encontraron a una vieja conocida del movimiento antisistema
Los Mossos d’Esquadra se encontraron con un problema añadido cuando acudieron a desalojar, en el barrio de Gràcia de Barcelona, el «banco expropiado», en el que vivían desde 2011 elementos del movimiento okupa y grupos afines, gracias a la generosidad del Ayuntamiento de Convergencia Democrática de Cataluña.
Dos de los individuos, un hombre y una mujer, se encerraron en la caja fuerte del banco y para sacarlos hubo que forzar la puerta acorazada con medios mecánicos, que producen gases, y que podrían haber originado una auténtica desgracia, según han informado a LA RAZÓN fuentes conocedoras de lo que ocurrió.
La sorpresa, relativa, se produjo al identificar al hombre y la mujer que se habían encerrado. Ella era una conocida y presunta anarquista, P. M., cuyo alias es «Heidi», una vieja conocida de las Fuerzas de Seguridad.
Según las citadas fuentes, Heidi fue detenida, en marzo del año pasado en el transcurso de una operación contra el movimiento anarquista. Según medios policiales, se trataba de una importante investigación contra el movimiento anarquista que culminó con la detención de catorce miembros anarquistas, «tres de ellos en la ciudad de Barcelona, siendo considerados de los más activos actualmente en el movimiento anarquista violento». Asimismo, se informó a este periódico de que se logró la «desarticulación de una estructura organizacional terrorista de ámbito anarquista insurreccional, con diversos niveles de jerarquía y decisión, reparto de funciones, tareas a desarrollar, niveles de integración, modo de financiación y la importancia decisoria de sus miembros». De hecho, estaban integrados en el brazo operativo internacional de la FAI-FRI (Federación Anarquista Informal) y habían adoptado en territorio español la marca GAC, (Grupos Anarquistas Coordinados). En Barcelona la investigación se inició en diciembre de 2013 y se logró la identificación y localización de todos los integrantes del GAC.
A los principales cabecillas se les imputaron 113 ataques a cajeros y bancos en Mataró, Vilassar de Mar, Premià de Mar y Madrid.
Con ser preocupantes, los vínculos con el anarquismo, no lo son menos los vínculos internacionales, en especial con Italia, de todos los grupos (okupas, ácratas, antisistema) que operan en Cataluña. Cabe recordar que fue en la Ciudad Condal donde la Policía detuvo a los dos ciudadanos chilenos condenados a cárcel por el atentado en la basílica del Pilar.
Una mujer de nacionalidad italiana, L. F., reclamada por las autoridades alemanas por su presunta participación en atracos, fue arrestada el pasado mes de abril en otro de los locales emblemáticos del movimiento okupa del barrio de Gràcia, los «bloques fantasmas».
Los que prefieren seguir afrontando el creciente problema del anarquismo y movimientos anti sistema, como un fenómeno espontáneo, en el que un día van unos a montar el lío y en otra jornada, les toca a otros, no hacen sino dilatar la solución de este asunto que, según ha quedado de manifiesto esta semana, es utilizado (todavía no hay pruebas de que lo maneje) por determinadas fuerzas políticas. Expertos en la materia consultados por este periódico subrayan el hecho de que los cabecillas, que existen, y a los que se puede llegar mediante las investigaciones que han servido para desarticular grupos similares, entre ellas el rastreo de las llamadas telefónicas, no estén todavía detenidos. Y que cuando se producen los actos de vandalismo y terrorismo callejero, haya tan pocos arrestos.
En los últimos años, y de ello no se puede culpar a los Mossos d’ Esquadra, se ha optado desde la Administración autonómica por una política de tolerancia, de ponerse de perfil y de llegar a situaciones tan llamativas como pagarles a los okupas la luz, el agua, el alquiler y los impuestos con el «loable» fin de mantener la paz ciudadana. Todo ello ha producido un efecto llamada a nivel internacional, como si Cataluña, y Barcelona en concreto, llevara el camino de convertirse en el paraíso del movimiento okupa. Se ha detectado un «perfeccionamiento» en los métodos que utilizan para atacar a las Fuerzas de Seguridad y causar destrozos en los bienes públicos y privados. El día en que se produjo el desalojo del “banco expropiado”, además de sujetos que estaban vigilando los movimientos de los Mossos, había individuos que en sus mochilas llevaban artefactos incendiarios, piedras y otros objetos contundentes.
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