Terrorismo

Imputado el «carnicero de Mondragón» por incitar al odio y humillar a las víctimas

Zabarte fue excarcelado en 2013 tras la anulación de la «doctrina Parot»
Zabarte fue excarcelado en 2013 tras la anulación de la «doctrina Parot»larazon

Jesús María Zabarte, «el carnicero de Mondragón», tendrá que declarar como imputado por los delitos de humillación a las víctimas y provocación al odio por una entrevista a «El Mundo», publicada el pasado 20 de octubre, en la que, entre otras cosas, el etarra (condenado a 615 años por un total de 17 asesinatos) afirmaba: «Yo no he asesinado a nadie, yo he ejecutado». El juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz ha admitido a trámite, a instancias de la Fiscalía, la querella presentada por José Miguel Cedillo, hijo de una de las víctimas de Zabarte, condenado a 92 años de prisión como cómplice por el asesinato del policía Antonio Cedillo y de otros tres agentes el 14 de septiembre de 1982.

En la resolución del pasado martes –a la que ha tenido acceso LA RAZÓN– el magistrado acuerda que se tome declaración por exhorto al etarra –excarcelado en noviembre de 2013 tras la anulación de la «doctrina Parot» por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos– en su localidad de residencia, Mondragón (Guipúzcoa) por estos hechos.

Cedillo denuncia en la querella presentada el pasado 28 de octubre que en la entrevista al asesino de su padre «el desprecio y la humillación a las víctimas es total» y el enaltecimiento de la actividad terrorista de ETA, «absoluto y sin fisura alguna». «Ni que decir tiene –afirma– que el efecto de estas palabras tienen en el hijo de un asesinado por la conducta del querellado cuanto menos es intenso». Para Zabarte, se queja, «no parece suficiente asesinar, sino que además hay que alardear y menospreciar la dignidad de las personas de sus víctimas, a las que considera meros objetivos».

Además, recuerda, el terrorista «está en libertad y no ha pagado un céntimo de los millones que debe a sus víctimas en concepto de responsabilidad civil» (sólo por el asesinato de su padre y los otros tres policías fue condenado al pago de diez millones de pesetas a los herederos de cada una de sus víctimas, «que naturalmente no ha hecho efectivos»).

«Sufrimiento innecesario»

El hijo del policía asesinado hace hincapié en su denuncia en que ver en un periódico la foto de Zabarte «presumiendo de sus actos», y sin mostrar un atisbo de arrepentimiento, supone «un sufrimiento innecesario y un ataque» a su integridad personal y psicológica. Sus palabras (justificando sus crímenes, negándose a pedir perdón y reconociendo «que quería hacer daño», se queja) han de entenderse «en sentido estricto como una provocación inequívoca cargada de “odio” y una incitación directa a la violencia» que no tienen nada que ver, recalca, con «un sano ejercicio de la libertad de expresión».

Para Cedillo «el enaltecimiento del terrorismo, el desprecio por las víctimas y la incitación al odio y al enfrentamiento civil que estas palabras contienen no pueden quedar impunes». Y es que en esa entrevista, recuerda, el terrorista «habla de ETA en primera persona», «no rechaza la lucha armada» y «justifica» los asesinatos cometidos, además de reconocer que «quería hacer daño» y que «no sabe el nombre de sus víctimas ni le interesa.