Joan Tapia: «Los partidos protesta como Podemos van a jugar un mayor papel en Cataluña»

¡Joan Tapia, periodista y ex director de «la Vanguardia», presenta hoy en Madrid «¿España sin Cataluña? Crónica personal de sesenta días de discordia: del Once de Septiembre al 9-N» de Ediciones Península, un dietario en el que se analiza un periodo crítico de las relaciones entre Cataluña y el resto de España.

–¿Por qué un «dietario» de los 60 días que van desde la Diada del 11 de septiembre al 9-N?

–Llevaba tiempo queriendo explicar la situación y sistematizar lo que estaba pasando entre Cataluña y España. Pero la situación se mueve tanto continuamente que era imposible hacer un libro que lo explicara todo. La idea fue finalmente de la editorial, que me ofreció hacer un dietario de todo lo que fuera pasando durante esos 60 días y, a partir de ahí, explicar cuál ha sido la situación y cuáles son las posiciones de cada una de las partes. Todo ello sin ocultar evidentemente que el lugar de Cataluña es España, pero que Cataluña no puede estar en España si no se siente cómoda. Que Cataluña no esté en España –desde el punto de vista económico y, para muchos catalanes, desde el punto de vista moral– sería un fracaso. Pero, si no se siente cómoda al final no sabemos dónde acabaremos, ya que en los últimos años, basicamente como consecuencia de la sentencia del Estatuto, se ha generado un sentimiento independentista que en 2010 estaba en el 20% de la población y ahora, según las encuestas, esta en el 44% o 45%. En mi libro he intentado explicar más por qué actuaban como actuaban que haciendo juicios sobre ellos. Quizá hacía falta un libro que, más que estar a favor o en contra de la independencia, explicara cómo habíamos llegado a esta situación.

– ¿Hasta qué punto serán considerados días históricos los que describe en su libro?

– Son históricos porque vivimos momentos de mucha tensión entre Cataluña y España. El 9-N demuestra que el sentimiento independentista es muy fuerte. La independencia la votaron 1,8 millones de catalanes, la mitad de los que votaron en las elecciones de 2012. Es verdad que el censo era mayor porque votaban los mayores de 16 años y los inmigrantes con permiso de residencia. Pero hay que tener en cuenta que 1,8 millones no son la mayoría de los catalanes. El independentismo es muy fuerte, pero no lo suficiente para lograr la independencia. ¿Qué hay que hacer? Reconducir la situación. Pero no es fácil porque venimos de cinco años, desde la sentencia del Estatut, de inestabilidad y crisis de las instituciones españolas y catalanas. Hay que llegar a un acuerdo interno con Cataluña y un acuerdo con España.

– Trata en su libro de la relación entre Mas y Junqueras, ¿cómo ha evolucionado desde aquellos días hasta hoy?

– La relación ha seguido la evolución que tuvo durante esos 60 días: ha habido un empeoramiento de las relaciones. Son partidos competidores. Convergència es un partido de centro con mucha historia. Y en esa historia hay cosas positivas y también negativas, como el «caso Pujol». Esquerra es un partido que tiene menos carga histórica reciente en su mochila y quiere ganar y no quiere quedar subsumida por Convergència, que para ganar quiere una lista única. ERC no quiere esa lista, quiere preservar su personalidad que considera menos afectada por la familia Pujol y más de izquierdas. Esto ha ido provocando un desencuentro entre ambos líderes que se va acentuando en estos 60 días y que después no se ha corregido sino que se ha incrementado.

–¿Qué papel van a jugar los que usted define como «partidos protesta» en el futuro próximo de Cataluña, como Podemos?

–En toda Europa, como consecuencia de la crisis, han surgido los partidos protesta. En España Podemos y en Cataluña las CUP son partidos protesta. Hasta cierto punto, Ciudadanos también es un partido de protesta contra el independentismo en Cataluña. Incluso ERC y su subida espectacular en las encuestas entre 2012 y 2014 son un partido protesta. Van a jugar un papel superior en los próximos años. Hay que ver si se transforman en partidos que puedan gobernar, como Ciudadanos, o partidos que se perpetúan en la protesta. Las encuestas hablan de 43 escaños en Cataluña entre Ciudadanos, Podemos y CUP, un tercio del Parlament, pero son protestas diferentes las de estos partidos protesta. Podemos en el eje de la protesta social está en las antípodas del PP y muy lejos del PSC. En el eje nacional, por llamarlo de alguna manera, yo creo que sus posiciones están más en la órbita del PSE: Cataluña lo lógico es que esté en España pero tiene que cambiar la estructura de España. Con más radicalidad y otro lenguaje, en el fondo el «proceso constituyente» de Podemos y la «reforma constitucional» del PSC llevan a que Cataluña continúe en España, es decir, es un «no» a la independencia... pero también un «no» al estatus actual.