ETA
La banda vuelve a la estrategia de los años 80
ETA reitera en una nota que abandona la lucha armada pero no se refiere al desarme
La nota interna, no comunicado público, que ETA se ha visto obligada a publicar en «Gara», tras comprobar que la Guardia Civil lo había encontrado en el despacho de la abogada Arancha Zulueta y, por lo tanto, el Gobierno y las Fuerzas de Seguridad conocen sus planes, es una de los más importantes de los escritos por la banda en los últimos tiempos. Por eso, se ha apresurado a ordenar que se «venda» lo de su decisión de no volver a las actividades terroristas. No es cierto, porque, según la traducción, lo que los pistoleros dicen es que «la Organización (ellos mismos) ha tomado decisiones estratégicas, entre ellas siendo el anuncio del final de la lucha armada el principal referente. Esas decisiones han buscado estructurar el proceso de solución y la negociación y dar pasos irreversibles y, sobre todo, la línea de la Organización se ha dirigido a ello». Es decir, que la decisión es para buscar unos objetivos, que no han logrado nada más que de manera parcial (con la legalización de su brazo político).
Los pistoleros pretenden ocultar el verdadero mensaje de la nota (que viene a confirmar lo que ha publicado LA RAZÓN en los últimos meses), en el sentido de que se va a hacer con el mando del «proceso» y la llamada «izquierda abertzale» va a quedar supeditada a sus órdenes. Se vuelve a finales de los setenta y la década de los ochenta, cuando la banda tenía representantes en los principales órganos de su brazo político, hasta el punto de designar a los miembros de la «mesa nacional» de Herri Batasuna o los responsables de los medios de comunicación afines.
Resulta preocupante que ETA y sus corifeos tengan todavía tanta capacidad para lograr que parte de la Prensa repita los titulares que les interesan, cuando la realidad que se esconde, en este caso en una nota interna, es distinta. Otra cosa son los comunicados públicos, que se preocupan de redactar de esa manera para vender la «burra», según les convenga.
ETA no ha entregado las armas y, lejos de disolverse, se va a poner al frente de la «manifestación», aunque, de momento, no precise cometer atentados por el miedo que le tienen unos y por el cerril «buenismo» de otros. Pero el panorama no puede ser más preocupante: una banda que, mermada, mantiene su capacidad de causar muerte y destrucción coloca a sus cabecillas de jefes de la «orquesta».
Sus objetivos a medio y corto plazo los conoceremos pronto, ya que han anunciado una declaración general, pero mantienen la exigencia de negociar con el Gobierno la salida de los presos y la expulsión de las Fuerzas de Seguridad y de los Ejércitos del País Vasco y Navarra. ETA no puede engañar a nadie, y los que, por conveniencias políticas, entren en el juego de los terroristas, asumirán una gran responsabilidad.
El «cese definitivo de las actividades armadas», tal y como adelantó este periódico la semana pasada, fue votado por poco más del 15 por 100 de la militancia de la banda. ¿Eso es lo que venden con los titulares de ayer? ¿A dónde nos quieren llevar? A un engaño más, a otra trampa, pero que en este caso ha sido cuidadosamente planeada. «Bietan Jarrai» («Adelante con las Dos»), el hacha y la serpiente de su escudo. Ahora es el reptil el que se arrastra en busca de inocular su veneno en la política del País Vasco y, por ende, en la del resto de España. De ineptos sería confiar en que sus silbidos anuncian paz y prosperidad. Es, justamente, lo contrario.
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