Política

Caso Bárcenas

La contudente reacción de Rajoy

La Razón
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La sociedad española es muy sensible a la corrupción. Es una muestra tanto de su madurez política como de la consolidación democrática. La historia de la humanidad está llena de prácticas corruptas que no sólo han afectado a políticos sino a muchos ámbitos de la vida cotidiana. Ha sido algo habitual en el pasado y muy propio de sistemas autoritarios de todo tipo. La arbitrariedad y la ausencia de controles siempre favorece estas prácticas. La codicia y el deseo de obtener riquezas fáciles está en el origen de la corrupción. No se puede analizar la historia desde la mentalidad actual, pero la realidad es que la corrupción ha sido un hilo conductor que permite entender mejor la evolución del hombre. La democracia no ha conseguido erradicar estas prácticas, pero la diferencia es cómo se afronta su lucha. Lo importante es la reacción, los mecanismos de control internos y externos de los partidos y la sanción a los corruptos. La reacción de Rajoy ante la noticia de pagos en dinero negro a dirigentes populares ha sido impecable.

La inmensa mayoría de políticos españoles son honrados. Estaré de acuerdo o no con sus ideas, pero responden a una vocación de servicio público. Es cierto que se han producido casos de corrupción en las últimas décadas, pero la Justicia ha actuado con contundencia cuando han existido pruebas. España tiene, además, unos medios de comunicación que han cumplido con su papel a la hora de informar. La libertad de expresión ha sido el cauce que ha impedido que cayeran en el olvido o pasaran desapercibidos. El problema surge cuando las acusaciones de corrupción se hacen por medio de insidias y sin aportar pruebas. No hay nada más fácil que extender informaciones y permitir que unos golfos con oscuros intereses quieran marcar el paso a los políticos decentes. Rajoy ha sido tan claro como contundente, pero además tiene el aval de una trayectoria ejemplar en ese terreno. Ni su peor enemigo sería capaz de afirmar que miraría hacia otro lado. Nunca ha sido su estilo. En este momento no hay ninguna prueba y los anteriores secretarios generales del PP han asegurado que nunca se han pagado sobresueldos en dinero negro. Conozco muy bien a Arenas y Acebes, al igual que a políticos de otros partidos, y jamás lo afirmarían con esta contundencia si no fuera verdad. Los rumores o insidias ni son ni han sido nunca una prueba en una democracia. El Estado de Derecho se sustenta precisamente en las garantías y no en la arbitrariedad o la mentira. No puede ser que se acepte algo que no está sustentado con pruebas. Rajoy, Sáenz de Santamaría y Cospedal han dejado muy claro que actuarán si hubiera algún atisbo de corrupción y alguien hubiera cobrado sobresueldos en dinero negro. Ahora no pueden actuar, porque no hay nadie contra quien actuar. Es imposible pedir más en un Estado de Derecho. Otra opción sería la pura arbitrariedad. La Justicia ha actuado con contundencia ante los diferentes casos de corrupción que han surgido en las últimas décadas y sin importarle la relevancia de los afectados. Es una garantía. La corrupción produce un enorme daño a la política, que se ve amplificado, además, en estos momentos de grave crisis política. A esto hay que añadir el problema que representa que sean rumores o insidias interesadas para erosionar a un partido o un gobierno. Es grave además cuando los esfuerzos deberían estar centrados en la lucha contra la crisis política. No tengo ninguna duda de que Rajoy será implacable si surge alguna prueba que afecte a algún dirigente del PP. El presidente del Gobierno es un hombre austero que no soporta la ostentación, es algo en lo que se parece a Rubalcaba, y que ha tenido una trayectoria impecable en este terreno. Por ello, le produciría una enorme repugnancia que alguien se hubiera enriquecido de forma ilícita y hubiera cobrado sobresueldos de la corrupción. Esto nos tiene que tranquilizar.