75 años del Rey
La Corona, en la raíz del Museo del Prado
Don Juan Carlos apoyó la modernización de la pinacoteca
Hace cinco años, en el acto de inauguración de la ampliación del museo, el Rey transmitió el orgullo que los españoles sienten por El Prado y valoró, con acierto, la importancia de su modernización para la proyección cultural de nuestro país en el mundo. «El Prado contribuye a identificarnos como una gran nación» dijo, orgulloso él también, en el flamante auditorio diseñado por Rafael Moneo y repleto de representantes de la sociedad y la cultura española e internacional. Tuve el privilegio de conocer la confianza puesta por Don Juan Carlos en el proceso de cambio que vivía el museo al poco tiempo de llegar a su dirección.
Me llamó a su despacho para manifestarme su personal interés por la buena marcha de la institución y su apoyo al por entonces controvertido proyecto de ampliación, sellado por el pacto parlamentario de 1995 y pilotado, no sin dificultades, por el Real Patronato, cuya presidencia de honor ostenta junto a nuestra Reina. El mensaje era muy claro. El Museo del Prado es, sin duda, el espejo de nuestra historia, pero también debe ser el testimonio de las aspiraciones de la sociedad española contemporánea. En ese camino y a lo largo de estos últimos años, puedo dar fe de cómo el Rey, y el conjunto de su Casa, nos ha ofrecido constantes muestras de ese apoyo sincero, presidiendo un sinfín de actos públicos y gestionando con discreción y buen hacer cuantos asuntos de interés del museo se le han planteado.
Con esta generosa disposición no se hace más que reforzar el vínculo fundacional de la Corona con la pinacoteca, que nos recuerda que El Prado, esa institución que sin duda nos identifica como gran nación, nació de la mejor tradición de mecenazgo y coleccionismo de la Europa moderna, como fue la protagonizada por la monarquía hispana. Este tesoro reunido por los monarcas españoles lo disfrutamos ahora libremente todos los españoles y lo mostramos con orgullo a los ciudadanos del mundo, gracias al desprendimiento de la Corona, manifestado primero con la apertura pública de las colecciones reales por Fernando VII, en 1819, y posteriormente, gracias a la voluntad de Isabel II de depositar su titularidad en el pueblo español.
Lo dije entonces y lo sigo pensando ahora: con la inauguración de la ampliación del Museo y lo que significaba ésta, un nuevo emblema del proceso de cambio vivido por la sociedad española en las últimas décadas, culminaba un empeño de los diferentes gobiernos desde el inicio de la transición democrática en nuestro país. Un proyecto de Estado al que han contribuido muchas personas pero que, una vez más, como el resto de las buenas obras de nuestra democracia reciente, llegaba a buen puerto bajo el amparo del consenso, el definitivo impulso de la Corona y el personal desvelo de nuestro Rey. Ahora que LA RAZÓN nos ofrece la oportunidad de felicitarle con motivo de su cumpleaños, nosotros quisiéramos aprovechar la ocasión para demostrar nuestro particular y sincero agradecimiento. Gracias, Señor.
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