PSOE

Una reunión «in extremis» forzó a Ferraz a adelantar el Congreso al 21 y 22 de mayo

Díaz y los otros líderes territoriales amenazaron con someter a votación la fecha

Un momento del Comité Federal del PSOE que se celebra en la sede del partido en la calle Ferraz
Un momento del Comité Federal del PSOE que se celebra en la sede del partido en la calle Ferrazlarazon

Una hora y media de retraso en el inicio del Comité Federal y un resultado: el Congreso del partido se celebrará finalmente el 21 y 22 de mayo. El anticipo de los tiempos congresuales y la demora que sufrió el cónclave ayer están interrelacionados y se explican en la incapacidad orgánica de Sánchez para sacar adelante su hoja de ruta. Pongámonos en situación. Tarde del viernes. El secretario de Organización del PSOE, César Luena, reúne a sus homólogos en las distintas federaciones y a otros dirigentes del partido para consensuar una fecha para la celebración del Congreso, con carácter previo al Comité Federal. La reunión comienza a las siete y se augura tranquila, incluso hay asistentes que tienen fijados sus billetes de vuelta para antes de las diez. Sin embargo, el debate por el liderazgo hace saltar por los aires la tregua autoimpuesta entre Ferraz y las federaciones de los últimos días. La dirección quiere que se relegue a mediados de junio la celebración del cónclave que dirimirá si Pedro Sánchez sigue al frente del partido. Por el contrario, los críticos con el secretario general se oponen y ven en lo dilatado de los tiempos una intención del líder del PSOE de perpetuarse al frente de la formación y dejar sin margen de maniobra al partido para cambiar de candidato si se celebran nuevas elecciones. El enconamiento de las posiciones hace que la reunión se disuelva sin acuerdo y con la advertencia por parte de Ferraz de que será junio la fecha que se eleve al día siguiente a la Ejecutiva para su aprobación.

Es esta llamada de atención la que desencadena los acontecimientos. Los barones contrarios a Sánchez y sus formas comienzan a movilizar a sus territorios y la afluencia al Comité Federal es más numerosa de lo habitual. Los dirigentes exhiben músculo. La Ejecutiva del partido tenía previsto reunirse a las nueve de la mañana, un encuentro de trámite previsto inicialmente con una duración de una media hora aproximada para dar viabilidad a la propuesta de fecha para el Congreso, que se debe elevar con carácter posterior al Comité Federal. Sin embargo, comienza una hora después. La intención de imponer el mes de junio comienza a flaquear y los líderes territoriales no afines a Sánchez se reúnen con él, algunos incluso tienen un sitio reservado en la reunión aunque no acuden. Según ha podido saber LA RAZÓN, los barones, comandados por Andalucía, trasladaron –en este encuentro previo a la Ejecutiva– al secretario general que no admitirían que el cónclave se celebrase en junio, una fecha que consideran demasiado lejana. Si Sánchez no se avenía a razones y mantenía el calendario, los territorios se opondrían y forzarían que la fecha se sometiera a votación, una votación que ganarían, pues tenían mayoría en el Comité Federal para ello. «Pedro ha cedido porque ha visto que no tenía apoyos suficientes», comenta a este diario un dirigente conocedor de la conversación.

Sánchez cede ante los barones y asume como propia la fecha de finales de mayo –21 y 22– para la celebración del 39º Congreso ordinario, dos semanas antes militantes y simpatizantes serán llamados a las urnas para elegir al secretario general. La decisión se aprueba por «unanimidad». Sin embargo, desde Ferraz no reconocen que hayan perdido esta batalla y hacen suyo el calendario. «Lo importante es que todos estuviéramos de acuerdo en la fecha», señalan fuentes socialistas para esquivar el debate. Según estas mismas fuentes, de la veintena de asistentes a la reunión del viernes «12 o 13 estaban a favor de junio, tres o cuatro querían otra fecha y dos eran neutrales» e, incluso, partidarios de que se dejara en suspenso el tema hasta que se despejara el panorama político. Una correlación de fuerzas curiosa si tenemos en cuenta que finalmente la fecha de junio fue la que se desechó.

El músculo exhibido ayer por los barones frente a la dirección de Pedro Sánchez tiene una importante lectura interna si la ponemos en relación con lo sucedido en la reunión de finales de diciembre. Entonces, Ferraz se vanaglorió de haber desarticulado el órdago de los barones, que querían que el Congreso se celebrase cuanto antes, debido a que no tenían la unidad interna suficiente en sus federaciones como para sacar adelante esa propuesta en una eventual votación en el Comité Federal. «¿Por qué no piden que se vote?», se preguntaba entonces un miembro de la Ejecutiva federal, intentando escenificar que perderían. Ahora la situación ha cambiado, y son los barones los que «le han doblado el brazo a Pedro», según palabras de un dirigente. «Si no no hubiera cambiado la fecha», reconoce.

La celebración del Congreso ordinario del partido podría parecer insignificante. Más si cabe, teniendo en cuenta que desde la propia dirección del PSOE se apunta a que en caso de convocarse elecciones de nuevo, se paralizarían los tiempos congresuales y se activaría «automáticamente» un proceso de primarias para elegir al candidato a La Moncloa. Sin embargo, los territorios desconfían, como casi siempre, de esta actitud y temen un «enrocamiento» de Sánchez en la dirección. «No vamos a estar votando todos los días», defendieron en su día. La fecha que barajaba la dirección –mediados de junio– dejaba sin margen de maniobra a quienes demandan que Sánchez no puede repetir al frente de la candidatura a las generales. Esta batalla la han ganado los barones, pero para Sánchez primero van los tiempos de «España y luego los del partido», por lo que esta agenda no es ni definitiva ni inamovible.