Terrorismo

La Fiscalía pide 135 años de cárcel para tres etarras por el asesinato de Puelles

El Ministerio Público destaca que pusieron la bomba lapa en dos ocasiones y al final consiguieron su objetivo

La Razón
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Lo intentaron por dos veces y al final consiguieron su objetivo. La bomba lapa colocada en los bajos del vehículo del inspector jefe de Policía Eduardo Puelles estalló al segundo intento y el atentado se cobraba la vida del mando policial, de 49 años, casado y padre de dos hijos. Era el 19 de junio de 2009. Tres años y medio después, los presuntos etarras autores del asesinato –Iñigo Zapirain, Daniel Pastor y Beatriz Etxebarria, integrantes del «comando Otazua»– se enfrentan a 45 años de cárcel cada uno por los delitos de asesinato (Etxebarria como cooperadora necesaria) y estragos terroristas. Ésa es la petición de condena efectuada por la fiscal Ana Noé a la Sección Tercera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional (el tribunal encargado de juzgarles).

En el escrito, al que ha tenido acceso LA RAZÓN, la representante del Ministerio Público solicita además a la Sala que se imponga a los tres procesados la prohibición de residir en Bilbao, donde vive la familia de la víctima, durante diez años una vez cumplidas sus condenas y que indemnicen a su viuda con 200.000 euros y con 150.000 a cada uno de sus hijos. La Fiscalía insta al tribunal a que el juicio se celebre de forma «urgente» antes del próximo 24 de marzo, dado que entonces los acusados cumplen los dos años en prisión preventiva y en caso contrario debería prorrogarse su estancia en la cárcel a la espera del comienzo del proceso, para lo que, en su caso, solicita la celebración de la correspondiente vistilla para adoptar la decisión.

Labores de vigilancia

La Fiscalía recuerda que los tres procesados se integraron en ETA en 2006 y que realizaron tareas de vigilancia en las inmediaciones de la comisaría de Policía del barrio bilbaíno de Indautxu, anotando diversas matrículas. Localizado a finales de 2008 uno de los vehículos utilizados por Puelles (vecino de «un familiar cercano» de Pastor), consiguieron cerciorarse del lugar donde se aparcaba, un párking del barrio de Santa Isabel de Arrigorriaga. «A finales de 2008 o principios de 2009», el propio Pastor colocó en los bajos del turismo, un Opel Astra, una bomba-lapa, pero el artefacto no llegó a estallar, por lo que unos días después los etarras retiraron el artefacto.

Pero su visita al aparcamiento les sirvió para anotar otra matrícula, en este caso de un Citroen C4 . Tras cerciorarse en las inmediaciones de la comisaría de Indautxu de que era utilizado habitualmente por el inspector jefe, volvieron a la carga. Esta vez, «modificando el dispositivo de movimiento por uno de mercurio» para evitar otro fiasco. El encargado de fabricarlo habría sido Zapirain, quien se encargó de colocarlo bajo el coche, «sujetándolo con bridas». El artefacto estalló pasadas las nueve de la mañana del 19 de junio, cuando Puelles se dispuso a arrancar el vehículo. Las quemaduras resultaron mortales.

«No tocar. Bomba ETA»

ETA se atribuyó la autoría del atentado en un comunicado al diario «Gara» el 9 de agosto. Los tres supuestos autores del asesinato fueron detenidos el 1 de marzo de 2011. En las viviendas de los procesados en Galdácano (Vizcaya) y Bilbao los agentes hallaron abundante material para fabricar explosivos (detonadores, temporizadores, nitrato, pentrita), una matrícula de un vehículo de la comisaría de Indautxu, un croquis para la confección de una bomba-lapa, una anotación que aludía a «matrículas de txacurras, guardaespaldas y cipayos» y «cuatro pegatinas con la inscripción «no tocar bomba ETA» en euskera. Como reseña la Fiscalía, «las sustancias explosivas halladas resultaron ser idénticas a las que emplearon en la fabricación del explosivo cloratado» utilizado para acabar con la vida de Puelles.