Dos años de la victoria del PP
La inversión extranjera ya se fía
«Es un buen momento para invertir en España». No sólo lo dice el Príncipe de Asturias, lo reflejan también diversos informes de importantes bancos de inversión y consultoras internacionales. España ha ido, poco a poco, recuperando la confianza de los inversores, lesionada durante el período más duro y profundo de esta larga crisis que alcanzó el momento más complicado cuando la prima de riesgo, el año pasado, superaba de largo los 640 puntos básicos.
Lo que manifestaba el presidente del Banco Santander, Emilio Botín, «está llegando dinero de todas partes», es cierto. El dinero más famoso y con mayor impacto mediático es el de Bill Gates, con su inversión en FCC. No es el único. En las últimas semanas se han escalonado distintas inversiones, como la compra de la consultora Everis por la japonesa NTT, la adquisición de la mayor empresa de envases, Mivisa, por una firma norteamericana, la entrada en el capital del Banco Sabadell de financieros de Colombia y México. Están las continuas compras de importantes carteras inmobiliarias por parte de fondos extranjeros y, más recientemente, esta misma semana, la mejicana Sigma lanzaba una OPA por la totalidad del capital de la cárnica Campofrío o, el viernes mismo, Agbar vendía al fondo Emin Capital, por 250 millones de euros, su simbólica torre de la Ciudad Condal para instalar un hotel de la lujosa cadena Hyatt.
«Hace un año había miedo a invertir en España y ahora hay miedo a perderse la oportunidad de país» es lo que piensa Luís Isasi, presidente de Morgan Stanley. Hay interés para entrar en España y, lo que es fundamental para la recuperación y la creación de empleo, proviene de firmas industriales. Se está hablando de inversión productiva, proyectos a largo plazo. «El dolor de España» del que se hacía gala en portada el semanario «The Economist», ha dado paso a un país que comienza a colocarse en el radar de los grandes fondos y firmas internacionales. Hasta el mes de agosto la inversión extranjera directa en nuestro país se situaba en los 19.000 millones de euros, lo que representa duplicar las cifras del año pasado.
El Banco de España indica que la inversión extranjera se concentra especialmente en tres sectores: actividades financieras y de seguros, inmobiliario y manufactureras. En el apartado industrial, el mundo del automóvil, por su capilaridad, cuenta con una influencia señalada. En los próximos meses la inversión en nuevos modelos de vehículos puede suponer 1.500 millones de euros. No estamos hablando ya de entradas y salidas especulativas.
Las razones de este viraje en la percepción internacional que se tiene de nuestro país hay que buscarlas en la doma de las encabritadas cuentas públicas, que han reducido la prima de riesgo a la mitad y, por lo tanto, los costes financieros tanto para el Estado como para las empresas. Después está la salida técnica de la recesión y que nadie cree que la moneda única se vaya a romper al igual que, desde hace meses, nadie pregunta por el rescate de España. Se ha demostrado que es posible enderezar el sistema financiero, eso sí con grandes sacrificios entre accionistas, «preferentistas» y contribuyentes. Los bancos españoles ya no generan riesgo y se espera que generen crédito que acelere la creación de empleo. Por último, en estos años, se ha producido una fuerte devaluación interna. El valor de los inmuebles es un buen botón de muestra, como lo es también la reducción de costes laborales y salarios. Todos estos factores, con tensiones y esperanzas entrelazadas, nos ofrecen un incremento de la competitividad de la economía española que recupera niveles de 1999 y que se traducen en aumentos espectaculares de las exportaciones. Este año podrían sumar los 240.000 millones de euros. España es, sin duda, una oportunidad que atrae miradas, observaciones y, por lo que empezamos a ver, también dinero e inversiones.
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