Pequeño Nicolás
La Policía apunta a que Nicolás usaba sus informes falsos para cobrar comisiones
Sostiene que se ofrecía para solucionar «problemas» a cambio de dinero
Francisco Nicolás Gómez Iglesias, el «pequeño Nicolás», reconoció en su declaración ante la Policía el 15 de octubre, una vez fue detenido, que los informes que realizó y que llevaba en los coches que utilizaba, gran parte de ellos de alquiler, para «dar notoriedad, por si se subía alguien», eran simples «corta y pega» de textos que estaban en internet, pero que nunca llegó a utilizar. Sin embargo, la Policía duda de que ello fuese siempre así en todos los casos. De hecho, en la diligencia policial se afirma más bien todo lo contrario, y considera que su argumento de que no los utilizó ni los enseñó a terceros es un «extremo difícil de creer, cuando ha invertido un específico tiempo en elaborar esos dosieres, encuadernados de un contenido extenso, con portadas a color simulando carácter oficial y previamente se le han intervenido tres dosieres en la calle».
De hecho, ésa es la tesis que se sostiene en el caso concreto del informe sobre «inmunidad diplomática» que entregó al empresario Francisco Javier Martínez de la Hidalga, a quien pidió 25 mil euros para solucionarles sus «problemas» con Hacienda, pero sólo le devolvió diez mil. El «pequeño Nicolás» reconoció la falsedad de ese informe, pero no que pareciese que tuviese finalidad jurídica.
Este extremo es rechazado por la Policía. Al respecto, sostiene en sus diligencias que la intencionalidad que tenía Gómez Iglesias era, precisamente, la contraria, es decir, «introducirla en el tráfico jurídico, puesto que no tiene sentido realizar una inmunidad para un tercero si no se le hace entrega de la misma», y máxime, añade al respecto el citado informe oficial, «cuando ya le ha hecho entrega de un dossier sobre información del Centro Nacional de Inteligencia» (CNI). Igual sucedió con el «indulto» que elaboró para Juan Untoria, «que figura firmado por Torres-Dulce».
Todos esos documentos, señala la Policía en su informe, formaban parte de todo un despliegue de «medios, efectos y documentos para aportar en sus apariciones, reuniones o negociaciones de una apariencia oficial y gubernamental que no posee».
Y es que, en el fondo y como conclusión, lo que al parecer iba buscando el «pequeño Nicolás» era obtener beneficios económicos con esa apariencia, ofeciéndose para solucionar «problemas» a cambio de determinadas cantidades de dinero: «Para ello, organiza y acude a diversas comidas, reuniones y eventos de negocio, con empresarios tanto nacionales como internacionales que buscan un trato de favor con las administraciones y organismos del Estado español, y les ofrece sus influencias a cambio de su correspondiente comisión, aunque, como se ha evidenciado por manifestaciones de los propios cargos públicos, no posee ni tiene capacidad para ejecutar ese tipo de compromisos».
Lo que Gómez Iglesias, quien se presentaba de forma habitual como «colaborador del Gobierno español», buscaba con toda esa puesta en escena era «infundir error sobre su carácter oficial o influencia política, aparentando poder conseguir tratos de favor de las administraciones e instituciones españolas».
Era con esa intención con la que realizaba esos informes, «certificados o inmunidades diplomáticas o indultos», para reforzar así la «creencia de su influencia en los altos organismos y administraciones del Estado».
Otro aspecto relevante que se ha conocido ahora, una vez levantado el secreto parcial de las actuaciones, es que el «pequeño Nicolás» no quería que nadie conociese que había sido detenido. Por ello, nada más estar en presencia de los agentes, el instructor de las diligencias hace constar que «por expreso deseo del detenido», no se comunique su detención «ni lugar de custodia a nadie». El 15 de octubre fue asistido en la propia comisaría por un médico por un «dolor abdominal».
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