Cataluña
La República catalana de Mas
Reinos de Europa como Dinamarca, Noruega y los Países Bajos han servido a menudo de espejo a los soberanistas que fantasean con una Cataluña independiente. Pero lo que seduce a los nacionalistas catalanes de estos países no son las figuras de sus monarcas (Margarita II, Harald V y Guillermo Alejandro), sino sus niveles de desarrollo económico y social.
Sin riesgo a equivocarse, puede afirmarse que la forma de Estado preferida por la mayoría de los independentistas catalanes es la República. Esquerra, la CUP y las entidades soberanistas se refieren sin reservas al objetivo de una República catalana e incluso la han incorporado a su material propagandístico.
Convergència, en cambio, ha evitado mencionar qué forma de Estado debería tener la supuesta Cataluña independiente. Los propios informes del Consejo Asesor para la Transición Nacional (CATN) han obviado el asunto de la Monarquía/República, y se han limitado a hablar del «nuevo Estado», que es la misma expresión que emplean los dirigentes convergentes. La cuestión, a su entender, debe tratarse durante los trabajos de redacción de la futura Constitución catalana.
En realidad, ya existen los primeros esbozos de este texto. El juez soberanista Santiago Vidal se encargó de impulsar un borrador junto a otros juristas y tomaron como inspiración las constituciones de Noruega y Dinamarca, pero se situaron en las antípodas de su forma de Estado. «Cataluña es una nación. Esta nación se configura desde el punto de vista jurídico-político como una república», dice este borrador.
A pesar de que la opción de la República se impondría, con toda seguridad, como forma de Estado en la hipotética Cataluña independiente, lo cierto es que el Govern de Artur Mas apenas ha buscado las cosquillas a la Monarquía. Al contrario.
En pleno desafío soberanista, el presidente de la Generalitat acudió a Madrid a pronunciar una conferencia. Ningún miembro del Gobierno se personó en el coloquio. En cambio, el entonces jefe de la Casa Real, Rafael Spottorno, sí que hizo acto de presencia. «La Casa Real, a diferencia del resto de instituciones del Estado, al menos tuvo la delicadeza de escuchar las explicaciones del president», agradeció en su día el conseller Francesc Homs.
Hoy, el presidente de la Generalitat ha tratado de que su relación con el Rey no descarrile durante su entrevista en el Palacio de la Zarzuela. Desde hace meses, Mas solicita que Felipe VI ejerza su papel como árbitro constitucional para mediar en el pulso que mantienen Gobierno y Generalitat. Desde Cataluña, particularmente, se insistió tras la Coronación de Felipe VI en que el problema territorial era el gran asunto que debía abordar para consolidar su reinado, al igual que Juan Carlos I tuvo que impulsar el cambio de régimen.
El entorno de Mas nunca ha descartado la opción de una Cataluña integrada en una suerte de «Commonwealth» a la española. Es decir, que del mismo modo que Australia o Canadá ofrecen una simbólica fidelidad a la Corona británica, Cataluña también lo hiciera a la Corona española. La maniobra tendría la ventaja de facilitar unas relaciones con el Estado español que, según los asesores del Govern, deberían ser «estrechísimas». Pero la desventaja es enorme, ya que la mayor parte del movimiento independentista catalán quiere vivir de espaldas a la Monarquía española.
En todo caso, es evidente que Felipe VI no busca granjearse la simpatía de Mas para dar pie a una «Commonwealth» española, ya que su misión es preservar la Constitución y la unidad de los pueblos de España.
La única puerta que ha dejado Mas abierta durante este tiempo para que Cataluña continúe integrada en España ha sido la de sugerir al Estado que haga una oferta de autogobierno a la Generalitat y que la someta a votación en un referéndum junto a la opción de la independencia.
La entrevista en Zarzuela
Por lo demás, el presidente de la Generalitat habrá insistido durante su entrevista con el Rey en sus conocidos argumentos: «Cataluña lo ha intentado todo para mejorar su encaje en España», «España ha renunciado a ser el Estado de los catalanes», «Cataluña quiere decidir su futuro en las urnas con normalidad».
Hay otro asunto que, a buen seguro, también habrá merecido unos minutos de conversación y es la posible imputación de Mas por la organización de la consulta del 9 de noviembre. El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña rechazó hace unos meses el recurso del presidente de la Generalitat y, por tanto, Mas podría ser imputado. El líder nacionalista ha puesto el grito en el cielo a menudo por este motivo, ya que el proceso judicial podría acabar incluso con su inhabilitación.
Es de prever que Felipe VI, que conoce de primera mano la realidad catalana, escuche atentamente las explicaciones del presidente de la Generalitat y que trate de rebatirlas. El Rey ha multiplicado su presencia en Cataluña en los últimos tiempos y en el futuro seguirá con esta misma estrategia, la de preservar la concordia de todos los territorios de su Reino.
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