Ofensiva abertzale
La secesión de Igueldo esconde una recalificación de terrenos
Vecinos del nuevo municipio desvelan las maniobras tras la independencia
La firma del diputado general de Guipúzcoa, Martín Garitano, al pie del decreto que convirtió el miércoles el barrio donostiarra de Igueldo en un municipio independiente de San Sebastián, no rubrica únicamente un ensayo secesionista, previo referéndum ilegal, sino que encubre, además, una maniobra de importantes repercusiones económicas. Según los vecinos del nuevo municipio, los proetarras pretenden tomar el poder local para recalificar los terrenos en los que en estos momentos pastan las vacas y autorizar construcciones que llenarían las arcas de un Ayuntamiento que cuentan con dominar. «Es vergonzoso que la Diputación apruebe la desanexión con la vista puesta en la recalificación de terrenos en los que se han conservado los caseríos», asegura este vecino, que considera que «la consulta no tuvo como objetivo conocer y respetar la voluntad popular, sino saber si ellos –en referencia a Bildu– ganarían las próximas municipales». «Por eso convocaron a las urnas a los mayores de 16 años, que podrán votar en 2015», añadió la única persona, de las muchas con las que hablamos, que se atrevió a criticar directamente a los proetarras.
Otros fueron más sutiles. «Ya sabemos lo que sale aquí y no voy a añadir nada más», nos comentó uno de los que parecían descontentos con la desanexión y con la consulta ilegal en la que el 61% de los vecinos votó a favor de la independencia. «No era una consulta vinculante», puntualizó otro. Como en otros territorios vascos dominados por los proetarras, hay que interpretar las palabras de los que no les apoyan abiertamente. «Me pilláis en mal momento» o «No voy a tocar ese tema» son algunas de las excusas para no meterse en líos. Los hay que muestran abiertamente el miedo. «Esto es un negocio y no puedo opinar. Pregúntale a otro que no tenga nada que perder, yo vivo de esto». Los hay que apoyan a los proetarras porque suscribirían cualquier cosa que ellos les propusieran y los hay que se suman a la corriente mayoritaria por interés. «Si hacen una recalificación urbanística, a mí, plin; de algún sitio tienen que sacar el dinero, a mí lo que me importa es que pongan aceras y modernicen un poco esto», nos dice un vecino del pequeño núcleo donde se agrupan unas cuantas casas en torno a la «ikastola», donde hay un bar y una tienda. Las plataformas a favor de la independencia de Igueldo que ha alimentado económicamente Bildu en los dos años en los que lleva gobernando la Diputación de Guipúzcoa y el Ayuntamiento de San Sebastián han convencido a algunos que no simpatizan con la izquierda abertzale, pero que rechazan un proteccionismo urbanístico que ha detenido el tiempo a la puerta de su casa. «No trago a esta gente, pero Igueldo estaba abandonado y a lo mejor con la desanexión esto cambia». Los padres de los niños de la «ikastola», que celebraban el viernes la Navidad según la tradición rural vasca, estaban, en su mayoría, contentos con la desanexión. Formaban parte de esa mayoría que Bildu espera que le vote en las próximas elecciones municipales. En el barrio que ahora es, oficialmente, pueblo –aunque los partidos de la oposición en el Ayuntamiento de San Sebastián, que suman la mayoría municipal, hayan anunciado su intención de recurrir la maniobra unilateral de la Diputación de Guipúzcoa– hay censados mil habitantes, dispersos en una importante extensión de terreno rural, salpicado de caseríos. En uno de ellos vive el actual alcalde de San Sebastián, Juan Karlos Izaguirre, cuya familia posee además tierras en la zona. Izaguirre ha sido el principal impulsor de la secesión del barrio en el que vive del municipio del que es el actual alcalde.
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