ETA
Las «Kantadas» de ETA: «Los tiros perfectos. Disparamos y salieron los tornillos a una hostia impresionante»
Francia entregará a España todo el material incautado en los años de lucha contra la banda. Están las comunicaciones que enviaban los etarras a la dirección de la banda sobre lo confesado a las autoridades
Francia entregará a España todo el material incautado en los años de lucha contra la banda. Están las comunicaciones que enviaban los etarras a la dirección de la banda sobre lo confesado a las autoridades
El transporte de todo el material que se ha incautado a lo largo de la lucha contra ETA en Francia para ser entregado a las autoridades españolas supondrá la utilización de varios containers, dado el gran volumen de dicho material que incluye armas, utensilios y los sumarios, que suelen ser muy extensos y prolijos contra los miembros de la banda detenidos, encausados y encarcelados en el vecino país. Esta entrega se realizará en virtud del acuerdo firmado entre Rajoy y Hollande en la cumbre de Málaga en febrero que también permitirá en un futuro que las armas que entregaron el pasado fin de semana los verificadores se trasladen a nuestro país. Según han informado a LA RAZÓN expertos antiterroristas, parte de este material será entregado en la Audiencia Nacional, ya que se refiere a sumarios que aún permanecen abiertos. La aportación de nuevos datos a dichas causas podría permitir el esclarecimiento de crímenes cometidos por ETA y cuya autoría se desconoce.
Otra parte, que no afecta a procesos judiciales, será entregada al Centro Memorial de las víctimas con el fin de que pueda ser clasificado para su estudio posterior por expertos e historiadores. Entre los documentos que va a a entregar Francia figuran centenares de «kantadas» enviadas por etarras detenidos a la «dirección» de la banda. Se trata de un documento elaborado por el terrorista tras llegar a prisión en el que informa de lo que ha dicho durante la toma de declaración que le realizaron las Fuerzas de Seguridad; lo que se calló; el material que le queda al «comando» y dónde está oculto así como el aspecto que tenían los agentes que participaron en su captura, etcétera.
LA RAZÓN ha tenido acceso a uno de estos documentos, que forman parte del material que enviará Francia, en el que Ibon Gogeaescoechea Arronategui, alias «Emille», jefe del «aparato militar», cuenta a los cabecilla los pormenores de su detención, que atribuye a una «cagada» (fallo) cometida por él.
Este individuo fue arrestado el 28 de febrero de 2010 en una operación conjunto de la policía francesa y la Guardia Civil. También fueron capturados Beñat Aguinagalde y José Lorenzo Ayestaran, que formaban parte de un «comando especial» que se preparaba para entrar en España con el fin de cometer atentados. Tenían previsto utilizar el mortero «jotasu», que lanzaba a 150 metros bombonas de butano llenas de explosivos y metralla.
Las detenciones se produjeron en una casa rural de la pequeña localidad de Cahan, en la Baja Normandía, donde les fueron incautadas dos pistolas, un revólver, una pequeña cantidad de explosivo, ordenadores, material informático y para la fabricación de zulos, dinero en efectivo y un juego de grilletes. En su «kantada», «Emille» no explica para que iban a utilizar las esposas pero los expertos sospecharon que planeaban realizar un secuestro.
«La caída (detención) vino de una cagada cometida al alquilar la casa. Habíamos estado en el monte y decidimos meternos en un sitio fijo para aprovechar esa semana. El sábado por la noche llamé al dueño de la casa rural, que era de los alrededores de Poitiers y me pidió un teléfono. Tenía uno sin utilizar y se lo dí. Enseguida me surgió la duda con el teléfono y comprobé que ya lo había utilizado en la casa donde había estado antes, la del uruguayo. Le llamé (todas las llamadas las hacía desde cabinas, desde luego) enseguida al dueño, pero para entonces había dejado el mensaje en el contestador. La cagada estaba hecha, pero teníamos la posibilidad de irnos y punto. La verdadera cagada la hicimos entonces porque después de debatir decidimos entrar en esa casa rural. Ahora, argumentos como ‘‘el cansancio” y “las ganas de hacer ensayos» quedan ridículos”, decía Gogeascoechea al comienzo de su “kantada”.» Intuía que la Guardia Civil, que iba tras sus pasos, le había localizado por el teléfono usado para alquilar la anterior casa.
Y añade varios argumentos: «la operación la organizaron en el último momento: el grupo de intervención era de Rouen (esto no debe de ser extraordinario); el equipo científico también debía de ser de Rouen (más raro) y quitando uno entre otros, unos cinco o seis txakurras (policías) de la SDAT (Subdirección Antiterrorista) los otros eran de Caen y Rouen llamados dos días antes de urgencia (...) En cuanto entró en casa, el cabeza de la operación, el capitán txakurra David Cruiziat, de la SDAT, me habló diciendo: “Ibon, calme toi... je sais que tu parles français...” (“Ibon, cálmate, sé que hablas francés); esto es, me identificaron muy rápidamente o previamente; ya sabían que yo estaba ahí... y me parece difícil haber hecho la identificación visual mientras estaba allí (en la casa rural). También sé seguro que la mujer que nos abrió la casa no sabía nada hasta el día de la detención; el dueño, casi seguro que sí (pero éste no nos vio)». En el segundo párrafo de la «kantada» ya ha comunicado a la «dirección» de ETA quién era el agente francés que dirigía la operación, algo muy peligroso cuando se trata de bandas terroristas.
Más adelante señala que habían acudido a un «zulo», cuya localización explica con un dibujo que se reproduce en estas mismas páginas, para recoger material con el que impartir un cursillo a los dos terroristas que iban a entrar en España para cometer atentados. Se cruzaron con automóviles que tenían matrículas de diversos departamentos, lo que les resultó sospechoso aunque lo atribuyeron a la casualidad ya que era fin de semana. También se «mosquearon» porque alguien llamó suavemente a la puerta y se fue. «Por mi parte me quedo con la hipótesis simple, que sea la cagada del teléfono porque me parece más fácil que se haya llegado a la casa del uruguayo anterior», insiste.
A continuación, como les ordenaba la banda, inventariaba con todo detalle el material que se les había incautado y el que quedaba en los zulos que controlaba: «están los docus de Ernest, un disco duro mío (pone etxerako). En caso de recuperar estos, pasarle a los de casa y se encargarán de enviárselo a Ernest (el nombre Ernest está quemado, ¡claro! ya saben quién es); videocámaras, la pequeña antena de satélite, la ropa, queda poca cosa. Los documentos y los discos duros en el bidón, en una pequeña mochila marrón».
«Emille» daba cuenta del resultado de las prácticas con el mortero «jotasu», de las que estaba muy satisfecho: «funcionó muy bien en todos los intentos realizados manualmente. Todos los tiros perfectos (en el vuelo) -entre 160 y 180 metros- muy buena dirección. El escopetón: muy bien (con el mismo tubo de chimenea y metralla con siete kilos de tornillos de ruedas, muy buenos, cogidos en un desguace por dos euros». «Disparamos con 150 y 160 gramos (de carga proyectora). y salieron los tornillos a 15-20 metros con una hostia impresionante. Muy positivo».
Para ETA era muy importante saber todos los detalles sobre los agentes que participaban en cada operación antiterrorista: «Estuvieron cinco de SDAT en la casa rural. El jefe David Cruizat capitán de txakurras es un tipo muy listo... Llevaba 64 pegatinas en el ordenador; pequeño y moreno». «Siento esta cagada. Y cada vez más porque me doy cuenta del grado de la cagada. No puedo ni pedir perdón por eso que es imperdonable, tendré que llevarlo conmigo de aquí en adelante. Después de esto, si queréis algo de mí, no tenéis más que decirlo, estoy a vuestras órdenes», concluía Ibon Gogeascoechea.
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