Elecciones autonómicas
Las municipales y autonómicas, otro test para Sánchez
Si los socialistas rompen el suelo electoral de las europeas, sus opciones de cara a las primarias se diluyen.
«Vamos a por todas, salimos a ganar en las elecciones municipales y autonómicas y aspiramos a gobernar en todos y cada uno de los municipios y autonomías». Con este mensaje de optimismo, casi rozando el discurso motivacional a sus filas, afronta el PSOE los próximos meses de precampaña hasta el 24 de mayo. Los socialistas esgrimen su exilio impuesto de los Ejecutivos territoriales como el principal argumento para alzarse como alternativa al Partido Popular. «Nos temen porque saben que somos los únicos que podemos poner fin a sus gobiernos», señala su secretario general, Pedro Sánchez.
A priori, el PSOE sabe que tiene poco que perder y muchas expectativas en el horizonte electoral por materializar. Actualmente, sólo gobiernan en solitario en dos comunidades autónomas –Asturias y Andalucía– y en Canarias lo hacen con el apoyo de Coalición Canaria. En los reductos de poder socialista la campaña irá enfocada en otro sentido, reivindicando estos territorios como el «bastión de los servicios públicos frente a las contrarreformas del PP, lideradas por Mariano Rajoy». «En tiempos de crisis, resistir es avanzar», y ésta es la filosofía que defiende Javier Fernández, que aspira a revalidar de nuevo su presidencia en Asturias.
En el resto de España el objetivo no es baladí, deben disolver las férreas mayorías absolutas que construyó el PP en 2011. Para ello, el partido pondrá en marcha una campaña austera, muy sectorial, pegada a la calle y alejada de los despachos en la que se implicará tanto el secretario general, Pedro Sánchez, como miembros de su Ejecutiva. Para ello, pondrá un autobús bajo el lema: «Kilómetros de socialismo» en el que tanto él como los candidatos recorrerán toda España emulando a la campaña que ya hizo el líder socialista cuando buscaba apoyos para presentarse a las primeras de su partido el año pasado.
El eje que vertebrará la campaña serán los candidatos, y las siglas del PSOE pasarán a un segundo plano. Serán pequeños mítines en los que se podrá oír también a los ciudadanos. El partido es consciente de que en momentos de desafecto tan grave hacia la política como el actual, la marca suena a lo mismo y quieren que los liderazgos renovados de sus cabezas de lista marquen el pulso del debate territorial. El líder del partido, que viene de una exclusión casi total en la campaña andaluza, respaldará a los candidatos y pondrá el punto nacional a la contienda. No en vano, estos son los primeros comicios en los que se medirá el liderazgo y el proyecto del PSOE de Sánchez. Un mal resultado –por debajo del obtenido en la debacle de las europeas– supondría una estocada difícil de digerir en la sede nacional y abriría la veda para interpretaciones malintencionadas sobre la viabilidad de Sánchez al frente del partido de cara a las primarias de julio a La Moncloa.
El resultado en Madrid también será escrutado con lupa. Después del golpe de mano del líder socialista, si el candidato a la Comunidad, Ángel Gabilondo, rompe el suelo electoral del PSM de Tomás Gómez, se buscarán culpables y todos los ojos estarán puestos en Sánchez por las formas de su arriesgada maniobra. No obstante, desde Ferraz defienden la autonomía de Gabilondo y no consideran que el futuro político del secretario general esté ligado al del candidato madrileño.
A nivel programático, el PSOE busca «dar la batalla en lo económico» y para ello exhibirá su agenda de la recuperación justa –basada en combatir el paro, la deuda externa y la interna y reducir la desigualdad–, y al mismo tiempo presentará una memoria económica, pormenorizando el coste de todas las propuestas que presenten. En el ámbito fiscal, además de su compromiso de derogar la reforma del Gobierno, Sánchez ha prometido una bajada de impuestos a las clases medias y la armonización del gravamen de sucesiones para que no se utilice como arma de competencia fiscal. «Promesas que se puedan cumplir, no lo que la gente quiere oír», señala el líder del PSOE en alusión a las propuestas utópicas de otras formaciones del espectro de la izquierda.
En este terreno ideológico el PSOE lo tiene claro: «Somos la única izquierda que puede ganar al Partido Popular». Fuentes de la dirección federal reconocen a LA RAZÓN que el partido «no tiene que pensar en frenar a Podemos, porque se frenan ellos solos». Los socialistas consideran que la formación de Iglesias es una burbuja que se irá desinflando a medida que se acerque la cita con las urnas.
Para estos comicios el PSOE ha hecho un despliegue sin precedentes, se presenta en todas las comunidades autónomas, en la ciudades autónomas y en el 95% de los ayuntamientos. Con sus 62.000 candidatos y candidatas, más que ningún otro partido, están dispuestos a defender los derechos y libertades de sus vecinos y a poner fin al tiempo del PP. A pesar de que los socialistas presumen de renovación en sus liderazgos, hay un 84% de nuevos candidatos, existen barones que repiten al frente de sus candidaturas. El castellanomanchego, Emiliano García-Page; el valenciano, Ximo Puig, o el extremeño, Guillermo Fernández Vara, tendrán que hacer un ejercicio de aritmética o de innovación para que en esta ocasión el votante sí se decante por la opción socialista.
El PSOE dará el pistoletazo de salida a la precampaña el próximo fin de semana en Madrid con la celebración de su Conferencia Municipal. En ella, se hará un ejercicio de unidad de todos los candidatos en torno a su líder, Pedro Sánchez.
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