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Los 1.061 huérfanos del terrorismo en el País Vasco

La Razón
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El terrorismo ha golpeado con dureza el País Vasco, pues, entre 1960 y 2009, las diferentes bandas terroristas que han atentado en la comunidad autónoma acabaron con la vida de 600 personas. Así se deprende de la primera entrega del «mapa del terror» del Colectivo de Víctimas del Terrorismo del País Vasco (Covite), una obra multimedia que documenta todos los asesinatos terroristas de la región y que próximamente se podrá consultar en su totalidad en la web de la asociación.

El mayor verdugo es ETA, que es responsable de 550 muertes, a las que hay que sumar las 23 causadas por sus Comandos Autónomos. Tras ella, figuran el Batallón Vasco Español (BVE), con diez asesinatos; los Grupos Armados Españoles (GAE), con cinco; los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL), con dos; Mendeku, con 2; la Alianza Apostólica Anticomunista (AAA), con dos; Jarrai, con dos; la extrema derecha, con uno, y otros grupos, con tres.

En la larga lista de víctimas mortales hay muchos agentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad (156 guardias civiles y 149 policías) y 39 militares, así como 49 empresarios, 24 políticos, once funcionarios y otros 172 civiles. Estas muertes dejaron tras de sí mucho dolor y han marcado para siempre la vida de miles de personas, que perdieron a sus seres queridos y tuvieron que recomponerse para afrontar un futuro condicionado por el pasado. De acuerdo con el estudio de Covite, 1.061 personas se quedaron huérfanas por estos actos terroristas. De nuevo, ETA encabeza la lista, con 989 huérfanos, a los que se deben incorporar los 46 de sus Comandos Autónomos. Por su parte, los GAE dejaron 10 huérfanos; el BVE, ocho; los GAL, tres; Mendeku, dos; la AAA, dos, y otros grupos, uno.

En este sentido, la vicepresidenta del colectivo de víctimas, Maite Pagazaurtundúa, apuntó ayer a la importancia de «dar a luz a algo que jamás ha sido documentado en el País Vasco». «El terrorismo arrebató padres y madres hasta crear 1.061 huérfanos. 79 en Álava, 447 en Vizcaya y 536 en Guipúzcoa», detalló.

Por su parte, la presidenta, Consuelo Ordóñez, subrayó que «derrotar a ETA no es acabar con los asesinatos», ni «homenajear a las víctimas». «Derrotar a ETA es poner nombre y apellidos a quienes segaron el País Vasco a golpe de sangre y fuego. Derrotar a ETA es lograr que la juventud vasca oiga el nombre del etarra Francisco Javier Martínez y sienta lástima de él. (...) Derrotar a ETA, en definitiva, es desactivar a quienes defienden que Fabio Moreno murió por una noble causa, a quienes defienden que ETA es un grupo de luchadores idealistas que mataron por el pueblo vasco», aseveró.