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Los 100.000 hijos de Podemos
Iglesias apela al levantamiento del 2 de Mayo y asegura que 2015 será «el año del cambio». Juan Carlos Monedero e Íñigo Errejón guardan silencio sobre los escándalos que les salpican
Muy lejos del discurso de izquierda radical y con un particular tono mitinero, los Pablo Iglesias y cía iban a terminar la repetida hasta la saciedad en sus discursos «Marcha del Cambio» con una serie de discursos a cada cual más poético. Ante una Puerta del Sol abarrotada mucho antes de que la manifestación siquiera partiera de la Plaza de Cibeles con casi media hora de retraso, el secretario general de Podemos dijo que «soñamos, pero nos tomamos muy en serio nuestros sueños» –hasta en once ocasiones lo repitió– para alentar a unas masas que para entonces ya ni necesitaban esos ánimos. Iglesias no perdió la ocasión de mandar un aviso al PP, partido al que ya considera como su único rival de cara a las elecciones a la Presidencia del Gobierno. «Podemos soñar, podemos vencer» y «vamos a ganar las elecciones al PP», dijo el líder de la formación, que apeló al levantamiento del 2 de Mayo de 1808 y que también hizo una encendida defensa de Alexis Tsipras tras su victoria en los comicios generales helenos de la pasada semana. Para Iglesias, «en Grecia se ha hecho en seis días lo que no se ha hecho en años». Y no dudó en mandar algunos recados a Angela Merkel y a Mariano Rajoy. «A lo mejor es Merkel la que se queda aislada, porque ha perdido a sus delegados Samaras y Rajoy», dijo. Para terminar, un mensaje en clave nacional: «Los de arriba llaman al cambio experimento y caos. Pero al cambio, los de abajo, lo llamamos democracia», aseguró. Y otro de esperanza, a la que cada uno de los líderes del partido, hizo alusión. «Hace falta soñadores valientes que se atrevan a defender a los de abajo. Hacen falta más Quijotes», aseveró Iglesias.
Como siempre en estos casos, la jornada se debate entre la guerra de cifras que dan los organizadores y las que ofrecen las fuerzas policiales. Según los primeros, 300.000 personas secundaron una marcha que consideran «histórica». Los segundos sólo contabilizan a un tercio de esa cifra, unas 100.000 personas, según fuentes policiales. Aún admitiendo el número que estima Podemos, son menos personas de las que juntó todo el espectro de la izquierda radical y los votos en blanco en los pasados comicios autonómicos en la Comunidad de Madrid, unas 400.000. Y pese al llamamiento en toda España, se queda en casi la mitad de los que han secundado las dos últimas Diadas en Cataluña, que congregaron a medio millón y a 600.000 personas en 2014 y 2013, respectivamente.
Banderas de las comunidades autónomas se entremezclaban con las griegas y alguna de Syriza. Y un grito por encima de todos, el de «¡sí se puede!». Aunque también se pudo escuchar el ya tradicional en este tipo de marchas «¡no nos representan!». Los más exaltados utilizaban el ya famoso «tic tac tic tac» que ha puesto de moda el líder de Podemos para anunciar «la cuenta atrás». A dos estudiantes italianos les sorprendió, por ejemplo, la completa ausencia de banderas españolas. Pero no dudaron en aplaudir y corear todas y cada una de las consignas que los líderes de Podemos, casi por orden de importancia, fueron proclamando en el escenario montado para la ocasión. Luis Alegre, responsable de participación y candidato a secretario general de la Comunidad de Madrid, fue el encargado de abrir el multitudinario mitin y de hacer el primer guiño –luego vendrían más– al movimiento 15-M, que hace casi cuatro años ocupó durante semanas esa misma Puerta del Sol. «Es un día histórico. Vamos a poder decir a nuestros hijos yo estuve aquí», aseguró Alegre.
Le siguió un Juan Carlos Monedero mucho más exaltado. Y más poético que nunca. Comenzó citando a Federico García Lorca y acabó con León Felipe. «Podemos es un pueblo en marcha. No paguemos el precio que nos quieran cobrar estos heraldos de la muerte. Somos la alternativa», proclamó el número tres de Podemos, para quien «la democracia no la trajo el Rey, ni Suárez, ni Fraga, la trajisteis vosotros que tenéis el pelo gris». Pero entre tanto, no guardó ni una sola palabra a la doble investigación que tiene abierta la Universidad Complutense y Hacienda por los 425.000 euros que cobró de Nicaragua, Venezuela, Ecuador y Bolivia por su asesoramiento sobre la implantación de una moneda única bolivariana.
Como tampoco hizo mención alguna Íñigo Errejón sobre su polémico contrato con la Universidad de Málaga, que seguirá investigando si incumplió la Ley de Incompatibilidades. Sí prometió «no fallar a la gente» hasta «conquistar el país y sacar a la mafia de la instituciones», no sin antes tender «la mano a votantes de PP y PSOE si están indignados con lo que está ocurriendo en España. No importa de dónde vengáis, sino hacia dónde caminamos», concluyó.
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