Terrorismo
Los abogados vuelven a utilizar LA RAZÓN para frenar el juicio
Se refirieron a otro artículo en el que se revelaba que no había huellas ni ADN
Nuevamente, un artículo de LA RAZON protagonizó, ayer, el inicio de la tercera sesión del juicio que se celebra en el Tribunal de lo Criminal de París contra siete etarras por el asesinato de los guardias civiles Raúl Centeno y Fernando Trapero, en Capbreton en 2007. Desde la apertura del proceso, los abogados de los etarras vienen denunciando e insinuando una deliberada ocultación de información, de la que se dicen víctimas, con intención de obstaculizar el ejercicio de la defensa. Uno de los letrados, Robert Gaston, esgrimió un texto de este diario, publicado el miércoles, en donde se afirma que los etarras habían borrado huellas y trazas de ADN en el arma de Capbreton antes de guardarla en el zulo donde fue encontrada, para probar que, además del peritaje balístico, se efectuaron sobre la pistola incriminada análisis de huellas y ADN que, hasta ayer a mediodía, no les fueron comunicados mientras sí se habrían filtrado a la prensa (LA RAZÓN en ningún momento dijo que se hubieran realizado esas pruebas). «Es intolerable que la defensa no tenga acceso a esos elementos» señaló otro de sus colegas, Jean-François Blanco.
La presidenta del Tribunal, Xavière Simeoni, que decidió incorporar el artículo de LA RAZON a la causa, rechazó sin embargo las demandas de la defensa para invalidar los procedimientos añadidos respecto al arma. Por la mañana, el experto balístico Gilles Bourgeot, que identificó formalmente una Smith & Wesson de modelo MP9 procedente del robo de Vauvert (sureste de Francia) en 2006, como el arma del crimen, indicó que no recordaba que hubiera búsqueda de huellas o ADN, mientras que otro especialista Alain Miras, señaló que «lo más probable» es que hubiera un solo tirador. Las declaraciones de algunos testigos presenciales no aportaron grandes revelaciones durante la sesión vespertina. Ninguno de los comparecientes reconoció a los acusados que desde el banquillo se escudaron en un «no tengo nada que declarar» en el caso de Miguel Carrera Sarobe y Saioa Sánchez mientras Asier Bengoa reiteró una vez más que él «nunca» estuvo en Capbreton. Sólo Ibon Gogeascoecchea pidió la palabra para referirse, por primera vez, a las recientes muertes, «por enfermedad grave», de los etarras Ángel Figueroa y Javier López Peña, «Thierry» (probablemente por orden de ETA, ya que el silencio estaba resultando clamoroso). De López dijo que murió «directamente, por tanto bajo la responsabilidad de las autoridades francesas». Denunció lo que calificó «medidas excepcionales» a las que están sometidos, «de alejamiento y dispersión». Señaló que ETA «ha sido la primera en adherirse a una dinámica de desactivación de toda violencia», pero no explicó por qué no han entregado las armas ni pedido perdón.
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