PP

Los barones advierten que el «fuego amigo» de Cifuentes perjudica al PP

Avisan de que luchar contra la corrupción no es para ponerse medallas sino un servicio al partido

Rajoy y Cifuentes, el pasado mes de marzo, durante el Congreso del PP de Madrid
Rajoy y Cifuentes, el pasado mes de marzo, durante el Congreso del PP de Madridlarazon

Avisan de que luchar contra la corrupción no es para ponerse medallas sino un servicio al partido

En el PP no se habla de la sucesión de Mariano Rajoy. Es un tema que está fuera del mensaje oficial. Y que entre ellos tampoco abordan porque nadie tiene ni idea de cuándo o por qué se puede abrir esa discusión. Pero, sin embargo, es la clave con la que sí se interpretan ya los movimientos de quienes han sido señalados como presuntos delfines o de quienes se han señalado a sí mismos, con el aliento de sus círculos de poder, como candidatos a suceder al presidente del partido. Entre los nombres sobre quienes se especula que pueden tener algo que decir cuando se abra este debate están el de la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, o la propia presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes. Hay camarillas más activas, y otras que ni siquiera lo están. No todos están actuando igual. En este contexto, las alusiones de Cifuentes al «fuego amigo» para defenderse de los informes de la Guardia Civil que la relacionan con el presunto amaño de contratos por parte de la Asamblea de Madrid al grupo Cantoblanco, del empresario Arturo Fernández, han despertado malestar interno. Su papel de justiciera de la corrupción ya levantó recelos dentro de su partido y tampoco ha sentado bien que apunten desde su entorno a supuestos empujones desde dentro del aparato popular para echar tierra sobre los informes que se han conocido al levantarse el secreto de sumario y que siembran dudas sobre su imagen al frente de la regeneración democrática del partido. Cifuentes se ha defendido con críticas a la Guardia Civil, pero también apuntando contra dentro, como si hubiera la intención de perjudicarla en su carrera política. «Puede sentirse injustamente tratada, pero su problema no está dentro del PP», sostienen en Génova.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y la dirección del PP respaldaron sin fisuras a Cifuentes ante el «golpe» provocado por estos informes. Pero algunos puntos de su estrategia de defensa no han sido bien vistos por algunos barones ni tampoco por todos en Génova. Incluso en el entorno del presidente comentan fuera del mensaje oficial que la estrategia de Cifuentes de insinuar ajustes de cuentas desde dentro es un error y sólo sirve para alimentar enfrentamientos en el partido. «No hay manos negras que muevan la publicación de unos informes elaborados por la Guardia Civil y que están dentro de un sumario judicial», sentencia un dirigente territorial. «Todos estamos comprometidos contra la corrupción, e intentar colocarse medallas para uno mismo en vez de para el partido a costa de este asunto no suma para el conjunto y puede acabar restando al individuo», añaden.

Nadie discute que la corrupción sigue siendo un problema para el PP, y que las sombras sobre la figura de Cifuentes –de quien internamente nadie duda de su honorabilidad—perjudican al partido en un momento en el que lo que necesita es referentes de limpieza. La presidenta madrileña es, sin duda, uno de esos referentes, y al PP no le viene nada bien que sobre ella caigan sospechas, «ya que por infundadas que estén siempre hacen daño». Pero, al mismo tiempo, dentro del partido también advierten de que la lucha contra la corrupción no puede utilizarse con interés personal para tomar posiciones dentro de las ambiciones legítimas que cada uno pueda tener. Y en este aspecto hay coincidencia entre bastantes dirigentes territoriales a la hora de compartir esta queja. Más allá de ahí, la impresión es que desde el punto de vista penal este asunto no irá a más y que Cifuentes no resultará imputada. Aunque el nuevo juez que sustituya a Eloy Velasco tendrá la última palabra. Al margen del interés personal de Cifuentes porque todo se aclare lo antes posible, el partido necesita que baje la presión en el PP madrileño porque es una olla que sube la temperatura de toda la organización política. Hay preocupación por las horas de grabaciones y por la estrategia que pueda seguir Francisco Granados, hombre fuerte de Esperanza Aguirre, si sale de la cárcel al abonar la fianza impuesta por Velasco en su última decisión antes de abandonar la causa. Granados ya ha dejado caer que no está dispuesto a «comerse» el problema de la presunta financiación irregular de la organización regional, y dentro de lo que se ajuste a su estrategia de defensa en las filas populares están en alerta por los ventiladores que pueden ponerse a funcionar.

«No podemos perdernos en batallas por sacar partido de quién es el más limpio. El que tiene que dar lecciones es el PP. Y tienen que caer todos los que tengan que caer si lo han hecho mal. Es evidente que en el PP de Madrid casi todo se hizo mal y que es tal el nivel de basura que hay pocos que no se vean salpicados. Los hay, pero el que la hizo la tiene que pagar», sostiene, con rotundidad, uno de los dirigentes territoriales del PP que siempre se ha mostrado más crítico con la corrupción.