Política

El desafío independentista

Los empresarios extranjeros que critican la independencia invierten 3.077 millones

El 15 por ciento de las 5.602 sociedades establecidas en Cataluña son alemanas. Mas ningunea al empresariado y asegura que su opinión «es tan respetable como la de millones de personas»

El president de la Generalitat, Artur Mas, contestó ayer a los empresarios extranjeros en el Parlament
El president de la Generalitat, Artur Mas, contestó ayer a los empresarios extranjeros en el Parlamentlarazon

Sin el euro como moneda oficial, el fin de la financiación a través del Banco Central Europeo, por no hablar de que dejaría de existir la libre circulación de trabajadores, mercancías, servicios y capitales. Éstas son algunas de las «nefastas consecuencias» que conllevaría la independencia de Cataluña y la posterior salida de la UE, según los empresarios extranjeros afincados en esta comunidad. Pero a la inestabilidad política habría que sumar una cifra que podría hacer temblar los cimientos de la economía catalana: la pérdida de 3.077,28 millones de euros de inversión directa extranjera que tuvo Cataluña en 2012, según datos recogidos por la propia Generalitat. Y es que los empresarios extranjeros, que hasta ahora se habían mantenido al margen del proceso soberanista intentando no elevar el tono y no contribuir a empeorar la situación económica, el martes alzaron su voz contra el proceso independentista de Mas.

Porque el manifiesto presentado el martes por Albert Peters y secundado por 60 empresarios extranjeros en Cataluña, la mayoría de ellos alemanes, no sólo afectaría a los firmantes –del que se desvinculó ayer la multinacional Basf, alegando que lo suscribió a título personal el máximo responsable de la compañía al sur de Europa–, también lo haría, en mayor o menor medida, a las 5.602 empresas establecidas en Cataluña, de las que 885 (el 15,8 por ciento del total) son alemanas. Y es que en uno de los últimos informes de «Invest in Catalonia», publicado por la Agencia por la Competitividad de la Empresa de la Generalitat, se afirma que «Cataluña es un lugar para la inversión extranjera en tanto que el 38,9 por ciento de compañías que están en España están ubicadas en Cataluña». Hasta el punto de que el 79,76 por ciento de las compañías japonesas; del 69,56 de las de Hong Kong; del 64,05 por ciento de las italianas; del 63,95 por ciento de las norteamericanas o del 59,03 de las compañías francesas que operan en España lo hacen en Cataluña.

Consciente de la importancia de la inversión extranjera en su comunidad, el president de la Generalitat quiso desvincular ayer el proceso soberanista de la actividad económica en su comparecencia en el Parlament. «La economía catalana es la que está más en marcha, desde el punto de vista de la internacionalización, del sur de Europa; no se pueden mezclar las cosas como se está mezclando de forma interesada», aseguró Mas, que explicó que en las primeras semanas de 2014, las empresas alemanas han anunciado inversiones por valor de 131 millones de euros. Sin poner en duda esa cifra, lo cierto es que los números que difunde la Generalitat en este apartado no llevan a pensar en que la inversión extranjera esté creciendo. Todo lo contrario. En los dos últimos ejercicios, la inversión directa proveniente del extranjero ha caído: en 2010, la cifra total fue de 5.405,30 millones de euros, mientras que un año después descendió hasta los 3.612,04 millones de euros. Y si nos remontamos hasta el año 2004, cuando España se encontraba en pleno apogeo económico y aún quedaban varios años hasta que comenzaran a notarse las consecuencias de la crisis económica, los extranjeros invirtieron un 32,62 por ciento más que en 2012. De hecho, las últimas cifras de las que hay constancia apenas superan los datos del año 2003, cuando la inversión extranjera en Cataluña se situó en 2.738,52 millones de euros.

La respuesta de Mas

En la sesión de control en el Parlament, Artur Mas no sólo respondió a los empresarios extranjeros defendiendo que Cataluña es una economía «en marcha» y «atractiva» para las empresas internacionales. Pero también tuvo palabras para Juan Rosell, presidente de la CEOE, que advirtió el martes de que «sería un destrozo importante de las relaciones humanas con España y, por supuesto y de una manera mucho más importante, económicas». «Convendrá conmigo que tan respetables son estas opiniones como las de millones de personas con nombres y apellidos que quieren ir a votar, y muchas de ellas quieren que Cataluña tenga un Estado (...) ¿O es que aquí hay una categoría de respeto a la opinión de las personas en función de si están más bien posicionadas socialmente o no?», se preguntó el president.

De momento, Artur Mas no parece estar dispuesto a renunciar a su viaje a la independencia. Pero de sus palabras de ayer se desprende que tiene muy presente al sector económico, al menos al extranjero, al que ni mucho menos quiere tener en contra, sabedor de que puede ser un factor muy a tener en cuenta por los ciudadanos a la hora de valorar su órdago separatista. De su relación con el sector empresarial foráneo dependen, por ejemplo, 2.602,94 millones de euros de inversión productiva y otros 474,34 millones de inversión financiera. Pero además quedarían en cuestión, no sólo los lazos comerciales con algunas regiones industriales de Europa «cuando la crisis parece estar acabando», tal y como denunció el martes la plataforma «Cataluña sin Europa, no», sino también el 38,61 por ciento de inversión industrial que aportan los empresarios extranjeros, 1.188,16 millones de euros.

Sobre la posibilidad de una Cataluña independiente se mostró tajante ayer Josep Oliu, presidente del Banco Sabadell. En un momento en el que a los empresarios se les pregunta sin tapujos sobre su posición en el debate del referéndum, Oliú recalcó que la compañía estaba «por encima de la situación política» y lo único que quería era dar servicio a sus clientes, «estén en Cataluña, Madrid o Florida». Eso sí, a la hora de organizar su estrategia para los próximos tres años recalcó que no habían preparado un plan B, ya que considera que la probabilidad de este escenario separatista es muy baja, informa C. Maza.