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«Los mossos cobran más por hora extra y pueden hacer más»
A pesar de tener vértigo, el agente Raúl Lobato evitó que un hombre se quitara la vida en una presa. «Cuando evitas un suicidio te acuerdas de los que no pudiste impedir»
A pesar de tener vértigo, el agente Raúl Lobato evitó que un hombre se quitara la vida en una presa. «Cuando evitas un suicidio te acuerdas de los que no pudiste impedir».
Raúl Lobato, agente de Segovia y vicepresidente segundo de la Asociación Española de Guardia Civiles (AEGC), lleva 25 años en el Cuerpo y casi más años escuchando que les van a equiparar el sueldo al de las policías autonómicas. Recuerda que ya Aznar incumplió su promesa electoral: «Nos dijo que íbamos a cobrar una peseta más que las policías autonómicas». Y aún siguen esperando. Por eso desconfía de la proposición no de ley y de que a partir de los Presupuestos Generales de 2018 se resolverán dichos desequilibrios. «No vamos a dejar de pedirlo hasta que se consiga». «El mismo trabajo tiene que tener el mismo sueldo y además tenemos más funciones que un mosso o un ertzaintza. Yo no me puedo comparar con un maestro, con un albañil o con un ministro, pero sí con el resto de policías. La Guardia Civil no sólo es el Cuerpo que menos cobra de España, sino de toda Europa, haciendo incluso más horas. La jornada laboral de un mosso es menor. No es que trabajen menos horas, sino que se les recompensa sus nocturnos y festivos con más tiempo. Si hago una hora en nocturno se me recompensa con una hora y diez, a otros policías autonómicos con 1 hora y 30 minutos o una hora y 40». Tampoco tienen complemento por trabajar un festivo y en cuanto las horas extras: «Nosotros las cobramos a 12 euros y tenemos un máximo de 10 horas en periodos de cuatro semanas o 12 horas y media en los de cinco. Y nunca cobras todas esas horas. He visto nóminas de mossos que cobran la hora extra a entre 16 y 19 euros. Desconocemos cuánto cobramos de menos, porque hace ya casi dos años que pedimos el catálogo de trabajo de la Guardia Civil y aún no lo tenemos. Sólo lo sabe el Gobierno».
Aún así, Raúl no pierde la sonrisa cuando habla de su trabajo. Lo lleva en su ADN. Su abuelo, su padre y su hermano fueron guardias civiles. Su hija mayor y el pequeño quieren serlo. «Ojalá lo consigan», dice con orgullo. A pesar de que no todos los días son igual de buenos. Sí lo fue el día que evitó junto con su compañero que un hombre se quitara la vida en la presa el Pontón Alto y eso a pesar de que tiene vértigo. «Siete días después de que se suicidara una persona, nos avisó un taxista. Un cliente muy nervioso le había hecho parar el coche en una carreterilla que va directa a la presa. Cuando llegamos estaba en medio de la presa despidiéndose de su ex mujer vía whatsapp. Aún no sé como pudimos entrar con el vehículo. Cuando nos pusimos a su altura intentó lanzarse, pero conseguimos frenarle. Nos contó que, tras llevar meses sin cobrar, le habían despedido. Estaba destrozado». «Cuando evitas un suicidio te acuerdas de todos los que no has podido evitar... En Sepúlveda un chaval nos llamó para decirnos que había hallado un cadáver. Al llegar nos hizo señales como que estaba abajo. Subí la vista un instante y le vi precipitarse». Eso mella. La Guardia Civil es, si no el que más, uno de los Cuerpos con mayor tasa de suicidios. «En lo que va de año van 18. Hay que tomar conciencia, se necesitan más psicólogos y que nos den directrices para saber cómo actuar y qué detectar. El protocolo existente no funciona. La Policía no lo tiene y estamos a la par».
Una de las anécdotas que Raúl recuerda con más cariño es un rescate. Llevaban horas buscando a 19 niños belgas y dos monitores que se habían perdido en la sierra de Guadarrama. Habían venido a España para ver al Papa. Llovía un montón. Acabábamos de empezar el turno de noche y pedimos ir. Dimos con ellos. No sé ni cómo les pudimos meter a todos en el coche. Por cierto, aunque en su demarcación los rescates en montaña son habituales, «no tenemos ni ropa ni medios adecuados».
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