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Exhumación (casi) imposible en el Valle de los Caídos

Los técnicos impiden la entrada de las familias para poder realizar sus trabajos con garantías

Familiares de los enterrados en el monasterio, a la entrada del Valle de los Caídos
Familiares de los enterrados en el monasterio, a la entrada del Valle de los Caídoslarazon

Los técnicos impiden la entrada de las familias para poder realizar sus trabajos con garantías.

«Lo siento pero los técnicos han pedido que no se les interrumpa, están trabajando en el interior del recinto y han pedido que se les deje hacer su trabajo con tranquilidad. Han pedido un poco de prudencia». Con estas palabras un portavoz de Patrimonio Nacional (PN) comunicó ayer a las familiares presentes en la entrada del recinto la decisión de la presidencia de Patrimonio de no permitir la entrada en el monumento el día en el que comenzaron los estudios técnicos para determinar si se podrán realizar las exhumaciones. La noticia fue recibida con «respeto» por las familias que se desplazaron a la entrada del Valle en un día en el que, por ser lunes, el monumento permanecía cerrado al público. Los familiares atendieron a los medios de comunicación durante la mañana y escenificaron su «alegría» y «esperanza» de poder enterrar a sus antepasados conforme a su voluntad en un futuro no lejano después de que el Prior de la comunidad benedictina del Valle de los Caídos, Santiago Cantera, levantara el recurso interpuesto ante la Audiencia Nacional que impedía que se realizaran los estudios.

Los técnicos del Instituto Eduardo Torroja de Técnicas de la Construcción estudian desde ayer el estado estructural del osario donde se cree que pudieran estar los restos de los hermanos Manuel y Antonio Ramiro Lapeña, fusilados en Calatayud en 1936. Fue una nieta Purificación Lapeña, la que logró la sentencia de un tribunal de San Lorenzo de El Escorial hace dos años en la que se ordenó la exhumación dejando claro que los derechos de la familia Lapeña no son absolutos, ya que debe necesariamente respetar la voluntad de los familiares de las demás personas enterradas en el osario. Precisamente han sido 35 de estas familias las que han expresado por escrito su voluntad de que no se turbe el descanso de sus familiares para atender a las comprensibles demandas de los Lapeña. A estas dos exhumaciones se suman las de dos víctimas del bando «nacional», Pedro Gil Calonge, de Castejón del Campo (Soria) y Juan González Moreno, natural de Arriete (Málaga).

Es pertinente puntualizar que, en contra de lo que han proclamado las asociaciones de la llamada memoria histórica, lo que tuvo lugar ayer dentro del Valle de los Caídos no es el comienzo de los trabajos de exhumación sino un estudio previo que determinará si éstas son estructuralmente posibles. Si el estudio arquitectónico es favorable tendrá lugar un estudio forense en el que se investigará si es posible localizar los restos de una persona en concreto. Por ejemplo, se cree que los restos de los hermanos Lapeña llegaron junto a los de otras 79 personas al Valle de los Caídos poco antes de su inauguración en 1959, pero sus restos podrían estar también en la zona del barranco de la Bartolina de Calatayud. Si los técnicos forenses confirman la localización de los restos mortales de los Lapeña y las otras dos personas deberá asegurarse de que la exhumación puede realizarse sin perjudicar los derechos de las familias que no desean que se turbe el descanso de sus seres queridos.

El acceso de los técnicos al osario en cuestión y la puesta en marcha de un proceso que podría durar años ha sido posible gracias a que el prior de la comunidad benedictina del Valle de los Caídos levantó el recurso admitido a trámite por la Audiencia Nacional contra la exhumaciones. La decisión fue voluntaria, no impuesta por los tribunales. A pesar de haber sido el blanco de continuados ataques por parte de las asociaciones de familiares, lo cierto es que la Abadía nunca ha mostrado incomprensión hacia estas personas sino que ha intentado salvaguardar la integridad de los derechos de todas las personas que tienen familiares enterrados en el emblemático monumento de Cuelgamuros.