Barcelona

Mas admite que negocia con el Gobierno una mejora de la financiación

Artur Mas interviene hoy en la inauguración del XIV Congreso de la UGT de Cataluña
Artur Mas interviene hoy en la inauguración del XIV Congreso de la UGT de Cataluñalarazon

Barcelona- En su último libro, «Clar i català», editado por RBA, José Montilla admite que la negociación del actual modelo de financiación fue un infierno. Reconoce que «se produjo un desgaste brutal, absolutamente innecesario» y que el acuerdo se cerró tarde, cuando la recesión empezaba ya a hacer estragos. Cuatro años después, toca por ley revisar el modelo que pactaron Montilla y José Luis Rodríguez Zapatero. Aunque Artur Mas aparcó hace tiempo el pacto fiscal para centrarse en la celebración de la consulta soberanista, ayer, admitió que está negociando con el Gobierno el nuevo modelo de financiación. El sistema vigente caduca a finales de año y suficientes penurias sufren las finanzas de la Generalitat para tener que prorrogar el actual modelo pudiendo disponer de uno mejor a partir de 2014. El Gobierno del PP está por la labor de mejorar la financiación de Cataluña. El mismo Mariano Rajoy, durante la última campaña electoral a la Presidencia del Gobierno, se comprometió a mejorar el modelo de financiación catalán. Hará dos años, el proyecto estrella de Mas todavía era el pacto fiscal y la consulta soberanista una quimera. Ya entonces, el PP catalán trabajaba con el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, en un modelo singular, asimétrico y con una solidaridad limitada y finalista. Pero ahora, la presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, teme que cuando presenten su propuesta, algunos barones del PP torpedeen su modelo. Mas, que no quiere sufrir ni una décima parte de lo que sufrió Montilla negociando el nuevo modelo, sospecha que a la ofensiva de los barones del PP se sumarán los barones del PSOE. Para evitar una nueva rebelión contra Cataluña, Mas pidió ayuda al primer secretario del PSC. Reclamó a Pere Navarro que interceda para que la nueva financiación no se haga a medida de los intereses de Andalucía. Mas advirtió de que José Antonio Griñán tiene unos intereses «muy opuestos» a Cataluña. Estuvo conciliador con el PSC, que apenas dos semanas condicionaba su apoyo al gobierno de CiU a cambio de aparcar el debate soberanista y centrarse en asuntos más urgentes como la negociación de una nueva financiación. En cambio, se mostró hosco con el PP. Sánchez-Camacho apremió a Mas a «recuperar el "seny"–juicio–», tras acusar al gobierno catalán de estar paralizado. Pero lo que irritó a Mas fue que hiciera broma con la metáfora utilizó en su mensaje de Sant Jordi. Sánchez-Camacho dijo que si Cataluña es una rosa, el gobierno son las espinas. A lo que el president replicó que el PP se ha especializado en la bronca y que CiU tiene mejor relación con «algunos ministros» que con el PP catalán.