Barcelona
Mas busca amparo internacional después del rechazo en el Congreso
El debate soberanista se trasladó ayer en AVE al Parlament de Cataluña, donde ninguna pastilla ni remedio casero, como el clásico zumo de naranja natural, aliviaron la resaca del «no» del Congreso al referéndum de autodeterminación. Apenas 24 horas después de recibir la negativa para transferir la competencia que hubiera permitido a Cataluña celebrar una consulta pactada el próximo 9 de noviembre, el president de la Generalitat reiteró que el proceso sigue.
Mas admitió que en Madrid «se nos dio un portazo legítimo, mayoritario –299 votos en contra por 47 favor– y legal», pero también dejó claro que pedir al Congreso la competencia para convocar referendos por la vía del artículo 150.2 de la Constitución sólo era una de las opciones que contemplaba la Generalitat para celebrar la consulta soberanista. Descartada esta vía, Cataluña construirá en solitario marcos legales, que amparen la consulta. El Parlamento catalán ya tramita la ley de consultas, aunque apurará a aprobarla, para que al Tribunal Constitucional no le dé tiempo de resolver, antes del 9 de noviembre, el recurso que el Gobierno de Mariano Rajoy ya ha anunciado que interpondrá. Pero además, el president de la Generalitat avanzó que también analizará «qué dan de sí los marcos legales internacionales».
El dictamen del Tribunal Internacional de Justicia de La Haya emitió en julio de 2010, en defensa de la declaración unilateral de independencia de Kosovo, por ejemplo, establece que la legitimidad del derecho a decidir se consigue cumpliendo tres principios: que el proceso no sea violento, que sea escrupulosamente democrático y se agoten todas las negociaciones con el estado matriz. El Gobierno catalán también ha hecho referencia en alguna ocasión a una doctrina del Consejo de Europa sobre buenas prácticas en referendos que aboga por reconocer la posibilidad de celebrarlos en ámbitos inferiores a los estados.
A la tímida propuesta de reformar la Constitución que hizo Mariano Rajoy para encontrar una salida al problema catalán, Mas replicó: «Ponga día y hora», para un encuentro, «más fácil imposible». El mismo reto que Josep Antoni Duran Lleida planteó al presidente del Gobierno en el Congreso durante el debate soberanista.
Después de que Alicia Sánchez-Camacho le volviera a preguntar si piensa o no llamar a Rajoy para desbloquear la falta de diálogo entre ambos ejecutivos, Mas contestó que «si el problema es el teléfono, le aseguro que yo no tengo ningún problema en llamar. He llamado muchas veces». Sin ir más lejos, hace un par de semanas, «por una cuestión personal».
Mas emplazó a Rajoy a dar el primer paso para reformar la Constitución y encauzar el problema catalán, alegando que «cuando se lo pide Angela Merkel, lo hace corriendo, mientras que cuando lo pide Cataluña la respuesta es "no"», en alusión a la reforma para regular el límite de endeudamiento. «¿También la Constitución tiene que ser antes alemana que catalana?», preguntó con sorna, recordando la frase que el ex ministro del PP, Manuel Pizarro, dijo cuando Gas Natural, con sede en Barcelona, lanzó una OPA a Endesa.
Pese a esta predisposición a hablar, Mas sospecha que al presidente del Gobierno no le interesa sentarse a negociar y el primer secretario del PSC, Pere Navarro, considera que los nacionalistas tampoco están por la labor de facilitar el dialogo. Mas insiste que el diálogo se resuelve hablando de la consulta, Rajoy no la quiere autorizar y «si no salen de las trincheras», como denunciaba ayer Navarro, el problema no se solucionará por arte de magia.
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