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Mas lleva al Congreso la consulta para romper España
Artur Mas y Oriol Junqueras tan siquiera abrieron ayer la boca en el hemiciclo del Parlamento de Cataluña para continuar su desenfrenada carrera hacia el abismo soberanista.
Artur Mas y Oriol Junqueras tan siquiera abrieron ayer la boca en el hemiciclo del Parlamento de Cataluña para continuar su desenfrenada carrera hacia el abismo soberanista. En una sesión con aires de solemnidad –dos ex presidentes del Parlament (Rigol y Benach) y un ex presidente de la Generalitat (Pujol) se postraron en la tribuna de invitados–, fueron las segundas espadas de CiU y ERC quienes asumieron el protagonismo de un debate que concluyó con la aprobación de una proposición de ley para pedir en el Congreso de los Diputados la competencia para organizar un referéndum independentista.
La proposición fue aprobada con 87 votos a favor (50 de CiU, 21 de ERC, 13 de ICV y 3 díscolos del PSC), 43 en contra (18 del PP, 16 del PSC y 9 de Ciutadans) y 3 abstenciones (CUP). Dos diputados no acudieron a la votación, uno por indisposición –Rafael López, PP– y otro –Àngel Ros, PSC– porque devolvió su acta minutos antes de que comenzara la sesión en el Parlament.
La jornada despertó la expectación de las grandes ocasiones porque el desafío soberanista escaló otro peldaño más. Pese a la relevancia de la jornada, el presidente de la Generalitat y el líder de ERC evitaron participar, puesto que ambos son conscientes de que el trámite puesto ayer en marcha no tiene ningún recorrido en el Congreso. De hecho, las menciones a Ibarretxe –un total de siete– fueron recurrentes por parte de PP y C's, que ven cada día más semejanzas entre el fracasado plan soberanista del ex lehendakari vasco y el proyecto de Mas.
«Haga como hizo el señor Ibarretxe, respete las reglas del juego democrático. Y, por cierto, no lo hizo con un Gobierno del PP, sino que fue con un Gobierno del PSOE cuando se produjo la votación mayoritaria que rechazó la solicitud del plan Ibarretxe de hacer una consulta de autodeterminación», apuntó la presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho.
Una vía condenada al fracaso
En la misma línea se dirigió a Mas el líder de Ciutadans, Albert Rivera. «Le propongo que si usted está tan convencido de esta propuesta, la defienda en el Congreso de los Diputados como hizo el señor Ibarretxe. Ya sabe usted lo que le pasó al señor Ibarretxe. ¿Sabe usted qué le pasó? Que perdió una votación democrática», le recordó Rivera, que concluyó que Mas tiene «miedo» a perder.
Los argumentos de la oposición contrastaron con el tono, entre amenazante y condescendiente, de ERC. «Hoy le decimos al Gobierno español que ésta es la última oportunidad de responder porque ya lo habremos intentado todo. Por tanto, tienen la oportunidad de responder con absoluta responsabilidad», dijo la portavoz parlamentaria de ERC, Marta Rovira.
En realidad, ni CiU ni ERC ni ICV se llevaron a engaño respecto a las posibilidades que tiene la petición de competencias sobre referendos en el Congreso, que son inexistentes. Asumida la derrota, Rovira enseñó las cartas del desafío independentista. «En países con tradición y madurez democrática no haría falta llegar al extremo de actuar de forma unilateral desde el Parlamento de Cataluña para defender la democracia. En el Estado español sí. Es absolutamente necesario», dijo Rovira, dando a entender que la independencia de Cataluña se acabará materializando por vías unilaterales.
El discurso de la dirigente de ERC se centró en buena parte en la idea de desprestigiar la democracia española, que tachó de «deficiente, secuestrada, negada y muchas veces sólo a título virtual». Su apuesta, de hecho, consiste en propagar estos adjetivos a nivel internacional. «Ante la falta de diálogo y negociación del Gobierno español, es necesario que su negativa sea explícita en el Congreso y que dé la vuelta al mundo», propuso Marta Rovira.
El presidente del grupo de CiU, Jordi Turull, por su parte, reprochó al PSC que «engrose» el bloque del no a la consulta y advirtió al PP de que «prohibir votar destila preconstitucionalidad».
Acabado el pleno, la presidenta del Parlament, Núria de Gispert, remitió al presidente del Congreso, Jesús María Posada, la proposición de ley de delegación de competencias a la Generalitat para que pueda iniciar cuanto antes el trámite. El proceso promete ser muy largo, puesto que el Congreso únicamente ve una iniciativa legislativa al mes, lo que significa que en el mejor de los casos podría debatirse en septiembre. Algunas fuentes parlamentarias incluso sitúan su discusión en 2015, lo que significaría demorarla más allá del 9 de noviembre (la fecha de la consulta que se propone Mas). Sin embargo, el problema tiene fácil solución y consiste en dejar la misma iniciativa en manos de los grupos catalanes en el Congreso.
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