El desafío independentista
Mas vota el derecho a decidir el día que el TC tumba la soberanía
Artur Mas prometió cumplir las obligaciones del cargo de presidente de la Generalitat con «fidelidad» al Rey, a la Constitución, al Estatut y a las instituciones. «Sí, lo prometo con plena fidelidad al pueblo de Cataluña», dijo el pasado 24 de diciembre, durante su toma de posesión. Lo que quiso decir Mas mediante esta fórmula es que poco le iba a importar que el Tribunal Constitucional (TC) pusiera freno a sus iniciativas soberanistas porque su compromiso era el seguir adelante con ellas. Y así ha ocurrido.
El TC, tal y como adelantó LA RAZÓN, suspendió ayer la declaración de soberanía aprobada por CiU, ERC e ICV y, muy poco después, Mas compareció ante los medios para proclamar que «el camino del derecho a decidir seguirá mientras los catalanes democráticamente lo quieran». Sólo un par de horas, el Parlament –con los votos de CiU, ERC, PSC, ICV y CUP– aprobó la creación de una comisión específica del derecho a decidir.
Al presidente de la Generalitat le pareció «insólito, altamente preocupante y profundamente decepcionante» que el Alto Tribunal admitiera a trámite la impugnación de la Abogacía del Estado contra una declaración que define a Cataluña como «sujeto político y jurídico soberano». Al fin y al cabo, argumentan sus promotores, esta declaración es, en realidad, una mera resolución parlamentaria y, por tanto, no encierra «efectos jurídicos».
Mas, ajeno por completo a las decisiones del Tribunal Constitucional y únicamente atento al resultado electoral que propició su pacto con ERC, subrayó que no piensa congelar el proceso soberanista porque sería «una deslealtad absoluta a lo que votó el pasado 25 de noviembre (día de las elecciones autonómicas). «El pueblo catalán decidió que hubiera una mayoría en el Parlament en la línea de más soberanía y del derecho a decidir», destacó.
«Abortar el proceso»
Según Mas, el Tribunal Constitucional debería actuar como árbitro «con prudencia, "seny"(juicio) y equidad», algo que, en su opinión, no está ocurriendo porque hay una «obsesión en las instituciones del Estado para hacer abortar la voluntad mayoritaria del pueblo catalán».
La respuesta institucional al TC, encabezada por el presidente de la Generalitat, fue rematada por la presidenta del Parlament, Núria de Gispert, que se expresó en la misma línea. «La decisión del Tribunal Constitucional es insólita y no tiene sentido jurídico», dijo De Gispert. A continuación, convocó para hoy, a primera hora de la mañana, a la junta de portavoces para analizar la situación y anunció, asimismo, que ha encargado un informe a los servicios jurídicos de la Cámara para preparar las alegaciones. «Nunca se había impugnado una propuesta de resolución de iniciativa política y de declaración política», enfatizó la presidenta.
El socio de Mas, el presidente de ERC, Oriol Junqueras, confirmó que el desafío soberanista seguirá adelante. «La declaración de soberanía es la expresión democrática de la voluntad del pueblo de Cataluña, y por tanto, diga lo que diga cualquier tribunal, este Parlament será fiel a la voluntad de los ciudadanos catalanes», afirmó. Dicho esto, Junqueras advirtió de que no habrá titubeos en el proceso soberanista. «Tomaremos las decisiones que hagan falta y la hoja de ruta se mantiene intacta, puesto que no tengo ninguna duda de que el Parlament será consecuente con la voluntad mayoritaria de los catalanes», añadió el líder de ERC.
La presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, celebró la decisión del TC y pidió al Parlament que la acate, mientras que el líder del PSC, Pere Navarro, constató que lo que ha ocurrido es lógico. «Lo que mal empieza, mal acaba. Sólo pretendían incrementar el grado de confrontación entre Cataluña y el resto de España», dijo.
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