Barcelona
Miguel Ricart llega a Barcelona en un autobús procedente de Córdoba
El único condenado por el asesinato de las niñas de Alcásser, Miguel Ricart, excarcelado tras la derogación de la doctrina Parot, ha llegado esta tarde a Barcelona en un autobús procedente de Córdoba, han informado fuentes policiales.
Ricart, que está sometido a una "vigilancia no invasiva", podría haber viajado a Barcelona con la intención de trasladarse después desde la capital catalana a algún país extranjero, aunque este extremo es desconocido por la policía.
Juan G., un hombre que ha viajado con su familia en el mismo autobús que Ricart, ha explicado que él venía desde Sevilla y que en algún punto del trayecto se ha subido Miquel Ricart acompañado "de un sacerdote y de otras personas que parecían ser policías".
El Cuerpo Nacional de Policía ha informado esta mañana a los Mossos d'Esquadra, que tienen la competencia en seguridad ciudadana en Cataluña, de que Ricart había tomado un autobús en Córdoba y que llegaría hacia las 14 horas de hoy a la Estación del Norte de Barcelona.
El testigo que ha hablado con Efe por teléfono ha confirmado que Ricart y el sacerdote han bajado del autobús en la estación del Norte, junto al Arco de Triunfo, y que iba "muy tapado, con un pasamontañas y un gorro".
La Policía Nacional, los Mossos d'Esquadra y la Fiscalía han tenido conocimiento de este viaje y la policía autonómica ya ha recibido instrucciones de la fiscalía para proseguir la "vigilancia no invasiva"a la que está sometido Ricart desde que fue excarcelado.
De hecho, Juan G. ha explicado que él se ha percatado de quién era su compañero de viaje, que iba sentado solo en la penúltima fila del autobús, cuando se han bajado en la estación de autobuses de Valencia para descansar y tomar un café y ha sido una empleada de la limpieza la que le ha reconocido sentado en el restaurante y se le ha escapado un insulto: "¡mira el hijo de ... ese!".
"¿Quién es?", le ha preguntado él. "Pues el asesino de Alcásser", le ha contestado la mujer de la limpieza.
Según Juan G., en la estación de autobuses de Valencia al menos seis agentes de la Policía Nacional han escoltado a Ricart, e incluso uno de ellos ha tranquilizado a su mujer cuando han conocido su identidad y le ha dicho que no era un tipo peligroso sino "un tipo vulgar que sólo tiene afán de notoriedad con los medios de comunicación".
"No se preocupen, dentro del autocar también hay seguridad", les ha tranquilizado el policía.
Juan, que trabaja en una empresa automovilística y reside en Castelldefels (Barcelona), ha descrito a Ricart como "un tipo pequeñito y envejecido, poca cosa", que "pasaría inadvertido en cualquier lugar".
El viajero ha relatado que durante el viaje Ricart se ha cambiado de camiseta -"se ha quitado una oscura y se ha puesto una azul"y también de gorro. "Como es muy bajito, cuando iba sentado sólo se le veían los ojos", ha dicho el testigo.
Según Juan, Ricart llevaba una mochila y en unos asientos próximos han viajado un sacerdote que subió en la misma estación que él y un joven "que parecía ser policía"porque estaba atento a todo lo que hacía el asesino de Alcásser.
"He pensado en hacerle una fotografía, pero no me he atrevido porque me miraba el joven que parecía ser policía", ha confesado el testigo.
Juan G. ha recordado que a unos 40 kilómetros antes de llegar a Barcelona, en la autopista A-7, tres patrullas de los Mossos d'Esquadra han parado el autocar y un agente ha hablado con el conductor, ha anotado la matrícula del vehículo y les ha dejado continuar.
El trabajador ha opinado que cree que Ricart "no es peligroso, es poca cosa, pero no debería estar en la calle".
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