Miles de personas protestan en Sant Jaume contra los planes separatistas de Mas y la CUP

La secuencia de maniobras que Junts pel Sí y la CUP están llevando a cabo para avanzar con sus planes rupturistas reunió ayer para sorpresa de Societat Civil Catalana (SCC) a más de 1.500 personas en la protesta que la plataforma organizó en la plaza Sant Jaume, bajo el lema «En defensa de la democracia y del Estado de Derecho». PP, PSC y Ciutadans de nuevo aparcaron sus diferencias para sumarse a la concentración.

La decisión de la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, de celebrar el pasado martes la Junta de Portavoces pese a que el PP no había constituido su grupo parlamentario –condición imprescindible para su celebración– y la consecuente aprobación del pleno del próximo lunes, que el Tribunal Constitucional (TC) finalmente no ha impedido, para votar la resolución rupturista, encendieron los ánimos de la gente.

Pese a los 17 grados de una tarde noche de noviembre, la concentración convocada hace dos días de forma «improvisada», como así lo expresó el presidente de SCC, Rafael Arenas, fue un éxito. La plataforma había pedido que no se trajesen símbolos. Quería una «concentración silenciosa» para demostrar cívicamente su rechazo a la «vulneración del Estatut y la Constitución de los separatistas».

Pero el silencio solo se logró de forma intermitente durante los primeros minutos. Fue roto por continuos cánticos en pro del respeto a la Constitución y de la no separación. La gente también jaleó las intervenciones de dos miembros de la agrupación de jóvenes de SCC y de Arenas, que hicieron en una tarima ubicada de espaldas al Palau de la Generalitat, en las que se aludió al «desafío de los partidos separatistas y su falta de legitimidad para lograr independentista».

La simbología quedó a manos de SCC que desplegó una gran pancarta. También distribuyó carteles con el lema de la protesta que, a falta de banderas, acapararon la atención. Arenas no escondió su resignación por la decisión del TC de no suspender cautelarmente el pleno del lunes y se aferró a la «robustez democrática de España» como justificación.