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Montserrat Ferrero: «Me da envidia cuando voy a Italia y veo que el tiempo lo da un militar»
Montserrat Ferrero / Directora de la Fundación Asistencial para las Fuerzas Armadas y la Guardia Civil. Organizan la carrera «Corre con todas tus Fuerzas», en la que los civiles participan junto a militares
Cuando ve un uniforme no se sorprende y lo considera «lo más normal del mundo». Huérfana de un general, nieta de un comandante, prima de una bombero militar... Montserrat Ferrero se crió en cuarteles, rodeada de uniformados, a los que, reconoce, «conozco y quiero». Ahora, dirige la Fundación Asistencial para las Fuerzas Armadas y la Guardia Civil, dedicada a ayudar a la familia militar en situación desfavorecida, a sus huérfanos o discapacitados. Pero también a una parte de la sociedad civil, contribuyendo así a que la gente de a pie se acerque al mundo castrense. Entre sus proyectos, la carrera «Corre con todas tus Fuerzas», cuya segunda edición presentan mañana y en la que los ciudadanos pueden correr junto a los militares. Será el 7 de junio, en Madrid.
–¿Qué es y por qué nace la Fundación?
–Nace en 2001 y su fundadora es Concepción Galbis, mujer del recientemente fallecido Alfonso Pardo de Santayana, que fue Jefe de Estado Mayor del Ejército de Tierra. En sus viajes se dieron cuenta de que había fundaciones privadas en otros países que se dedicaban a atender a la familia militar en situación desfavorecida e integrarlos, una vez desvinculados de las Fuerzas Armadas o cuando quedaban huérfanos o viudas, en la vida privada. Copiando ese modelo nace esta fundación, que empezó a atender sobre todo a mujeres en riesgo de exclusión y a personas con discapacidad. Al principio era sólo para la familia militar, pero vimos que esta fundación era un nexo de unión entre Fuerzas Armadas y sociedad civil. Ahora, entre el 15 y el 20 por ciento de los colectivos a los que atendemos y damos empleo viene de la sociedad civil.
–¿Sentíais falta de apoyo?
–Para nada. La Administración atiende perfectamente mediante sus políticas de acción social a las personas en riesgo de exclusión, pero mediante la prestación. Nosotros somos complementarios, queremos ir un poco más allá. Somos asistenciales, queremos acompañar, crear un vínculo y dar apoyo en formación y demás, por eso con la crisis hemos ampliado nuestros proyectos y colectivos.
–Y esos civiles a los que ayudáis y trabajan con militares, ¿cómo los valoran?
–Alucinan, porque tenían una idea preconcebida, que no mala. La gente piensa sólo en un uniforme y un arma, cuando hay de todo: veterinarios, científicos, escritores, doctores... Es maravilloso, porque empiezan a trabajar en un cuartel, sin tener conocimientos militares, mano a mano con ellos en un ambiente de normalización y acaban muy comprometidos.
–Cuénteme alguna anécdota.
–Entre los discapacitados que trabajan aquí había uno que no tenía nada que ver con las Fuerzas Armadas y al cabo de tres meses se compró una chaqueta de camuflaje. Venía a trabajar siempre con ella, encantado, y decía orgulloso: «¡Aquí estoy, con el Ejército!».
–¿Qué falta para que se los valore?
–Que vean el día a día. Hay un mensaje que aún no queda claro: que un militar o un guardia civil es, ante todo, un ciudadano, con sus familias y sus problemas. Muchos países valoran a sus Fuerzas Armadas, pero en España el problema son los datos de conciencia de defensa, que tienen que ver con la conciencia ciudadana, la de Estado y la de patria. Y son realmente bajos, por cuestiones históricas o por cualquier complejo que debería estar ya superado, porque es gente que da su vida por nosotros.
–¿Cree que el fin de la mili ha influido en esa falta de conciencia de defensa?
–Hay quien dice que sí, pero, sobre todo, lo que ha hecho mella es que la información de Defensa se desclasificó en 1996 y llevamos muy poco haciendo comunicación de defensa. Las misiones han hecho mucho bien a la imagen de Defensa, pero también hubo mucho tiempo en el que se centraba sólo en lo que se hacía fuera, cuando dentro también se hace mucho todos los días. Y es la parte que la gente debería ver. Me da mucha envidia cuando voy a Italia y veo que el tiempo lo da un militar del Ejército del Aire uniformado. O, como me pasó en París, que entren militares a un bar y que a nadie le sorprenda.
–Centrémonos en la carrera. ¿Por qué correr con militares y guardias civiles?
–Porque es de las pocas ocasiones que tienen los civiles de hacer algo real con las Fuerzas Armadas. Los militares son, la mayoría, grandes deportistas, y se apuntan a todo tipo de carreras y pruebas. Así que pensamos que sería bonito realizar un evento en el que los civiles se integrasen con uno de los Ejércitos o la Guardia Civil para correr con ellos, mano a mano.
–¿Cuál es la mecánica?
–Los civiles eligen el equipo con el que quieren correr (Tierra, Aire, Armada o Guardia Civil). Existe ese punto divertido y competitivo de que gana un Ejército, aunque también hay premios individuales. El año pasado ganó Tierra. El Ejército que gana es aquel en el que diez de sus corredores llegan los primeros a la meta.
–Al ser tan deportistas, ¿bajan los militares el ritmo el día de la carrera?
–Al contrario, van como locos. Pero hay mucho civil corredor que no tiene nada que temer. El año pasado ganaron civiles en las categorías masculina y femenina.
–¿Qué equipo gusta más?
–El año pasado fueron Tierra y Guardia Civil, pero no había grandes diferencias.
–¿Hay alguna novedad este año?
–Entre otras, hemos creado el premio «Todas nuestras Fuerzas contigo», que este año se lo dedicamos al cabo Soria, pero es en nombre de todos los fallecidos en acto de servicio.
–¿Qué participación se espera?
–El año pasado fueron 1.200 personas y este año esperamos llegar a 2.000. Los que quieran apuntarse lo tienen que hacer en la web «correcontodastusfuerzas.com».
–Es una carrera benéfica, ¿a qué proyectos van los fondos?
–Principalmente, a los dedicados a personas con discapacidad. Van a nuestro centro especial de empleo para discapacitados y para el hospital veterinario que queremos construir y que es el proyecto NAP (Naturaleza, Animales y Personas), en el que integramos a discapacitados en el mundo veterinario y medioambiental.
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