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Objetivo: movilizar al 20% de los votantes del PP que se quedarían en casa

Dos militantes del PP se hacen un «selfie» ayer en la Conferencia Política del PP
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Una de las enseñanzas del 24-M ha sido que si el PP no está en condiciones este próximo otoño de conseguir una mayoría suficiente, solo o con otros, seguramente otras fuerzas se coaliguen para desplazar a los populares del gobierno de España.

En la encuesta de NC Report para LA RAZÓN de diciembre de 2014 el PP pasaba por unos de los peores momentos de la legislatura, similar al angustioso primer trimestre de 2013 en el que el mediático caso Bárcenas dañó enormemente al partido del Gobierno.

Terminaba el año 2014 con una expectativa de voto del 28,6% y una proyección de 113 a 120 escaños. Pero no sólo estaba en apuros el PP, también el principal partido de la oposición tenía dificultades, el PSOE, estaba a punto de convertirse en el tercer partido nacional, pues en este mes se registró la menor distancia habida entre PSOE y Podemos desde la aparición del partido violeta. El PSOE contaba con el 23,4% del voto válido, mientras que Podemos le seguía a tan sólo dos décimas con el 23,2%. El PSOE optaba a un grupo parlamentario de 86 a 90 diputados, mientras que Podemos obtendría entre 73 y 77 escaños. Por lo tanto clausurábamos 2014 con estos tres partidos muy igualados, aunque el PP seguía manteniendo cierta ventaja sobre el segundo y el tercero.

Seis meses después, el PP se encuentra con una expectativa electoral del 31,2%, lo que significa que ha mejorado respecto a 2014 en 1,6 puntos porcentuales. Se consolida como primera fuerza política nacional, tal y como lo demostró el pasado 24-M, e incluso aumenta la distancia que le separa del PSOE de 5,2 puntos en el pasado mes de diciembre a los 6,8 puntos en la actualidad. Además su grupo parlamentario sería ahora de 136 a 144 escaños con lo que se situaría a una treintena de diputados de la mayoría absoluta.

En estos seis meses los populares han pasado de fidelizar al 59.6% de sus votantes de 2011 al 60.2%. Mientras mantienen prácticamente inalterado el porcentaje de votantes que se pasarían a la abstención; 19,2% en 2014 y 19,3% en 2015.

Donde el cambio ha sido más importante, tanto cualitativa como cuantitativamente es en el trasvase de votos a Ciudadanos y a Podemos. Al término de 2014 el volumen de voto popular que se pasaba a Podemos era del 8,1% y significaba la marcha de 880.000 votantes, mientras que a Ciudadanos se transfería el 3,0% del voto popular, estimado en 326.000 votantes. Seis meses después el segundo destino del voto popular, después de la abstención, es a Ciudadanos, ya no a Podemos. Al partido de Albert Rivera se trasvasa el 13,5% del electorado popular que representa 1,465 millones de votos. Mientras que a Podemos baja enormemente el envío de votantes, reduciéndose a tan sólo el 0,7% del total de votantes del PP, o lo que es lo mismo; 77.000 votos.

En el último semestre Ciudadanos se ha multiplicado por más de cuatro, pasando de 0,656 millones de votantes a 2,882 millones. Y el trasvase de votantes populares a este partido se ha incrementado en la misma proporción, ya que en diciembre los exvotantes del PP representaban el 49,7% del voto de Ciudadanos, y en el pasado mes de junio el de los antiguos votantes populares significaba el 51,9% del conjunto del voto de Ciudadanos, porcentajes muy similares.

Si el comportamiento de los ex votantes populares con respecto a Podemos ha sido bien distinto, en diciembre el voto del PP representaba el 16,1% del total del de Podemos. Seis meses más tarde el voto popular significa tan sólo el 2,6% del voto global de Podemos.

También se reduce en este periodo el voto transferido desde el PP a otras formaciones políticas; El porcentaje de votantes populares que optan por UPYD pasan en este tiempo del 2,7% al 0,5%, los que eligen el PSOE bajan del 4,2% al 2,1%, así como los que prefieren VOX, que disminuyen del 1,9% a tan sólo el 0,9%. Tal vez sea lo residual es el voto que pasa del PP a VOX muy significativo en comparación con el porcentaje tan importante que pasa del PP a Ciudadanos; el PP pierde votantes por su izquierda, no por su derecha.

En diciembre de 2014 los tres principales constitucionalistas, PP, PSOE y Ciudadanos sumaban el 54,8% del voto válido en unas elecciones generales. Seis meses después el repunte de estos tres partidos, y en especial de Ciudadanos y populares aglutina el 67,4% de todo el electorado nacional. Por lo que la crisis política vivida en el segundo semestre de 2014 queda cerrada, y la Constitución vuelve a contar con poderosos defensores, frente a los que pretenden romper la unidad nacional.