Terrorismo
Plazaola, sin paga
Si opta por refugiarse en el extranjero, ETA no le financiará la estancia al no ser miembro operativo de la banda
Si opta por refugiarse en el extranjero, ETA no le financiará la estancia al no ser miembro operativo de la banda
En la banda terrorista ETA, cuando se entra ya no se sale, salvo que quieras llevar el sambenito de «traidor al pueblo vasco». Dentro de la banda, no puedes tomar ninguna decisión relevante, y la de fugarse lo es, sin contar con la aprobación de la «dirección».
Alberto Plazaola, quien al cierre de esta edición seguía en paradero desconocido, tuvo tiempo suficiente –desde que supo que la Justicia española había revocado la resolución europea que le había permitido, con el aval de la Audiencia Nacional, salir de la cárcel junto a Santiago Arróspide Sarasola, «Santi Potro»– para tomar una decisión sobre su futuro inmediato y comunicársela a sus jefes para que la aprobaran. En ETA nadie es libre y se comprueba desde el minuto cero, nada más ingresar.
Podía haber optado por esperar tranquilamente en su domicilio a que los agentes de las Fuerzas de Seguridad llegaran a arrestarle y llevarle de nuevo a la cárcel. Es lo que hizo, sin ir más lejos, «Santi Potros», que confesó en una conversación con dichos agentes que a su edad no se sentía con fuerzas de «pasar de nuevo a la clandestinidad». Es decir: esa posibilidad la tenía.
Por razones que él y la banda conocen, Plazaola decidió desaparecer y pasar a la clandestinidad. Según las fuentes consultadas, puede encontrase incluso en casa de un vecino de su misma calle o barrio, en otra población o, lo que algunos expertos consideran más complicado, en Francia, aunque esta posibilidad no es en absoluto descartable.
Documentación falsa y dinero
Desde territorio galo, Plazaola tendría que «saltar» a otro país, para lo que necesitaría documentación falsa, facilitada por la banda, y pagarse de su bolsillo el desplazamiento y la estancia subsiguiente. Lo de ir a Venezuela, dada la calamitosa situación de l país, parece poco agradable, aunque garantiza que no sería objeto de extradición.
Plazaola, al no ser un miembro operativo de ETA, sabe desde el primer momento que tendrá que costearse los gastos de manutención, ya que la banda no está para mantener a más «refugiados».
De hecho, ETA está retirando la asignación a algunos, como al sanguinario José Ignacio de Juana Chaos, que bastantes quebraderos de cabeza dio a los dirigentes etarras cuando se puso en huelga de hambre sin su permiso, y al que, en respuesta a lo que consideraba un abandono de su persona, no se la ocurrido otra cosa que abrir un local de venta de bebidas de cara al público en la localidad turística venezolana de Chichiriviche, por la que pasan miles de personas para visitar el Parque Nacional de Morrocoy, famoso por sus aguas cristalinas.
Este individuo sabía que, más pronto que tarde, sería localizado y se solicitaría su extradición a España. De concederse ésta, y si se analiza con objetividad y detenimiento su caso, va causar problemas a todos salvo a él mismo, que va a hacer el viaje de regreso a España gratis.
Antonio Troitiño, que vive en casa de unos amigos en Londres, parece tener cubiertas sus necesidades, por lo que ETA no le debe de tener en nómina. En su momento, al igual que a De Juana, la banda le entregó documentación falsa, para que pudiera huir a un país que en ningún caso, según las citadas normas internas, podía ser Francia.
El asunto de los «refugiados» (huidos de la Justicia en definitiva) ha obligado a ETA a dictar unas duras normas internas, cuyo incumplimiento supone la expulsión de la organización criminal: «Los miembros que nos recojan en los pueblos son nuestros compañeros y los trataremos como tal; estaremos en su casa por tiempo limitado; estudiaremos la lengua local (si es necesario); buscaremos trabajo (también si es necesario); cambiaremos de casa y ésta la pagará cada uno; en el nuevo domicilio, estaremos dispuestos a acoger a nuevos “refugiados”; se limitarán, por razones de seguridad, las relaciones con los familiares, a los que nunca diremos dónde estamos; si utilizamos internet, no entraremos en páginas web de Euskal Herria (para los que estén fuera de España)». «Cumplir esta normativa interna de forma estricta nos ayudará a llevar mejor la vida que tengamos como refugiados, garantizando la conexión con el proceso de liberación de nuestro pueblo», subraya.
Puesta en escena
Las normas serían aplicables a Plazaola si optara por convertirse en un nuevo Antonio Troitiño o De Juana, lo que no se podrá saber hasta que pasen varias semanas sin que se le detenga o aparezca voluntariamente.
Otra opción para Plazaola consistiría en entregarse mediante la organización de un gran «muro popular», formado por varios miles de personas, en cuyo centro se colocaría él y hasta donde tendrían que llegar los agentes de las Fuerzas de Seguridad, sorteando a los que estén sentados o tumbados. El acto habría sido publicitado durante los días anteriores para que los medios de comunicación estuvieran presentes.
El huido o algún otro orador daría lectura a un comunicado en el que se denunciaría el inmovilismo del Gobierno respecto del «proceso de paz» y la excarcelación de los presos etarras.
Los expertos reconocen que a estas alturas se desconoce cuál puede ser la decisión que adopte Plazaola, pero en lo que coinciden es en que, si decide no aparecer es porque cuenta con una infraestructura lo suficientemente segura como para permanecer un cierto tiempo a salvo de las Fuerzas de Seguridad.
Existe, según las citadas fuentes, un factor que debe ser tenido en cuenta, y es que la banda terrorista quiera mantener a este individuo como huido al menos hasta las próximas generales.
Para ETA y su entramado la hipótesis de que Mariano Rajoy no pueda seguir otra legislatura al frente del Gobierno, aunque fuera por medio de una coalición, es la más deseable. Las otras opciones se consideran más adecuadas para sus intereses, en especial en lo que se refiere a los presos, los clandestinos y los huidos o «refugiados». Plazaola puede ser una pieza más de este tablero, en el que las piezas no se colocarán definitivamente hasta final de año.
Cronología de una fuga
4 de diciembre de 2014
La Audiencia Nacional acuerda la libertad de Plazaola y «Santi Potros» al descontar de sus condenas, en aplicación de una disposición europea, el tiempo pasado en prisión en Francia.
9 de enero de 2015
La Fiscalía del Tribunal Supremo recurre la libertad de Plazaola.
10 de marzo de 2015
El Supremo anula la decisión de la Audiencia, que ordena la detención de Plazaola, que ya se ha fugado tras filtrarse la resolución horas antes.
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