Cataluña
Podemos busca un Congreso de izquierda radical
La estrategia de Iglesias pasa por imponer su agenda populista a los socialistas en el Parlamento para asegurar el «sorpasso» en las próximas generales.
La estrategia de Iglesias pasa por imponer su agenda populista a los socialistas en el Parlamento para asegurar el «sorpasso» en las próximas generales.
Podemos buscará imponer su programa radical al PSOE a cambio del apoyo a la investidura de Pedro Sánchez como estrategia a medio plazo para arrinconar a los socialistas en la irrelevancia política y fagocitar definitivamente su electorado en las próximas elecciones generales, que se antojan cercanas para los morados. Así, los 90 escaños del PSOE vendrán a servir a los 69 de Podemos para poner en marcha medidas populistas denominadas de «rescate ciudadano», una batería de propuestas difíciles de implementar sin poner en peligro la incipiente recuperación económica. Frente al camino de la renovación favorecido por buena parte del PSOE, Podemos presionará para que se imponga la ruptura con el actual pacto constitucional y se despeje el camino institucional para que se celebren consultas independentistas que satisfagan a sus socios en Cataluña.
Basta escuchar las declaraciones de Antonio Hernando, portavoz del PSOE en el Congreso para comprobar cómo ya, incluso antes de que se materialice el pacto, Podemos está imponiendo su retórica populista a Pedro Sánchez. El portavoz socialista dijo recientemente que en estos momentos era necesario «estar a la altura de las circunstancias históricas en la que nos han puesto los ciudadanos en estos momentos», y que «la prioridad son las personas que han perdido su vivienda o que en este invierno les van a cortar la luz o el gas». Apenas 24 horas antes, Iglesias había afirmado que no estaba interesado «en negociar sillones» sino en atender «a las familias que estas Navidades les han cortado la luz y a los pensionistas que no pueden pagar sus medicamentos por el copago». Por otra parte, los paralelismos con el discurso populista que Chávez utilizó durante años en Venezuela son insoslayables.
En cualquier caso la postura de Podemos no podría ser más cómoda en estos momentos. Su posición negociadora con el PSOE es fuerte no sólo por contar con 69 escaños en el Congreso (sólo 21 menos que los socialistas) sino también por ser la formación política a la que, a priori, más beneficiaría la repetición de las elecciones. La progresión en intención de voto de Podemos durante la campaña electoral fue la más espectacular de todos los partidos y existe la percepción de que una semana más de campaña hubiera colocado a la formación de Pablo Iglesias muy cerca del PSOE, al menos del PSOE liderado por Pedro Sánchez. La diferencia fue de 21 escaños pero en votos fue tan sólo de 340.000, un margen muy estrecho que los socialidas podrían perder si se repiten las elecciones. A la circunstancia de no tener que temer una segunda vuelta en las urnas hay que sumar, para entender hasta qué punto Iglesias se mantendrá firme en sus exigencias, la dependencia que la formación morada tiene con sus socios en Cataluña, liderados por una fervorosa independentista como Ada Colau.
En estos momentos la actitud en Podemos es de espera. Así lo declaró Íñigo Errejón desde la sede del partido en Madrid: «Nosotros simplemente estamos esperando a que se aclare cuál es la perspectiva del PSOE. El PSOE tiene que aclarar cuál es su enfoque porque le oímos dos posturas, a veces tres, diferentes, y tiene que aclarar cuál es el interlocutor». El numero dos de Podemos repitió asimismo la peculiar manera de entender el «derecho a decidir» que existe en Podemos, donde las consultas independentisas no se celebran para alcanzar la independencia sino para cohesionar más el país: «Queremos la unidad de nuestro país y eso se hace reconociendo la diversidad de naciones que convivimos y escuchando a las que reivindican ser escuchadas. Quien no entienda eso no está en condiciones de garantizar la unidad de nuestro país», dijo sin especificar qué piensa de todo esto Ada Colau.
Sea como fuere, aunque cualquier desenlace podría redundar en su beneficio, Iglesias tiene claramente un panorama favorito: apoyar la investidura de Sánchez e imponerle su propio programa durante una legislatura corta en la que tuviera tiempo de hacer llegar a los votantes de izquierda que su proyecto político encarna el espíritu del cambio y es, de hecho, la única alternativa viable a Rajoy y al PP.
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