Gobierno de España
Sánchez mantiene el pulso de López y el PSOE la guerra por la abstención
No despeja las dudas sobre si irá a una investidura, al ser arengado por algunos diputados
No despeja las dudas sobre si irá a una investidura, al ser arengado por algunos diputados
Sin despejar dudas. Éste es el resultado de la tercera comparecencia pública de Pedro Sánchez desde el 26-J. Si el líder socialista se prodiga poco, más parco es en palabras, pues no es capaz de precisar qué papel asumirá el PSOE si Mariano Rajoy fracasa en su investidura. Sánchez inició ayer su intervención ante los grupos parlamentarios del Congreso, del Senado y de Europa con una loa al sistema parlamentario y al poder de sus 350 diputados, dejando traslucir en su oratoria que con 137 escaños el PP puede ser «primera fuerza», pero «no tiene mayoría para gobernar». El líder socialista dejaba la puerta abierta a tomar el relevo si Rajoy no culmina con éxito su investidura, dado que el PSOE reiteró ayer su negativa a favorecerla.
Con Sánchez dejando abiertas todas las opciones, el debate interno en el partido está servido. Se visualizó la división en el enfrentamiento entre territorios: los favorables a promover la abstención y quienes animan a Sánchez a que intente la investidura. Con esta última tesis se alinearon, a puerta cerrada, Antonio Trevín (diputado por Asturias) y Pilar Cancela (diputada por La Coruña). Sin embargo, desde Andalucía, el diputado Antonio Gutiérrez Limones expuso la necesidad de ir más allá del «no», que defiende la dirección, y abrir la posibilidad de la abstención. Sánchez, no obstante, sólo mostró su disposición a dialogar con el PP en temas de calado, aunque precisando que «dialogar no es negociar». El líder socialista animó a Rajoy a intentar la investidura y a configurar un «gobierno conservador no continuista», apostando por socios ideológicos, entre los que no va a encontrar al PSOE. Sánchez mostró su disposición a ejercer una «oposición leal, dura y firme» si el PP llega al Gobierno, aunque sin descartar que vaya a intentar la investidura si no lo consigue.
Si la fractura en el PSOE es una constante, la que vive la izquierda ha vuelto a quedar de manifiesto. La desconfianza de los socialistas hacia Podemos –alimentada a golpe de desplante en la XI Legislatura– volvió a reafirmarse en los albores de la duodécima durante las negociaciones para la Mesa del Congreso. La maniobra, a espaldas del PSOE, de Pablo Iglesias para postular a Xavier Domènech como candidato de izquierdas alternativo a Patxi López ha reabierto las heridas y ha despertado las suspicacias en Ferraz sobre las verdaderas intenciones que encierra la enésima llamada del líder morado al acuerdo para evitar que Ana Pastor presida la Cámara baja. La opción más probable tras el pacto entre el PP y Ciudadanos. El secretario general de Podemos se puso ayer en contacto con Sánchez para trasladarle su intención de explorar la posibilidad de que sea «un progresista» quien asuma la tercera institución del Estado. A pesar de que, según Iglesias, el líder socialista se mostró dispuesto a valorar ese acuerdo, lo cierto es que fuentes socialistas confirmaban posteriormente que no existía «ningún pacto de reciprocidad» con Podemos. Esto es, que el sentido final del voto de los morados no ha sido acordado de forma bilateral con los socialistas.
El partido mantiene intacta su intención de presentar la candidatura de Patxi López que, si Podemos no boicotea, tiene asegurado pasar a segunda vuelta sólo con el apoyo de los 85 diputados socialistas. Ése es el objetivo prioritario, aunque en Ferraz asumen que el ex lendakari no repetirá, porque se niegan a negociar la Presidencia con los partidos independentistas, cuyos votos junto a los de Podemos son imprescindibles para culminar sus aspiraciones. Así lo dejó traslucir el mensaje que su portavoz, Antonio Hernando, transmitió a sus compañeros a puerta cerrada. Hernando llamó a no «hacerse ilusiones» con que el ex lendakari mantenga su puesto, porque es necesaria la connivencia de los partidos independentistas para ello. Una opción que no barajan en la dirección del grupo. Asumiendo que finalmente López no va a ser presidente, el PSOE se centrará en mantener dos puestos en la Mesa: una Vicepresidencia, para la que han propuesto a la presidenta del PSOE, la andaluza Micaela Navarro, y una Secretaría, a la que presentarán al castellanoleonés Juan Luis Gordo. ¿Por qué mantener entonces la candidatura de López? El PSOE quiere obligar a Podemos a retratarse y que si el ex lendakari pasa a una segunda vuelta se vean en la tesitura de elegir entre el candidato popular y el socialista. Idéntica situación en la que los morados querían ver a los de Pedro Sánchez si la operación de Domenèch hubiera dado sus frutos.
Trevín, el «rubalcabista» pide que lo intente
Una de las voces que se alzaron ayer para pedir a Pedro Sánchez que presente su investidura fue la del «rubalcabista» Antonio Trevín. El diputado asturiano, enfrentado con el secretario general de su federación, Javier Fernández, es partidario de que el PSOE intente la investidura si Mariano Rajoy fracasa en su primer intento. Junto a él, la diputada Pilar Cancela también defendió esta tesis, que es censurada por otras federaciones.
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