Gobierno de España
¿Por qué no pactan nuestros políticos?
España (y toda Europa) se aproxima a ritmo lento pero seguro a un periodo de ralentización económica y los expertos no se ponen de acuerdo ni en cuanto a su gravedad ni en cuanto su duración. Precisamente, cuando más necesaria es la estabilidad en el Gobierno, la clase política –y señaladamente su hemisferio izquierdo–- ha empantanado a la nación en un parón que, incluso tras la repetición de elecciones, no está nada claro cuándo se va a superar. Por eso es pertinente preguntarse: ¿Por qué los líderes de los cuatro partidos principales –Sánchez, Casado, Rivera e Iglesias– se muestran en mayor o menor medida incapaces de alinear sus legítimos intereses partidistas con el interés del pueblo, obligado a pagar la factura de la parálisis? ¿Dónde están los Rubalcabas de la nueva generación de políticos? LA RAZÓN ha hablado con tres expertos para intentar arrojar algo de luz sobre este problema.
El politólogo Lluis Orriols basa su análisis del problema en tres elementos estructurales de nuestra política: «En primer lugar, está la ruptura del sistema de partidos y la multiplicación de actores... ahora hay más elementos que deben ponerse de acuerdo», señala. Por otro lado, advierte de que los tradicionales partidos bisagra han dejado de serlo, especialmente los catalanes. «Durante décadas los partidos nacionalistas han aportado estabilidad parlamentaria a cambio de contrapartidas en nuevas competencias para sus comunidades. Este modelo ahora parece haber quedado agotado», explica. El tercer elemento causante de la incapacidad de acuerdos sería, según este politólogo, la existencia de electorados volátiles y partidos inquietos sobre cuáles son sus bases electorales. «Este situación hace que lleven a cabo estrategias temerosas a corto plazo». Es el caso fundamentalmente, de Cs.
A estos elementos más estructurales se debería sumar una circunstancia coyuntural de los últimos meses: la política de bloques que provoca que el Partido Socialista tenga menos capacidad de movimiento. «Es una política estanca en la que Sánchez sólo se puede poner de acuerdo con Podemos, cuando en realidad Ciudadanos (un partido que se define como liberal y centrista) podría aportar piezas para generar mayorías. Sin embargo eso ya no es así: Ciudadanos no es un actor al que se pueda contar, circunstancia ésta que sorprendería a un observador europeo acostumbrado a coaliciones habituales entre socialdemócratas y liberales», explica Orriols.
La politóloga Verónica Fumanal coincide en que el problema es sistémico en nuestras leyes electorales y políticas. «Nuestro sistema electoral se diseñó pensando en un bipartidismo imperfecto. La Ley electoral prima a los partidos grandes. Cs y PP estuvieron muy cercanos en las últimas generales, pero se acentuó la diferencia en escaños. Antes, dos partidos se llevaban el 60% del voto y el resto ayudaban a armar gobiernos, pero nadie podía hacer mayorías de bloqueos. Ahora sí. Esto es precisamente lo que está pasando». Fumanal explica que ahora no sólo hay que convencer a partidos bisagra, sino que las mayorías han de incluir a tres. «A Rajoy también le pasó: necesitaba a tanto a Ciudadanos como al PNV. Ésta politóloga también advierte de la existencia de un déficit en nuestra cultura política. «En Estados Unidos el que pierde las primarias lo reconoce y se pone a remar. Aquí se han abierto fracturas porque no tenemos esa cultura. Con los pactos sucede algo análogo», señala. Fumanal explica asimismo que cuando el partido ganador tiene 160 escaños todos los partidos asumen su papel sin problemas: el grande manda y el pequeño se concentra en sacar contrapartidas. «Ahora, tanto Ciudadanos como Podemos, piden que se les hable en pie de igualdad y eso es algo que no entienden en el PSOE, donde aún hay instaladas políticas tradicionales que no entienden la nueva lógica de UP». Para Fumanal la solución pasaría por una reforma del sistema electoral y que todos asuman que el juego político ha cambiado. «En una gran coalición los socios se tratan en igualdad de condiciones. En Alemania lo han entendido. El PSOE quiere que el PP vaya por ese camino, pero será dificil».
El sociólogo Amando de Miguel cree que, además de todos estos factores, se da otro de naturaleza más profunda. «El problema es que los partidos son muy diferentes. El abanico de intereses e ideologías es muy dispar. Podemos y PSOE son progresistas pero fuera de esto son muy disímiles. En la derecha pasa lo mismo», argumenta. Para De Miguel, la solución pasa por una ley electoral más estricta como ocurre en buena parte de los países europeos donde se establece un tanto por ciento mínimo de votos para entrar en el Parlamento. «En España bastaría con que para entrar en el Congreso se tuviera que lograr representación en al menos 10 provincias distintas, sobre todo teniendo en cuenta que tenemos parlamentos autonómicos». Los tres expertos creen que no se trata de un factor generacional o que, al menos, aún es pronto para saberlo y coinciden en que se tardará en superar el problema del estancamiento. De Miguel cree incluso que podría agravarse con la irrupción de un partido animalista y otro musulmán.
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