PSOE
Preocupación en el PSOE: «Ya no somos la oposición»
Diputados socialistas muestran su preocupación por la falta de liderazgo y de «iniciativa» en el Congreso
Diputados socialistas muestran su preocupación por la falta de liderazgo y de «iniciativa» en el Congreso.
Falta de foco mediático. Este es uno de los principales desafíos que Pedro Sánchez ha tenido que encarar desde que se hiciera de nuevo con las riendas de Ferraz. La renuncia a su acta de diputado para evitar facilitar la investidura de Mariano Rajoy con su voto, alejaba al nuevo líder del PSOE de la bancada socialista, al menos, hasta las próximas elecciones generales. A pesar de que al llegar a la dirección Sánchez aseguró que supliría su ausencia en la Carrera de San Jerónimo con una presencia mediática regular, lo cierto es que su alergia a los medios -son contadas las ocasiones en las que comparece ante ellos o concede entrevistas de ámbito nacional- y la decisión de establecer una portavocía coral -Ábalos, Puente, Lastra, Robles...- no solo le impide marcar la agenda política sino que en ocasiones hace caer al PSOE en numerosas contradicciones de discurso.
La orfandad de liderazgo es, sin embargo, más acusada en el Congreso. «Sánchez ha perdido ese altavoz sí, pero con él, el partido ha cedido la alternativa al Gobierno. Ya no somos la oposición», se lamenta un diputado. El Grupo Parlamentario Socialista es un hábitat aparte dentro del PSOE. En él permanecen ininmutables los equilibrios de poder anteriores a las primarias, esto es, existe una mayoría de «susanistas» ya que hasta que no se elaboren las listas y se celebren las elecciones Sánchez no podrá imponer a sus afines, como ha hecho en órganos como el Comité Federal. La ausencia de una voz autorizada al frente del grupo es un problema que el partido acarrea desde antes de las primarias. Tras la salida de Sánchez fue su otrora hombre de confianza en la Cámara baja, Antonio Hernando, quien tomó las riendas. Su defensa del «no es no» y la contingencia de tener que defender posteriormente la abstención a Rajoy en el debate de investidura «abrasó» al portavoz, que quedó parlamentariamente inhabilitado, siendo continuo blanco de las críticas de partidos de izquierda como Unidos Podemos o ERC por su extremo giro discursivo. Con un grupo ingobernable en el que las reuniones de los martes eran fiel reflejo de la división entre «susanistas» y «pedristas», la victoria de Sánchez en las primarias pareció calmar los ánimos.
Sin embargo, el silencio en el que los críticos se sumieron -también en el Congreso- y del que parecen haber despertado a la vez ha llegado a la Carrera de San Jerónimo, donde siguen siendo mayoría. El último reducto del poder crítico se ha desperezado con reproches nada infundados, pues aún temen que se tachen de revanchismo sus comentarios, a la falta de liderazgo del PSOE y a la exclusión de los no afines de responsabilidad en sus temas de referencia. El problema radica principalmente en que la toma de decisiones no se lleva a cabo en el Parlamento sino en Ferraz. «Existe falta de autonomía y de iniciativa», se quejan. El ejemplo más visible es el papel que juega el PSOE en las sesiones de control al Gobierno. Los socialistas han perdido el liderazgo de la oposición y han cedido tanto el cara a cara a Rajoy como algunas de sus principales banderas a Ciudadanos y Unidos Podemos. «No solo no marcamos la agenda, sino que no ponemos en apuros al Ejecutivo», critican. Además, se quejan, ya no se tratan asuntos de actualidad sino que las preguntas en su conjunto vienen monopolizadas por el «tema de la semana» (pensiones, brecha salarial, ciencia...) que la dirección federal marca como prioritario. Otro asunto que también genera rechazo es la exclusión de algunos diputados de comisiones y trabajos en los que son perfiles de referencia por no haber apoyado a Sánchez en las primarias. También se les favorece, se lamentan, en la concesión de viajes frente a quienes se alinearon con Susana Díaz.
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