Política

El desafío independentista

Puigdemont ejerce ya de «president virtual»

Avisa de que «avanzarán por la vía de los hechos» porque en Bélgica no pueden aplicarle el artículo 155.

Quim Torra y Pere Aragonés escuchan la intervención por videoconferencia de Carles Puigdemont, durante el acto de presentación del Consejo por la República. EFE/Andreu Dalmau
Quim Torra y Pere Aragonés escuchan la intervención por videoconferencia de Carles Puigdemont, durante el acto de presentación del Consejo por la República. EFE/Andreu Dalmaularazon

Avisa de que «avanzarán por la vía de los hechos» porque en Bélgica no pueden aplicarle el artículo 155.

Un año después de su fuga a Bruselas, Carles Puigdemont volvió ayer al Palau de la Generalitat (a través de una pantalla) para presentar ante el Govern de Quim Torra y la plana mayor del independentismo el Consejo para la República, una suerte de «gobierno virtual» vacío de contenido que nace con el objetivo de internacionalizar el «procés» y «avanzar por la vía de los hechos hacia la República». «A nosotros no nos pueden aplicar ningún 155», advirtió el ex presidente de la Generalitat lanzando el enésimo desafío a un Estado que volvió a tildar de «autoritario» y represivo».

Pese a anunciarlo por todo lo alto en el salón Sant Jordi del Palau de la Generalitat, del organismo en sí aún se sabe poca cosa: será una entidad privada –previsiblemente una fundación– que no constará en el registro de la Generalitat y se financiará con recursos ajenos; estará presidida por el propio Puigdemont desde Waterloo y dirigida por el ex consejero Toni Comín, también en suelo belga; e «interactuará» con las instituciones catalanas pese a que no incidirá en el día a día de la gestión del Govern.

De ayer apenas se extrae una novedad: el Consejo para la República creará de forma inminente un «registro de ciudadanos» para que la gente interesada en formar parte de este organismo se pueda inscribir y «participar en la construcción de la República a través de su compromiso activo» y escoja a sus representantes, según desveló el propio Carles Puigdemont.

El objetivo final del independentismo es «caminar hacia la República» siguiendo el «mandato del 1 de octubre» de forma «libre y desacomplejada», «desde Europa» y sin las «amenazas» del Estado. «Podemos impulsar debates que el Estado no permite en el Parlament», reiteró el ex presidente de la Generalitat, quien alternó en su discurso las bondades de una hipotética independencia con fuertes críticas a la «represión» que, a su juicio, ejerce el Estado.

Por su parte, el president Torra, quien habló en último lugar después de Puigdemont, lanzó sus habituales ataques a la Monarquía –«los catalanes no la consideramos propia», aseguró– y dijo que su Ejecutivo no ha venido a «gestionar la autonomía ni los restos del estado autonómico». En un discurso sin sorpresas, Torra también se refirió a los líderes independentistas encarcelados y volvió a recordar que el independentismo no aceptará «otras sentencias que no sean de absolución y el regreso de los exiliados».

De hecho, la jornada de ayer sirvió para que el independentismo pusiera en marcha toda su maquinaria escénica con un evento retransmitido por TV3 desde la plaza Sant Jaume, donde se instaló una enorme pantalla gigante para que las personas allí congregadas pudieran asistir en directo a la puesta de largo del nuevo gobierno virtual de Puigdemont. El acto, de corte solemne y con actuaciones musicales entre parlamentos, sirvió para ovacionar con un largo aplauso a Puigdemont por parte de los asistentes, con el PDeCAT, ERC y Junts per Catalunya a la cabeza, y sin la CUP.