Crisis en el PSOE
«Querido compañero... tenemos la voluntad de seguir trabajando conjuntamente...»
Los siete diputados del PSC envían una carta al Grupo Socialista ratificando su posición
Los siete diputados del PSC envían una carta al Grupo Socialista ratificando su posición
Meritxell Batet, José Zaragoza, Mercè Perea, Marc Laumà, Joan Ruiz, Manuel Cruz y Lidia Guinart, los siete diputados socialistas catalanes ya han respondido, por escrito, al requerimiento enviado por el Grupo Parlamentario socialista, tras romper la disciplina de voto en la sesión de investidura de Mariano Rajoy. Los siete diputados –incluido el independiente Manuel Cruz– han escrito una misiva, a cuyo texto ha tenido acceso LA RAZÓN, en la que se ratifican en su posición, aunque tratan de minimizar la desavenencia.
«Querido compañero. He recibido la carta que me has hecho llegar. Conozco la resolución del 23 de octubre del Comité Federal. Así mismo, el 25 de octubre el Consell Nacional del PSC aprobó una resolución por unanimidad, que te adjunto, en la que se fijaba otra posición política para la segunda votación del proceso de investidura». De esta forma, los siete diputados del PSC se ratifican en su voto alegando que siguen las directrices emanadas del Consell Nacional, el máximo órgano entre congresos de los socialistas catalanes. La misiva dirigida a la dirección del grupo continúa afirmando que «atendiendo a la discrepancia de estos dos acuerdos, decidí, en conciencia, votar que no en la segunda sesión del debate de investidura».
Con esta respuesta, los diputados catalanes dan a entender que acatarán las sanciones que pueda imponer el Grupo –se habla de 600 euros, la sanción económica máxima– al afirmar que en su decisión no existe ningún ánimo de ruptura: «Aprovecho este escrito para reiterarte que todos los diputados y diputadas del PSC tenemos la firme voluntad de seguir trabajando conjuntamente con el resto de los socialistas para hacer más fuerte nuestro proyecto político. Un saludo afectuoso».
Tanto en las formas como en el fondo, el PSC quiere evitar que se pueda alcanzar un escenario de ruptura en línea de lo apuntado por el presidente de la gestora, Javier Fernández. El texto de la carta si bien es firme elude cualquier frase gruesa y no utiliza un tono agresivo. Sin embargo, otras voces en el seno del PSOE claman por sanciones más duras aunque cada día que pasa pierden peso las que apuntaban a una expulsión de los diputados del PSC o la creación de un PSOE catalán. Tal y como adelantó ayer LA RAZÓN, el «modelo alemán» de relaciones entre la CDU y la CSU puede ser un punto de partida de las negociaciones sobre el nuevo modelo de relaciones entre el PSC y el PSOE, que respeta la autonomía de los dos partidos, elimina las interferencias orgánicas y mantiene el cordón umbilical de elegir el mismo candidato a la presidencia del Gobierno.
El punto de fricción se sitúa ahora en torno a la portavoz adjunta del Grupo Socialista, Meritxell Batet. Algunas federaciones apuestan por que sea reemplazada en sus funciones. De hecho, en algunos mentideros se apunta un cese inmediato. Batet fue ratificada en la dirección tras el Comité Federal del 1 de octubre que acabó con el cese de Pedro Sánchez. Al inicio de cada legislatura, el PSC propone un nombre a la dirección del PSOE para que sea incluido en la dirección del grupo parlamentario, y Batet fue propuesta por la Ejecutiva Federal para este puesto.
En el PSC, fieles a la consigna de no hacer mucho ruido, dicen «desconocer las intenciones de la gestora», ya que las relaciones, aunque «positivas», se han enfriado en la última semana. Javier Fernández y Miquel Iceta no han tenido ningún contacto desde el martes pasado. Los diputados socialistas han contestado muy rápidamente a la dirección del Grupo Socialista y esto parece haber incomodado a algunos miembros de la gestora. El motivo de que la respuesta haya sido rápida es que no se quiere mandar un mensaje de displicencia con la actual dirección y porque el congreso del PSC se celebra este fin de semana en Barcelona y Miquel Iceta quiere que las cosas vayan por su senda sin demasiada algarabía. No dar respuesta al PSOE podría desatar especulaciones y espolear a quienes dentro del PSC quieren romper amarras con el «partido hermano», que podrían aprovechar el congreso para tensar, aún más, las relaciones entre ambos partidos socialistas.
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