Caso Bárcenas

Rajoy aguanta el pulso

Descarta hacer cambios en su equipo de Gobierno y asegura que mantendrá hasta el final su manual anticrisis

La Razón
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El presidente ha seguido su manual anticrisis, pero el «caso Bárcenas» ha sacado al partido de quicio y ha desconcertado incluso al Gobierno.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha seguido su manual anticrisis ante la más difícil situación a la que se ha enfrentado desde su etapa en la oposición. El «caso Bárcenas» ha sacado al partido de quicio y ha desconcertado incluso al Gobierno, pero aunque la situación ha dado la impresión de que estaba fuera de control, Rajoy no ha hecho ni ha dicho nada que no se ajustara perfectamente a lo que en él es lo previsible. Frente a todos los demás, él es quien mejor sabe qué hay detrás de las informaciones sobre supuestos sobresueldos que han puesto en jaque a la cúpula de su partido y qué hay detrás de la incoherente estrategia de ex tesorero del PP, según explican fuentes de Moncloa muy próximas al presidente.

Las mismas fuentes recuerdan, al respecto, cómo en el último Comité Ejecutivo del PP, celebrado hace una semana en Génova, Rajoy les dijo a los suyos a puerta cerrada, cuando ya no había micrófonos delante, que él sabía perfectamente de dónde le venía el «ataque» y «por qué».

El cuándo de ese «ataque» tampoco le ha sorprendido. Los movimientos habían empezado antes de que se conociese el resultado de la Comisión Rogatoria y se hallasen los 22 millones de euros que Bárcenas llegó a tener en Suiza a su nombre, ya que incluso aparecía con su DNI.

Los datos de la Comisión Rogatoria desvelaron que intentó ocultar los fondos después de que estallara el «caso Gürtel», transfiriéndolos de una cuenta propia a una mercantil. «Por vía directa o indirecta ha intentado despejarse el horizonte judicial esparciendo basura», sostiene un veterano dirigente del PP sobre Bárcenas. En el partido, el «malo» es, sin duda, él, y de ahí las presiones que ha recibido el jefe del Ejecutivo para que actúe en su contra.

Rajoy, su Gobierno y también el PP asumen que el problema sigue estando ahí después de las decisiones que ya se han adoptado en materia de transparencia. Y después de que los primeros pasos del caso ante la Fiscalía Anticorrupción no les hayan salido mal. «Se ha demostrado que los "papeles"son copias; que están trufados de mentiras; y habrá que ver cuántos nombres faltan en ellos y por qué», señalan desde el PP.

La prioridad del presidente ha sido atajar el desconcierto entre los suyos y mediar para reconducir los recelos entre el viejo y el nuevo PP.

Ahora, el Ejecutivo prepara un sonoro «golpe» ante la opinión pública, con un paquete de medidas anticorrupción que afectarán incluso al Código Penal. Rajoy necesita retomar la iniciativa en el plano político ante un horizonte marcado por un complicado Debate del Estado de la Nación.

Por primera vez desde que llegó a La Moncloa han empezado a prosperar las voces que plantean la conveniencia de que se impulse un cambio en el Gabinete que permita corregir algunas de las disfunciones detectadas en la acción de Gobierno y, al mismo tiempo, soltar lastre y tomar oxígeno. Pero como ha hecho en anteriores crisis a las que se ha enfrentado, el presidente aguantará el pulso lo que haga falta.

Si la fuerza de los hechos le exigiese sacrificar alguna «pieza», así «lo hará». Pero, en estos momentos, no está en su estrategia. Rajoy ha hablado personalmente con la ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Ana Mato, y cree en su palabra, frente a los recelos que existen en otros miembros del Consejo de Ministros. Rajoy cree que su problema es, si acaso, de ingenuidad, pero no de corrupción. En el entorno del presidente apuntan, además, que los cambios de Gobierno tienen su ritmo y que éste no es el momento para que «caigan cabezas». Sobre si habrá «retoques» a medio-largo plazo en el Ejecutivo o en el partido, ahí se queda la incógnita.

A principios de esta próxima semana los servicios jurídicos del PP darán luz verde a la interposición de las primeras acciones judiciales como partido, y también a título individual por parte de los principales miembros de la cúpula. Sobre si esas acciones judiciales afectarán a Bárcenas, la dirección popular se remite a lo que digan sus abogados, pero la impresión que anticipan es que su declaración ante el fiscal, en la que lo negó todo, le servirá para quedarse fuera de sus querellas. También en los próximos días, el PP presentará las declaraciones juradas y las declaraciones de la renta de la plana mayor de su dirección.

En el Gobierno están convencidos de que a esta última crisis ligada a Bárcenas, en este caso por la supuesta contabilidad en «B», le queda aún algo de recorrido, pero que el «golpe» principal ya ha sido parado. Hay mucha más tranquilidad que cuando Rajoy tuvo que convocar su primer Comité Ejecutivo extraordinario, en el que anunció la interposición de querellas contra quienes difundiesen o publicasen informaciones sobre dinero en «B» dentro del PP. Aunque también es verdad que se mantiene la preocupación por el descrédito que este asunto está generando a las siglas y por sus posibles derivaciones judiciales.

El ex tesorero tendrá que volver a declarar para hablar de su dinero en Suiza y como apunta un veterano dirigente territorial, «lo importante aquí es de dónde salía ese dinero y a cambio de qué». El «caso Bárcenas» está dejando secuelas en el partido, que Rajoy tendrá que afrontar a medio plazo.