PP
Rajoy busca renovar la imagen del PP
Orientará los ajustes del Congreso de febrero a intentar acercarse al voto joven, «limpiando» las siglas, consolidando la renovación y borrando el desgaste de los casos de corrupción
Orientará los ajustes del Congreso de febrero a intentar acercarse al voto joven, «limpiando» las siglas, consolidando la renovación y borrando el desgaste de los casos de corrupción
Todos los partidos tienen que afrontar en los próximos meses congresos nacionales. Traumáticos, en algunos casos, como el PSOE; de refundación, como anticipan en Podemos; o más tranquilos, como es el caso de Ciudadanos y, sobre todo, del Partido Popular. Ayer, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, cumplió con el trámite de confirmar a su cúpula que presentará su candidatura al próximo cónclave nacional que el PP celebrará en febrero. Rajoy lo tiene todo a su favor para que este congreso sea un paseíllo. El más tranquilo de los que ha celebrado como máximo líder del partido, porque está en el poder y esta vez no tiene ningún movimiento contestatario interno que pueda cambiarle el paso e influir en sus decisiones, aunque, como ocurrió en 2008 no tuviera fuerza suficiente como para ser realmente una alternativa a su candidatura.
Ante el Congreso de febrero, el principal objetivo de Rajoy es conseguir que sea una plataforma para «limpiar» las siglas del PP, consolidar la renovación y borrar el desgaste de los casos de corrupción que tanto daño han hecho a su organización en los últimos años.
En 2008 Rajoy renovó a fondo la dirección de su partido para sobrevivir políticamente después de dos derrotas en unas elecciones generales como candidato, tras recibir el partido de José María Aznar. La estrategia le funcionó y consiguió superar la travesía del desierto que tuvo que afrontar el PP y llegar vivo políticamente a las elecciones de 2011, para resarcirse con la mayoría absoluta que desalojó a José Luis Rodríguez Zapatero del PP.
Ante el próximo Congreso del PP Rajoy no necesita hacer movimientos para consolidarse a sí mismo, porque no tiene discusión interna. Y por eso la idea en la que trabaja apunta más en la dirección de que esta cita congresual sea una oportunidad para «hacer una limpieza de imagen del PP», borrar recuerdos de la corrupció y reforzar su maquinaria para estar en mejores condiciones de competir frente a la marca de Ciudadanos. Esto le exige consolidar a los jóvenes dirigentes de los que se rodeó tras la importante pérdida de poder que le dejaron las elecciones autonómicas y municipales de 2015. Todos ellos tienen un papel en la elaboración de las ponencias, con el actual responsable de Organización, Fernando Martínez Maíllo, al frente de la más importante, la que afecta al nuevo modelo de partido.
En este equipo no habrá cambios relevantes, más allá de los ajustes que se deriven del organigrama de dirección que salga del Congreso. Y en el PP siguen apostando en favor de que una vez más se salve Javier Arenas, actual vicesecretario de Política Autonómica y Local, de esta nueva operación de renovación. Al tiempo, en el círculo de Rajoy dan por hecho que el líder popular madura ya la idea del recambio en la Secretaría General, después de que María Dolores de Cospedal haya entrado en su Gabinete como ministra de Defensa. Este cambio sería la pieza principal de esta operación de renovación de la imagen del PP, «ordenada, sin crisis graves ni en el plano del reparto del poder orgánico ni en la discusión ideológica, más allá de los pulsos internos habituales que siempre acompañan a todos los procesos congresuales». Rajoy no ha dado pistas a nadie sobre en quién piensa para sustituir a Cospedal. Aunque el sentido de sus decisiones ha hecho que en el PP miren hacia la figura de Martínez Maíllo. La estrategia con la que Rajoy afronta el diseño del Congreso de febrero busca, además, escenificar un relevo generacional, con él al frente, que facilite al PP recuperar espacio en el electorado donde ha sufrido más fugas, el del voto joven. Ayer, el portavoz de Comunicación, Pablo Casado, volvió a insistir en que el sistema de elección de sus dirigentes es tan democrático como las primarias, y defendió que cualquier cambio en el modelo sería por decisión de sus compromisarios en el congreso del partido. «Otros tienen elección directa a través de primarias, pero después cambian las cerraduras», concluyó.
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