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Rajoy consolida a Santamaría, suma a Cospedal y avala al equipo económico
La era II del marianismo. Rejuvenece el Gabinete con un perfil más dialogante y con alguna sorpresa, como el cambio de portavoz
El presidente rejuvenece el gabinete y opta por la continuidad en un equipo de fieles con perfil de gestión ►La vicepresidenta consolida su poder, mantiene el CNI y será la pieza clave en la negociación con Cataluña ►El equipo económico se mantiene: De Guindos suma Industria pero no es vicepresidente y Montoro se salva ►Cospedal entra en Defensa y Méndez de Vigo se convierte en la sorpresa al ser el nuevo portavoz del Gobierno
Mariano Rajoy ha optado por un Gobierno más rejuvenecido, con una renovación limitada, con un perfil algo más dialogante, y en el que se quita algunos de los problemas que arrastraba de la Legislatura anterior. Un equipo previsible a medias, ya que hay alguna sorpresa, por ejemplo, en la portavocía, pero sin golpes de efecto que chocarían con su discurso y su proceder habitual. Seis caras nuevas, pero conservador en sus pilares con respecto a la Legislatura de la mayoría absoluta. Todo el poder político queda en manos de Soraya Sáenz de Santamaría, que sigue como vicepresidenta y ministra de Presidencia, además de para las Administraciones Públicas. En la práctica, será la mano derecha de Rajoy en la dirección del Ejecutivo, en la negociación parlamentaria y con las comunidades autónomas, incluida Cataluña. Los movimientos de piezas dan a esta Vicepresidencia aires de sucesión, ya que el líder del PP le despeja posibles obstáculos. Ana Pastor se queda en el Congreso, peleándose con los grupos, pero en un terreno menos político, y Alberto Núñez Feijóo se debe a sus obligaciones autonómicas como recién elegido nuevo presidente de la Xunta.
Uno de los debates sobre la estructura del anterior Gobierno ha afectado a la portavocía del Ejecutivo, y Rajoy opta por reforzar a su vicepresidenta políticamente, sin la obligación de ser la cara del Gobierno. El cargo de portavoz es una función dentro del Gabinete, no una cartera ministerial. Y para esta nueva etapa el presidente del Gobierno deja esta responsabilidad en manos de otro dirigente de su máxima confianza, amigo personal, en Íñigo Méndez de Vigo, que conserva además su cartera como ministro de Educación, Cultura y Deporte. Sáenz de Santamaría está bien vista como interlocutora tanto en el PSOE como en Ciudadanos, y llevaba ya, además, el peso del diálogo con la Generalitat. En la anterior legislatura hubo quienes desde dentro del Gobierno o del PP enmendaron que la portavocía no se ejerciera con más dureza, pero Rajoy no ha elegido precisamente a un «duro» para sustituir a la vicepresidenta. Al contrario, a alguien con el mismo perfil moderado y sosegado que representa Sáenz de Santamaría. La cartera de Administraciones Públicas convierte además a la vicepresidenta en referente territorial, con retos inmediatos y claves para la nueva etapa como la negociación del nuevo modelo de financiación autonómica. Esta responsabilidad la había ejercido en el anterior mandato el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro. Sáenz de Santamaría conserva, asimismo, el control de los servicios de inteligencia.
Rajoy opta por ser conservador en el área económica. Luis de Guindos en Economía y Montoro en Hacienda, la pugna por la vicepresidencia económica la deja en equilibrio para no alimentar aún más las diferencias que ya existen entre los dos. Guindos, que amagó con dejar la política para volver a la actividad privada, gana la cartera de Industria, que en la pasada Legislatura ocupó José Manuel Soria. Soria tuvo que dimitir por su relación con paraísos fiscales. Y ese ministerio se divide en dos, Industria que queda en manos de De Guindos, y Energía, Turismo y Agenda Digital, que pasa a Álvaro Nadal. Para este último es el premio por los servicios prestados en la Oficina Económica. Nadal es una persona de máxima confianza del presidente, pero también está en la órbita de la vicepresidenta. Igual que Montoro o que Fátima Báñez, que se mantiene como ministra de Empleo y Seguridad Social.
Montoro se queda con Hacienda. Es decir, seguirá siendo el dueño del control de las cuentas públicas, de la estabilidad y de la política impositiva. Cuestiones clave para Rajoy y sobre las que no quiere sorpresas, sino continuidad con respecto a su primer mandato. Ahora bien, el titular de Hacienda está «quemado» como interlocutor ante la oposición y con las comunidades autónomas, un desgaste acumulado por la difícil gestión de la crisis económica. Y su perfil político, al que ha había ido renunciando en los últimos meses, se rebaja oficialmente para que en su lugar ponga la cara la vicepresidenta. Es un dúo que funcionará bien porque tienen una estrecha relación personal y de confianza. De las incorporaciones, el premio de consolación es para María Dolores de Cospedal. Aparentemente Defensa, de la que sale Pedro Morenés, es una cartera fuerte, pero supone dejarla sin ningún peso político y está obligada a renunciar a la Secretaría General del PP. Es un puesto de Estado y es incompatible con obligaciones partidistas.
De Interior sale Jorge Fernández para ser sustituido por Juan Ignacio Zoido, ex alcalde de Sevilla. Cuota andaluza, juez, fue delegado del Gobierno y «es sensato», apuntan en Moncloa ante la sorpresa por su entrada en el Gabinete. Rajoy tira de nombres que no estaban en las «quinielas» para ocupar el resto de vacantes. En Fomento, el ex alcalde de Santander, Íñigo Méndez de Vigo, es ingeniero y es de Rajoy, pero también le colocan en el círculo de Sáenz de Santamaría. Dolors Montserrat entra en Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Igual que Báñez, tiene buena relación con Ciudadanos. Y Rajoy prescinde de José Manuel García Margallo en Exteriores y da entrada a Alfonso Dastis, que ya participó en el Gabinete de Aznar. Es un técnico frente a la posición política, yendo contra el discurso oficial, de Margallo, y sin borradores de Constitución en el cajón de su despacho ni inquinas personales contra la vicepresidenta.
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Esta es la composición del nuevo Gobierno
Vicepresidencia, Ministerio de la Presidencia y para las Administraciones Territoriales
Soraya Sáenz de Santamaría
Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación
Alfonso Dastis Quecedo
Ministerio de Justicia
Rafael Catalá
Ministerio de Defensa
María Dolores de Cospedal
Ministerio de Hacienda y Función Pública
Cristóbal Montoro
Ministerio del Interior
Juan Ignacio Zoido Álvarez
Ministerio de Fomento
Íñigo de la Serna Hernáiz
Ministerio de Educación Cultura, Deporte y Portavoz del Gobierno
Íñigo Méndez de Vigo
Ministerio de Empleo y Seguridad Social
Fátima Báñez García
Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital
Álvaro Nadal Belda
Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente
Isabel García Tejerina
Ministerio de Economía, Industria y Competitividad
Luis de Guindos Jurado
Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad
Dolors Montserrat Monstserrat
En un equipo que en sus pilares y en su estructrura predomina la continuidad, del Gabinete salen tres de los ministros más veteranos. El hasta ahora responsable de Defensa, Pedro Morenés, que ya había cubierto una larga etapa en la Administración Pública con José María Aznar como secretario de Estado y con Rajoy como ministro. Jorge Fernández deja Interior con el mal sabor de la reprobación del Parlamento, pero manteniendo la confianza y la estrecha relación con el presidente del Gobierno. Y José Manuel García Margallo abandona Exteriores después de que sus salidas de tono en privado y en público, que también llegaron a oídos de Rajoy, le desgastaran internamente. «Rajoy quiere bomberos a su lado, no pirómanos», comentaban anoche en Moncloa.
- Misma economía
Con Guindos y Montoro el presidente confirma su apuesta por la continuidad en la política económica.
- Elimina problemas
Margallo es sustituido por un técnico. Sin pretensiones políticas ni borradores de Constitución en el cajón.
- Neutraliza a Cospedal
Defensa, sin el CNI, es «un premio de consolación», que la neutraliza políticamente, dicen en el PP.
- Guiños a Ciudadanos
En la interlocución. Con Sáenz de Santamaría, Báñez o incluso con Dolors Montserrat.
- Nuevos ajustes
La composición del Ejecutivo obliga a hacer ajustes en el partido y en el grupo parlamentario.
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