Elecciones autonómicas
Rajoy no prevé cambiar la cúpula del partido hasta las elecciones generales
El resultado de las elecciones andaluzas y los nervios por las autonómicas y municipales han colocado un amplificador sobre la división, substanciada en la propia dirección del partido, con la que viene conviviendo el PP en esta legislatura. En el Partido Popular está generalizada la idea de que la organización del equipo que lleva las riendas en Génova no funciona. Y muchos miran hacia la Secretaría General.
Ante estas críticas internas que apuntan directamente contra la labor de la secretaria general, María Dolores de Cospedal, que no son nuevas, pero sí más intensas en las últimas semanas, la reacción de su entorno ha sido azuzar el enfrentamiento con movimientos de puertas adentro y con declaraciones públicas que señalan contra la Vicepresidenta y contra la dirección del PP andaluz, con la «mira» puesta en el vicesecretario de Política Autonómica y Local, Javier Arenas. Ni desde Moncloa ni desde Andalucía contestarán en público a los dardos que les llegan desde Castilla-La Mancha. Pero el problema está ahí, y es una dificultad añadida a la que ya se enfrentan Mariano Rajoy y el Partido Popular ante las elecciones que se celebrarán a finales de mayo.
En el partido sostienen que esta espiral es consecuencia de la falta de autoridad interna, y que si Cospedal no la tiene, Rajoy debería haber tomado medidas. Es un hecho que al presidente del Gobierno no le gustan los conflictos domésticos y que tampoco le gusta hacer cambios en su equipo, salvo que no le quede otro remedio. Es más partidario de dejar que el tiempo pase y esperar a ver hacia dónde se decanta la situación. Pero ayer empezaron incluso a circular filtraciones sobre una posible salida intempestiva de Cospedal de la Secretaría General.
En el entorno de Mariano Rajoy niegan que su intención sea dar un «golpe» en el actual equipo directivo. El presidente no cree que el problema se arregle con un cambio drástico en la dirección de Génova a semanas de unas elecciones autonómicas y municipales. En un contexto sin una crisis extrema, la dirección del PP cambiará en el Congreso que celebrarán después de las generales. Cambiará la Secretaría General y parte del equipo directivo para ajustar el partido a la nueva coyuntura, la victoria que esperan o la derrota. «Los cambios había que haberlos hecho antes si las cosas no funcionaban. A estas alturas, enredarnos en debates internos sólo sirve para agrandar la crisis y darle más baza al adversario», sentencia un alto cargo del Ejecutivo.
El problema está en que desde dentro están dando pábulo a la imagen de división, en lo que parece una «guerra» en la que algunos han decidido librarla por su cuenta a costa de perjudicar al conjunto, y ahí está el ejemplo de la estrategia por libre, y en muchas ocasiones contra Génova, con la que Esperanza Aguirre aspira ganar la Alcaldía de Madrid. Este ruido entorpece el objetivo del líder del PP de unir al partido en una movilización máxima para «aguantar» en las autonómicas y municipales. «Poco importa lo que hagamos sin una imagen de unidad y cuando el pirómano está en la propia dirección. La Secretaría General tiene como principal ocupación mantener el partido unido y no puede estar en guerras particulares», sentencia uno de los presidentes autonómicos de Mariano Rajoy.
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