La garantía de la Corona

Rajoy ofrece su colaboración para reforzar la imagen de la Institución

La Razón
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Su Majestad el Rey Don Juan Carlos mantiene sus despachos habituales con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, pese a su convalecencia de la operación de hernia discal de la que se recupera, según informaron fuentes oficiales. El presidente le ha ofrecido su ayuda y la plena colaboración de su Gobierno para reforzar la Corona y la imagen de la institución ante la situación que atraviesa. Con independencia de cómo evolucione el «caso Nóos», del difícil escenario jurídico al que se enfrenta el duque de Palma, Iñaki Urdangarín, y de en qué queda la imputación de la Infanta Cristina, el Rey ha ido en estos meses dando pasos para contener el desgaste y salvar a la institución de la crisis que la afecta. Es en estas conversaciones donde se han tomado decisiones como, por ejemplo, la de corregir la idea inicial de dejar a la Monarquía al margen del control de la Ley de Transparencia y Buen Gobierno.

El Rey es consciente de que la situación obliga a asumir decisiones que hasta ahora no estaban encima de la mesa y que su responsabilidad es proteger a la Corona de la crisis provocada por el «caso Nóos» y también de la campaña de deslegitimación que se está aprovechando para agitar desde círculos políticos de la izquierda. De momento, en el ámbito legal y político no hay más decisión adoptada que el cambio en la Ley de Transparencia, y se advierte de que tampoco se prevén cambios importantes en el futuro. Al menos hasta que no se aclaren el horizonte penal del «caso Nóos» y la situación jurídica en la que quedan el duque de Palma y la Infanta Cristina.

Pese a las voces que desde el Gobierno han apuntado a la «enorme preocupación» por las consecuencias de la imputación de la Infanta y la situación de la Casa Real, Rajoy no sólo ha cortocircuitado en público ese debate, sino que fuentes de su entorno sostienen que observa la situación «con tranquilidad y prudencia».

Rajoy entiende que éste es un problema añadido a los que ya tiene España, pero su receta es la misma que la que aplica para los demás conflictos. «No anticiparse a los acontecimientos, dejar que maduren y actuar con mesura y cabeza», señalan las fuentes consultadas. En el PP, por ejemplo, hay un sector que ya ha empezado a admitir la idea de que si hubiera que poner en marcha un proceso de abdicación del Rey, es mejor que éste se hiciese en el marco parlamentario actual. Es decir, con una mayoría absoluta del PP y, en consecuencia, con la estabilidad institucional que esa mayoría garantiza. Dicen que dejar esta cuestión para una próxima Legislatura, y someterla al riesgo de un Parlamento más fragmentado y sin mayoría del PP, es demasiado arriesgado porque la izquierda, «sin duda, aprovecharía las circunstancias para alimentar el debate de si monarquía sí o no».

Pero el presidente del Gobierno no se plantea este debate. Cree que las cosas deben seguir su proceso sin ser forzadas, y que la decisión es, en cualquier caso, exclusiva de Don Juan Carlos, quien tampoco se plantea en estos momentos esa salida. Al contrario, el Rey es consciente de los «enredos» de algunos en pro de que deje paso al Príncipe Felipe, pero a día de hoy cree que su obligación es asumir la responsabilidad de tomar las decisiones que exijan las circunstancias.