Gobierno de España
Rajoy quiere que se vote antes del 31 para evitar una investidura a la catalana
Moncloa negocia con los grupos para que las votaciones de la investidura sean los días 28 y 30 de octubre. El candidato compartirá el primer día de debate con el resto de partidos para acortar tiempos
►Intervendrá el mismo día que el resto de grupos para acortar los plazos ►Moncloa negocia con los grupos para que las votaciones de la investidura sean los días 28 y 30 de octubre
El objetivo institucional es que dentro del escaso margen que dejan los plazos en los que se mueve el debate de investidura de Mariano Rajoy, de concretarse la abstención socialista los trámites constitucionales se puedan ajustar a un calendario estrecho sin que España parezca «una república bananera» o «sin hacernos un Artur Mas», según explicaban ayer gráficamente desde el Gobierno en funciones. Zarzuela, Moncloa y Congreso trabajan ya para tenerlo todo preparado para que si el Comité Federal aprueba la abstención, el proceso pueda ponerse en marcha respetando «unos mínimos plazos» dentro de una investidura etiquetada de «exprés».
A diferencia de lo que ocurrió en la primera investidura fallida de Rajoy, las circunstancias obligan a consensuar el calendario todo lo posible con el PSOE, además de con Ciudadanos, con quien el PP mantiene también su pacto de investidura. Rajoy no quiere polémicas sobre el formato del debate ni sobre las fechas, y está dispuesto a volver a la tradición y renunciar a hablar él solo el primer día de investidura. Con esa tradición rompió el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, cuando se presentó ante el Congreso para pedir su confianza tras las elecciones generales de diciembre. Y pese a las críticas que le llovieron desde las filas populares, el candidato popular hizo lo mismocuando se presentó a otra investidura que por adelantado también se sabía que no iba a prosperar.
El escenario con el que trabajan en el Palacio de la Moncloa apunta a que las votaciones podrían celebrarse los días 28 y 30 de octubre. No es un calendario cerrado, sino una hipótesis de trabajo, porque tiene que ser pactado entre los grupos en el marco del debate parlamentario y con la intervención de la Presidencia del Congreso. En cualquier caso, el esquema que manejan, «para vestir los trámites institucionales lo mejor posible», prevé que tras la ronda de consultas del Monarca, el 24 y el 25, se convoque un Pleno de investidura con tiempo para que los diputados que vienen de fuera de Madrid puedan asistir con normalidad. Estaríamos hablando, como posibilidad, del día 27, de tal manera que en esa primera jornada se produjesen las intervenciones de Rajoy y de los portavoces que diese tiempo dentro del reparto que establece el Reglamento, para continuar el día 28 y que la primera votación se celebrase en una hora «razonable». «Hay que cuidar la imagen de normalidad dentro de la excepcionalidad, no irnos a una investidura nocturna», argumentan fuentes parlamentarias. Esa votación podría celebrarse a la hora de comer, y como Rajoy la perdería, al no tener mayoría absoluta, se repetiría el domingo, justo a la misma hora. En Moncloa apuntan, por tanto, al 28 y al 30 como posibles fechas de las votaciones, pero será la presidenta del Congreso, Ana Pastor, la que fije la fecha definitiva después de cumplir con el trámite de hablar con todos los grupos. La segunda votación será seguro el fin de semana, el sábado, de adelantarse un día el arranque del Pleno del Congreso, es decir, al 26. Este calendario permitiría que el acto de jura ante el Rey como presidente del Gobierno tuviera lugar el lunes 31, o incluso el miércoles, en función de la agenda de Felipe VI, ya que el martes es festivo. Y de ahí se iría a la toma de posesión de los ministros, que podría ser el jueves 3, para que Rajoy pudiese celebrar el primer Consejo de Ministros el viernes día 4 de noviembre.
Antes de que se cumplan todos estos pasos que llevarían a la formación de un nuevo Ejecutivo, el Gobierno en funciones tiene que aprobar la prórroga de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) este viernes y presentar, además, en Bruselas la nueva senda de déficit. La exigencia era que esa lista de ajustes estuviera lista para antes del 15 de octubre. Por cierto, en paralelo a la organización de la sesión de investidura en las filas populares siguen apelando a la prudencia ante la crisis interna socialista. La posición de la nueva dirección del PSOE está clara en Moncloa, pero esto no apaga del todo el temor a que la división acabe realmente en una ruptura del partido. «El Comité Federal tiene que celebrarse, y los mismos que llevan diez meses atados a la consigna del «no es no» tienen ahora que rectificarse a sí mismos. Hay que esperar a que voten», advierten. En el supuesto de que esa abstención no se confirmase en el Comité Federal, entrarían en juego otras variables. «Rajoy ya dijo que no iría a otra investidura sin tener los apoyos», recuerdan fuentes populares. Es decir, que sin garantías de sacar adelante la votación, el presidente del Gobierno en funciones le trasladaría al Jefe del Estado que no está en condiciones de conseguir el apoyo de la Cámara.
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