Política

El desafío independentista

Rajoy ratificará por escrito a Mas que no negociará una consulta

Al margen de la reunión del 29, responderá a la misiva del líder de CiU tras la Diada. Detallará jurídicamente su «no» a disfrazar las preguntas sobre el derecho a decidir

La Razón
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Responderá a la misiva enviada en julio por el presidente catalán y le argumentará jurídicamente su negativa a negociar el referéndum

Desde el nacionalismo, y desde otros sectores de la izquierda, están empezado a hacer circular el mensaje de que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha aceptado supuestamente abrir su negociación secreta con el presidente de la Generalitat, Artur Mas, a encontrar una fórmula para articular algún tipo de consulta que permitiese a Mas salvar la cara en su arriesgada apuesta por el «derecho a decidir».

El carácter reservado de esta negociación crea sin duda dificultades al Gobierno a la hora de explicar con claridad a la opinión pública cuál es su posición y qué está negociando con el líder convergente. Y de esto son muy conscientes en Moncloa.

Estas dificultades aumentan cuando desde la otra parte buscan a la desesperada sobrevivir a base de mantener vivos mensajes contradictorios. Y, como ocurrió ayer, se lanzan proclamas como la de que no renunciarán al ejercicio del «derecho a decidir» a cambio de una mejora de la financiación o de cualquier otro planteamiento.

En vísperas de la Diada Mas utilizó como «mamporrero» al secretario de Organización de CDC, Josep Rull. «La decisión que hemos tomado no tiene marcha atrás. No renunciaremos al derecho a decidir» a cambio de cualquier otro planteamiento, como una mejora de la financiación o lo que sea», sostuvo, corrigiendo en parte lo que ha dicho estos días su jefe de filas. Ayer apostó a favor de que la consulta se sustente en una sola pregunta y que si no se puede celebrar, el camino alternativo sea que el Parlamento catalán declare la independencia tras unas elecciones plebiscitarias.

En paralelo, oficialmente Moncloa guarda silencio en coherencia con la estrategia personal de Rajoy de no contestar a los desafíos dialécticos de CiU y actuar sólo en el ámbito judicial ante las decisiones que superen la Constitución. Pero fuentes solventes confirmaron a este diario que Rajoy «pondrá las cosas en su sitio» en la respuesta por escrito a la carta que le remitió Artur Mas a finales de julio.

Las conversaciones privadas, y la última reunión secreta del pasado día 29, no quitan para que el jefe del Ejecutivo mantenga su intención de dar cumplida respuesta a esta misiva, que Mas acompañó de un denso informe jurídico elaborado por el Consejo Asesor de la Transición Nacional.

Solemnemente, por escrito, Rajoy ratificará en su respuesta que no negociará ninguna consulta ni tampoco aceptará disfrazarla con preguntas «fabricadas» para que Mas pueda coger oxígeno. Reiterará dónde están los límites, en el cumplimiento estricto de la legalidad. Y recordará al presidente de la Generalitat las razones jurídicas que le niegan potestad para celebrar cualquier tipo de consulta sobre el «derecho a decidir». En varias ocasiones Rajoy ha alegado que no tiene legitimidad para dar esa autorización ya que al plantear una reforma constitucional, la única salida legal es enviar a las Cortes Generales un proyecto de modificación y someterse al veredicto de la soberanía nacional. En materia de modelo de Estado, ésta es la «única» salida que podemos ofrecerle a Mas, explican en su entorno.

En cuanto a la posibilidad de desviar el debate a la negociación de otra reforma del Estatuto catalán, otra posibilidad que también ha empezado a circular, el Gobierno recuerda que el PP ya se opuso al actual Estatut y lo recurrió ante el Constitucional por entender que excedía los límites de la Carta Magna. «Esto reduce notablemente el margen para llegar a acuerdos» –explican– sobre un marco estatutario que exceda de nuevo los límites que ha marcado el TC en su respuesta a los recursos que en su día se plantearon contra el Estatut que impulsó el tripartito y el Gobierno de Zapatero.

En la carta que a finales de julio Mas remitió a Rajoy el líder nacionalista echaba precisamente en cara al Gobierno central el hecho de que el TC hubiese diluido en su pronunciamiento, y anulado, «la voluntad democrática de los catalanes expresada en las urnas». Mas sostenía que se dan las «condiciones favorables para plantear la celebración de una consulta en Cataluña: amplio apoyo ciudadano y parlamentario, voluntad de diálogo y negociación y existencia de vías legales para llevarla a cabo». Y su elemento de presión para poner en marcha esta negociación era el supuesto «amplio apoyo» del que goza el Pacto Nacional por el Derecho a Decidir «entre instituciones, agentes económicos y sociales, y sociedad civil en toda Cataluña». En su respuesta Rajoy reiterará su voluntad de diálogo, consenso y cooperación con la Generalitat catalana, pero dentro del marco legal. Será una respuesta «conciliadora», pero «tajante» en lo que afecta al «delirio soberanista». En el Gobierno creen que Mas sigue dando pasos en falso porque su situación es «prácticamente imposible». Pero también confían en que se está dando cuenta de que tiene que rectificar. «Pese a que estos días, con la efervescencia nacionalista de la Diada, esté haciendo piruetas en el alambre», precisan.

Por su parte, ERC restó ayer importancia a los contactos entre el Gobierno de Rajoy y la Generalitat en torno a la consulta soberanista y urgió a Rajoy a responder a la carta que le envió Mas sin «demora» y con «claridad».