Asesinato de Isabel Carrasco
Raquel Gago ocultó a su hermana que había visto a Triana tras el crimen
Beatriz Gago ha abierto hoy el turno de declaraciones en el juicio que se celebra en la Audiencia de León.
Beatriz Gago, hermana de la policía local Raquel Gago, una de las acusadas por el asesinato de la presidenta de la Diputación de León Isabel Carrasco, ha afirmado hoy le ocultó en un primer momento que había visto a su amiga Triana Martínez minutos después del crimen.
Beatriz Gago ha abierto hoy el turno de declaraciones en el juicio que se celebra en la Audiencia de León por este crimen, ocurrido el 12 de mayo de 2014, por el que también están acusadas Montserrat González, autora confesa del asesinato, y su hija, Triana Martínez, amiga de la policía local.
Raquel Gago y Triana Martínez declararon ante el tribunal que se encontraron casualmente en la calle Lucas de Tuy minutos después del crimen, momento que la segunda aprovechó para introducir en el coche de su amiga un bolso que contenía el arma homicida, supuestamente sin que se diese cuenta.
La policía local explicó que no se percató de la presencia del bolso hasta el día siguiente, de ahí que tardará casi 30 horas en entregar el arma en Comisaría.
Sobre por qué no dijo a nadie que había visto a Triana Martínez minutos después del crimen, la agente ha reiterado en numerosas ocasiones que no tiene una explicación. "Fue lo que hice en ese momento y no sé por qué reaccioné así", afirmó sobre este asunto.
Su hermana ha relatado hoy que Raquel se percató de la presencia del bolso en el interior de su coche al día siguiente cuando trataban de meter en el vehículo una bicicleta para llevarla a reparar.
"El bolso estaba detrás del asiento del conductor y al verlo mi hermana se puso muy nerviosa y con voz entrecortada sin casi poder respirar empezó a repetir 'esto no tenía que estar aquí, esto no tenía que estar aquí'", ha rememorado Beatriz Gago.
También ha manifestado que Raquel estaba muy preocupada por la reacción de su padre cuando se enterara de lo sucedido porque sufre una afección cardíaca. "Esto se va a llenar de policías y a papá le va a dar un infarto", ha recordado Beatriz Gago que dijo su hermana.
Fue en ese momento cuando Raquel le dijo a su hermana que había visto a Triana, supuestamente de forma casual, minutos después del crimen y que su amiga debía haberle metido el bolso con el arma en su coche sin que se diese cuenta.
Al hallar el arma, Raquel llamó a un amigo suyo policía nacional de nombre Nacho, que sabían que participaba en la investigación porque le habían visto por televisión.
Este agente se presentó en el lugar, fue quien la acompañó a Comisaría para entregar el arma y también asistió al posterior registro del coche y la casa de Raquel Gago.
Beatriz Gago ha afirmado que tanto ella como su hermana estaban "alucinadas"cuando se enteraron de la detención de Triana Martínez y de su madre como supuestas autores del crimen y que no se lo podían creer.
"Raquel, aunque siguió con su vida normal, estaba como ida", ha recalcado la testigo, que ha afirmado que su hermana no es una policía vocacional, pero que sacó la oposición antes que la de magisterio que preparaba al mismo tiempo.
Tras entregar el arma en Comisaría y prestar declaración, Raquel Gago quedó en libertad, aunque dos días después la jueza que instruyó el casi, Sonia González, la envió a prisión el considerar que había numerosas evidencias de su implicación en el crimen y, tras ocho meses en la cárcel, quedó en libertad provisional hace poco más de un año.
La jueza entendió que el encuentro entre Raquel y Triana minutos después del crimen no fue casual.
Nada más producirse el tiroteo que acabó con la vida de Isabel Carrasco y un par de minutos antes de encontrase en la calle Lucas de Tuy Triana llamó a Raquel por teléfono durante 17 segundos aunque no llegaron a hablar.
Además, ese día Raquel Gago había tomado café con las otras dos acusadas en casa de Triana.
Tanto la jueza instructora como al fiscalía entienden que se trata de demasiadas casualidades por lo que Raquel Gago se enfrenta a una pena de 23 años de prisión al igual que las otras dos acusadas.
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