El Rey abdica
Un momento histórico
Artículo de Jesús Posada, presidente del Congreso
Dentro de pocos días culminará, con la formalización de su abdicación, una etapa de casi 39 años de reinado de Su Majestad Don Juan Carlos I. Aunque tiempo habrá para abordar análisis más completos y valorar con la necesaria perspectiva el papel histórico del Rey, pienso que una profunda deuda de gratitud nos obliga, en estos momentos, a dar testimonio de su servicio a España y de su extraordinaria contribución al desarrollo y a la prosperidad de nuestro país.
Don Juan Carlos, estoy seguro de que pasará a la Historia de España por haber sido el principal impulsor de la instauración de un sistema democrático tras cuarenta años de dictadura. Su altura de miras y su visión de futuro le hicieron percibir que España precisaba un cambio político que nos homologase con los países de nuestro entorno, y supo guiar ese proceso con la prudencia, apertura y generosidad necesarias para que pudiese realizarse de forma pacífica.
Contó para ello con la valiosa colaboración de estadistas excepcionales, entre ellos Adolfo Suárez y Torcuato Fernández Miranda, y a todos supo colocarles en las mejores posiciones del tablero, en los sitios en los que sabía que prestarían un mejor rendimiento al servicio del interés general. Y tuvo la firmeza necesaria para defender la democracia cuando se encontró más amenazada: todos conocemos su decisiva intervención en la noche del 23 de febrero, cuando el Gobierno y el Parlamento se encontraban secuestrados, y su mensaje televisado a los españoles, que nos dio la seguridad definitiva –yo lo recuerdo muy bien, pues era en esos momentos gobernador civil de Huelva- del fracaso de la intentona golpista. La aportación del Rey Juan Carlos I ha sido también decisiva para la proyección exterior de España y para que nuestro país haya podido ocupar un papel relevante en el escenario internacional. Los Reyes han sido nuestra mejor imagen exterior, y su prestigio personal ha abierto puertas a nuestro empresariado, ha impulsado el fortalecimiento de las relaciones políticas y económicas con un gran número de países y ha contribuido a evitar situaciones de conflicto o de distanciamiento.
Creo que, en este contexto, es oportuno mencionar especialmente las buenas relaciones del Rey de España con la Monarquía de Marruecos, así como el impulso personal dado por el Rey a la Comunidad Iberoamericana de Naciones. Asimismo, todos recordamos algún episodio en el que el Rey no tuvo reparo alguno en realizar una firme y enérgica defensa de España y de sus Gobiernos cuando fueron atacados de forma injusta. Y, en el plano interno, el Rey ha sido un factor decisivo de cohesión. Ha estado abierto a todos y ha recibido a españoles de todas las tendencias ideológicas, religiosas o culturales. Ha mostrado siempre su cercanía a los ciudadanos que atravesaban momentos de sufrimiento, acercándose a aquellos lugares de nuestro país en que se producían catástrofes naturales o accidentes graves de cualquier género.
En estos días, un comentario que he escuchado en varios medios de comunicación –muchas veces en boca de ciudadanos anónimos– es que «la Monarquía es lo único que todos los españoles tenemos en común». Y es que, efectivamente, creo que los Reyes Don Juan Carlos y Doña Sofía han sabido ganarse el afecto de su pueblo y han sido un punto de encuentro para todos.
Dentro de nada viviremos un momento histórico: la primera sucesión a la Corona en el seno del sistema constitucional que los españoles nos dimos en 1978. Pienso que la normalidad con que va a producirse este acontecimiento demuestra la solidez y la estabilidad de nuestro marco de convivencia, y va a fortalecer todavía más nuestras instituciones democráticas.
Comenzará entonces el reinado de Felipe VI. Una gran persona que lleva toda la vida preparándose para este momento, que ha completado con nota su formación académica y profesional y que –particularmente desde que juró la Constitución ante las Cortes Generales al alcanzar la mayoría de edad– ha ido adquiriendo progresivamente mayores responsabilidades como Príncipe heredero, que le han llevado a estar presente en numerosos acontecimientos nacionales e internacionales. Además, ha contado siempre con el valioso ejemplo de su padre, del que ha sido testigo privilegiado.
Por éstas y muchas más razones, estoy completamente seguro de que Felipe VI estará plenamente a la altura de sus responsabilidades. Junto a la Reina Doña Letizia sabrá liderar una monarquía moderna y ganarse todavía más si cabe el cariño de la inmensa mayoría de los españoles. Parafraseando a Don Juan Carlos I en su primer mensaje a los españoles, y más recientemente a Don Felipe, ganaremos el futuro si permanecemos unidos. Desde este mismo momento, les expreso mi profunda lealtad, sinceridad y colaboración, así como mis mayores deseos de éxito para abordar los importantes retos que España tiene planteados en estos momentos.
Jesús Posada
Presidente del Congreso
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