Elecciones generales

Sánchez, a la tercera fue la vencida

Legitima su liderazgo con 7,4 millones de votos y la gestión de la crisis en Cataluña no le pasa factura.

Sánchez, a la tercera fue la vencida
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Legitima su liderazgo con 7,4 millones de votos y la gestión de la crisis en Cataluña no le pasa factura.

Pedro Sánchez está oficialmente en funciones. La apertura de las urnas y el escrutinio de los votos imbuye a España en un etapa de interinidad que deberá resolverse a través de pactos postelectorales, que no se estiman hasta después de las elecciones autonómicas municipales y europeas del 26 de mayo. El líder socialista concurría por tercera vez como candidato a la Presidencia del Gobierno y a la tercera fue la vencida. El PSOE no solo ha ganado las elecciones con 7,4 millones de votos, sino que tiene en su mano revalidar el gobierno. El secretario general del PSOE que ha probado la hiel de la política, saborea ahora las mieles del éxito en las urnas. Un triunfo que le permite legitimarse como jefe del Ejecutivo después de que durante los últimos diez meses, Ciudadanos y el PP cuestionaran abiertamente su acceso al poder a través de una moción de censura.

Sánchez no solo legitima su figura, sino su gestión en La Moncloa. En concreto, la que ha hecho de la situación de Cataluña, donde el PSC ha subido cinco escaños y hasta siete puntos. Esto es, ni el diálogo con la Generalitat ni los pactos con los independentistas para llegar y mantenerse en el poder le han pasado factura al PSOE, a pesar de que este fue el principal argumento que la oposición enarboló contra él. Precisamente en esta comunidad es donde la movilización se tornó más decisiva, una participación masiva para frenar a Vox y que ha dado una amplia victoria a ERC que crece seis escaños. Ahora, Sánchez tiene la opción de no hacer depender la gobernabilidad en los partidos soberanistas, un compromiso que suscribió en campaña y que agotaría la vía de desgaste desde la derecha.

La legitimidad que bebe del voto directo de los españoles, dos millones de electores más, en las urnas sirve también para apuntalar un liderazgo sin discusión en el PSOE. Aunque Sánchez hubiera perdido los comicios, el fracaso no hubiera tenido apenas consecuencias dado su férreo control del partido. El hecho de que las elecciones generales se hayan celebrado antes de las autonómicas y municipales dejaba poco margen de maniobra a los barones críticos, que –por otro lado– se han alineado con Sánchez en campaña. Si el presidente hubiera ganado, sin posibilidad de gobernar, ningún líder territorial -en capilla electoral para el 26-M- se adelantaría a exigir responsabilidades, pues la situación de algunos de ellos puede reproducir el escenario nacional. Ahora son estos líderes, otrora críticos, quienes tendrán que salvar los muebles dentro de un mes.

Desde el entorno del presidente del Gobierno se felicitan de los resultados de adelantar las elecciones. Un movimiento que consideran trascendental para haber logrado una victoria que el partido no vivía desde 2008 y que no se ha debido, en ningún caso, a la campaña electoral que el candidato ha desplegado para estos comicios.

Sánchez ha ganado en todas las comunidades excepto en Cataluña, País Vasco, Navarra y la ciudad autónoma de Melilla. El futuro que se abre ahora en el partido es de cierta estabilidad, después de años de inestabilidad interna y externa que llevó al PSOE a registrar su peor resultado histórico en 2016 con 84 diputados. En este exiguo grupo parlamentario ha basado Sánchez la épica de su forma de hacer gobierno. Ahora que ha incrementado en 38 escaños su bancada, se respira cierta tranquilidad y optimismo en la sede federal de Ferraz que hace tres años vio como el líder socialista presentaba su dimisión tras el traumático Comité Federal del 1 de octubre.