Cataluña

Sánchez, ante Homs y Junqueras: «A la desesperada y casi arrastrándose»

La negociación de la abstención de los soberanistas se gestó tras la visita del líder del PSOE a Puigdemont y la encabezaron Antonio Hernando y Meritxell Batet en el Congreso

El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont (d), y el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, al inicio de su primera reunión en el Palau de la Generalitat, el pasado 15 de marzo
El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont (d), y el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, al inicio de su primera reunión en el Palau de la Generalitat, el pasado 15 de marzolarazon

La negociación de la abstención de los soberanistas se gestó tras la visita del líder del PSOE a Puigdemont y la encabezaron Antonio Hernando y Meritxell Batet en el Congreso

Hubo negociación y hasta súplicas. A pesar de las negativas del PSOE, dirigentes de Convergència y Esquerra Republicana recibieron la oferta de Pedro Sánchez para lograr su abstención en un debate de investidura. «A la desesperada y casi arrastrándose», según estas fuentes. Los contactos, desvelados por el portavoz convergente de Democracia y Libertad en el Congreso, Francesc Homs, han causado un fuerte malestar en barones socialistas como Susana Díaz, Javier Fernández o Guillermo Fernández Vara, por considerar que vulneran claramente el acuerdo del Comité Federal. «No todo vale», dicen en el entorno de la presidenta andaluza y otros líderes territoriales. Tanto Convergència como ERC tenían claras sus exigencias: el referéndum soberanista y la ruptura total con Albert Rivera. Sus interlocutores, Homs y Junqueras, rechazaron las propuestas de Sánchez por «difusas, inconcretas y ambiguas».

La reunión con Oriol Junqueras fue hace semanas en Barcelona, solicitada por Sánchez a espaldas de su partido y ni siquiera en el PSC lo sabían. En este juego desesperado del secretario general del PSOE por lograr una investidura contra todo y contra todos, ERC nada tenía que perder. Por ello, el líder de ERC aceptó el encuentro a instancias de un intermediario, el concejal republicano en el Ayuntamiento de Barcelona Alfred Bosch, que fue diputado en el Congreso y aún mantiene buenos contactos en Madrid. Fuentes de ERC aseguran que sí se habló de la investidura y que Sánchez ofertó «una consulta emboscada», dentro de su anunciada reforma de la Constitución. Según las mismas fuentes, Junqueras fue muy tajante en la conversación y le lanzó un ultimátum: la consulta soberanista y la ruptura del pacto con Ciudadanos.

Las conversaciones con Francesc Homs se celebraron en el Congreso tras la visita que Sánchez le hizo al presidente de La Generalitat. «De eso habla con Homs», le espetó Carles Puigdemont cuando el aspirante socialista le habló de la investidura. Las iniciaron el portavoz socialista, Antonio Hernando, y la catalana Meritxel Batet. «Se me insinuaron con fervor», asegura el convergente, que participó en los encuentros con el veterano diputado Carles Campuzano. Ambos son partidarios de expulsar a Rajoy de La Moncloa, pero sus exigencias eran las mismas que ERC. O sea, referéndum y fuera el partido de Rivera de cualquier pacto. «Con esto te hacemos presidente mañana», le dijeron los convergentes a Sánchez. Pero la sombra del Comité Federal planeaba con fuerza y las amenazas de los diputados andaluces, los más numerosos del grupo socialista, le frenaron. «O nuestra abstención, o la división de su partido». El dilema era muy grande para los socialistas.

Homs y Junqueras quedaron muy sorprendidos con la petición de Sánchez, toda vez que había dado firmeza y solemnidad públicas a su acuerdo con Ciudadanos. «Éste va a por todas y no tiene lealtades», dicen en el entorno de Junqueras tras el encuentro que molestó bastante a Puigdemont, al enterarse por la prensa. Y a los propios socialistas catalanes, que les pilló en babia. «Pedro se ha pasado» aseguran destacados barones del PSOE bastante hartos de la conducta de Sánchez. «Ni líneas rojas ni moradas, sólo quiere el sillón de presidente aunque sea por un día», opinan muchos diputados socialistas, críticos con el encuentro.

Según fuentes de Convergència y ERC, las conversaciones fueron cordiales pero inconcretas. El líder socialista «se volcó en atacar a Rajoy» y esbozar toda estrategia posible para desalojarle de La Moncloa. Su oferta fue una reforma constitucional que, bajo el paraguas de un Estado federal, encubra una consulta en Cataluña. El llamado «referéndum emboscado» que denuncia reiteradamente el PP y que rompe todos los acuerdos del propio Comité Federal del PSOE. «Esta vez se ha pasado», afirman en el entorno de la presidenta andaluza, y de otros líderes territoriales. La desconfianza hacia Sánchez crece cada día y son muchos quienes piensan que ha llegado la hora de pararle en seco. «O le frenamos, o se carga el partido», dice un veterano dirigente muy próximo a la lideresa de Andalucía.

Los contactos con los independentistas provocaron gran malestar, hasta el punto de que el ex presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, soltó los nombres de Eduardo Madina y Carme Chacón como rivales de Sánchez en una primarias. Madina ya perdió una vez frente al actual secretario general, al igual que le pasó a Chacón frente a Rubalcaba. Ambos son de confianza de Zapatero y miembros del Comité Federal, si bien Madina fue defenestrado como diputado y sólo la catalana mantiene su escaño en el Congreso. En Ferraz dicen no preocuparles este posible asalto, toda vez que consideran sin grandes apoyos al vasco Madina y Chacón es muy contestada dentro del PSC, donde un sector incluso la rechaza como candidata en unas futuras elecciones generales.

En cuanto a la presidenta andaluza, en su entorno aseguran que espera su momento. A todos cuantos han ido a verla a San Telmo les ha dicho que no jugará en este primer asalto. Su objetivo es aguardar el resultado de Sánchez como candidato en las nuevas elecciones y, si como las encuestas vaticinan es malo, entonces dará la batalla por la secretaría general del partido. Quienes les acompañaron en la Feria de Sevilla, a dónde Sánchez se desplazó, describen la frialdad protocolaria del encuentro, así como el malestar causado por los saludos cordiales de Sánchez a la líder de Podemos en Andalucía, enfrentada permanentemente con Susana Díaz.

En Convergència y ERC insisten en que Sánchez imploró su posible abstención en una nueva investidura. «Referéndum y con Ciudadanos ni a la esquina», le dijo Junqueras. Esto levanta ampollas en Cs, sobre todo entre sus dirigentes catalanes, y confirma, lo que muchos temen: las maniobras de Sánchez para acercarse a los independentistas con tal de ser investido. Los minutos cuentan en esta última ronda contactos que el Rey inicia mañana lunes. Y aunque todos pronostican unos nuevos comicios, los críticos aún no se fían: «Un Sánchez desesperado es capaz de cualquier sorpresa».